■ Los actos ilícitos en México representan pérdidas de 10% del PIB
■ Lozoya ejemplifica todo lo que la corrupción lleva implícito: tráfico de influencias, desvío, abuso de poder, cohecho, impunidad, entre otros
La corrupción debe erradicarse en dos niveles: el sistémico y el cultural, porque la conjugación de ambos, en la historia reciente de México, ha derivado en una sociedad en la que esta problemática se ha institucionalizado, afirmó Juan del Real, durante su participación ayer en el programa radiofónico Sound Politicón
La corrupción en México es de tal grado, expuso, que representa pérdidas del 10 por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual es el resultado de décadas de impunidad en todos los niveles.
Comentó que la corrupción en el país se remonta desde la instauración del Estado mexicano en sus diferentes etapas: el autoritarismo, el caudillismo y la institucionalización de un partido hegemónico en el poder.
Detalló, entonces, que la manera en que se construyó el Estado Mexicano permitió y derivó en una institucionalización de la corrupción en todos los niveles de gobierno, pero a su vez fue algo de lo que se apropió la sociedad, a tal grado que se popularizaron frases como “el que no tranza no avanza” o “el que se mueva no sale en la foto”.
En ese sentido, señaló que el combate a la corrupción debe llevarse a cabo en un nivel institucional y sistémico, y en un nivel cultural en donde se “cambie el chip” de todos los actores políticos y sociales.
Del Real refirió que el tema de Odebrecht ilustra el problema porque es una empresa que oficializó la corrupción e incluso tenía una oficina o departamento de sobornos cuya función era buscar a gobiernos para obtener contratos.
En el programa conducido por Raymundo Cárdenas y Carlos Galaviz, se puntualizó que Lozoya ejemplifica todo lo que la corrupción lleva implícito: tráfico de influencias, desvío, abuso de poder, cohecho, impunidad, entre otros.
También expuso que gran parte de la aprobación de la sociedad respecto al gobierno de Andrés Manuel López Obrador es por su discurso contra la corrupción, por lo que tiene la oportunidad histórica de que su gobierno se plantea verdaderamente erradicarlo y hacer justicia.
Para ello, señaló que en el caso de Lozoya se debe demostrar que el móvil es la justicia y no los intereses políticos. Es decir, que “caiga quien caiga”, pero que se lleve a cabo con transparencia.
Del Real indicó que esta es una buena oportunidad para combatir la corrupción, porque antes pudo haber casos documentados de presidentes municipales o funcionarios de bajo nivel, pero no de exsecretarios o expresidentes que es más difícil de demostrar, aunado a que la Fiscalía no tiene el personal especializado y capacitado para investigar esta problemática.
Por último, expuso que en Zacatecas hay actores que han pretendido avanzar en el combate a la corrupción, pero el fenómeno cultural y sistémico que se generó en el transcurso del tiempo ha impedido que haya algún impacto y por lo tanto los esfuerzos han sido insuficientes.
