La seguridad social, que es uno de los pilares del Estado de Bienestar, se hizo depender de la condición laboral de los ciudadanos; esto es: para tener derecho a servicios de salud, créditos de vivienda o pensión, deben estar en la condición de trabajador formal. El trabajador aportaba una cierta cantidad, pero bajo la administración del Estado (entidad estable y transversal a varias generaciones) se estableció un sistema solidario de fondos de retiro donde una generación apoyaba a otra en su proceso de jubilación. Con la entrada del neoliberalismo a México, esto fue destruido. En su lugar impusieron el sistema donde cada trabajador se haga cargo de su jubilación ahorrando, y dichos ahorros administrados por la banca privada.
El resultado ha sido que los trabajadores se retiran con el 30 por ciento de su último salario y las administradoras privadas con altas ganancias. Esto es, el sistema de jubilación neoliberal sirve para fortalecer al sistema financiero y hacer pedazos al trabajador, que es prácticamente desechado al final de su vida productiva.
Ahora, el Gobierno de la República presenta una iniciativa de cuatro componentes que deberán convertirse en iniciativas de Ley para su discusión en septiembre próximo. Dichas iniciativas son producto de negociación del gobierno con el sector patronal y el sector de los trabajadores. Por parte de los patrones es el Consejo Coordinador Empresarial, y la representación de los trabajadores se le concede a Aceves Olmos, de la legendaria CTM y representante del Congreso del Trabajo. ¡Se reconoce a la CTM la representación de los trabajadores de México! (algo que por lo menos llama la atención). Esto es, el primer dato importante es el esquema de la ruta para enfrentar el problema de las pensiones: el esquema de los Pactos obrero-patronales.
La idea es que con la reforma al articulo 4° de la Constitución, la cobertura de los trabajadores que reciben pensión se pase del 34 al 82 por ciento, porque esta reforma establece la pensión de los adultos mayores. Pero la pensión de los adultos mayores es de 2,550 pesos al bimestre, esto es, 637 pesos a la quincena. ¿Eso es una pensión justa para esa población que incrementa el porcentaje de 34 a 82 por ciento? 45 pesos diarios. La segunda reforma es la Ley del IMSS que tiene 3 objetivos: incrementar las aportaciones, disminuir las semanas para tener derecho a la pensión, y el incremento mismo al monto de pensión. Los patrones a lo largo de 8 años pasaran de una aportación del 6.5 al 15 por ciento del monto aportable, lo que posibilita que la jubilación no sea del 30 por ciento del último salario, sino del 54 por ciento. Más-menos.
La reforma que es la clave para entender el acuerdo que funda el Pacto arriba mencionado: los fondos de pensiones podrán usarse en formas de inversión ‘de más riesgo y más plazo’: el ahorro obrero se usará para fundar el crédito que la banca podrá hacer a los empresarios en múltiples actividades productivas. Las tasas de interés (si es ‘más riesgo’) probablemente sean mayores. Esto último implica que los empresarios tendrán créditos gracias a los ahorros de los obreros, y la banca mayores ganancias por el esquema de crédito. Lo primero que llama la atención es el viejo dogma neoliberal que entiende el crédito y la inversión desde el ahorro, cuando se puede realizar la inversión sin necesidad de ese ahorro previo (si el esquema fuera desde el keynesianismo). Y otra cosa es que los fondos siguen siendo con administración privada. La idea de que se construya un esquema cercano al solidario y con administración pública, está ausente de esta iniciativa. Pero ‘se castiga’ a los rentistas: se pasa de costos de comisión por administrar de 0.9 a 0.7 por ciento. Lo cual resulta bueno para los rentistas que recibirán a cambio aumento de los fondos de inversión. En suma: los pactos están de regreso.
