Entusiasmo: “Inspiración divina”. “De en (dentro) y theós (Dios)”. Diccionario Etimológico de la Lengua española. Guido Gómez de Silva. Entusiasmado quien “trae a Dios dentro.”
Conocí a la Licenciada Raquel Velazco Macías (mi hermana-como le llamo), hace ya más de cincuenta años, cuando ella, proveniente de Tlaltenango, se inscribió en el primer año de preparatoria en el entonces Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas, hoy Universidad. Allí coincidimos para el bachillerato de Ciencias Sociales.
Y, vaya que era la mejor estudiante del grupo, a pesar de que teníamos otros muy buenos: Recuerdo a Guillermo Huitrado y a José Sánchez Cárdenas.
Ya en profesional el mismo Licenciado Uriel Márquez Valerio se lo reconocía, a tal grado que trabajó con él, cuando el culto y venerado maestro fue procurador General de Justicia.
Empezó su vida laboral “desde abajo”. La cultura del esfuerzo y su entusiasmo de vida fueron su única carta de recomendación.
De extracción popular, sus señores padres Don Ramón Velazco Rubio y doña Antonia Macías Jiménez en aras de apoyar a la hija con todo lo que les era posible, cambiaron su residencia de Tlaltenango a esta ciudad capital. La acompañaron aunque para ello tuvieran que comenzar. Don Ramón en su trabajo de carpintería. Tuve la oportunidad de conocerlos: todo su amor, toda su entrega por su hija. Cuál debe ser.
El pasado jueves la Comisión Permanente de la 63 Legislatura del Estado, le otorgó la Medalla al Mérito Jurídico “Tomás Torres Mercado. Narra la crónica de la “Jornada”: “quien se desempeñó durante casi 40 años al interior del Poder Judicial del Estado, como Jueza de Primera Instancia, Coordinadora de la Central de Notificaciones y Actuarios, así como magistrada. Así mismo, fue docente en la Unidad Académica de Derecho de la BUAZ, Presidenta del Izai y Presidenta del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado.” y yo agregaría: Coordinadora de la Comisión de Admisión adscripción y promoción del SPAUAZ.
Vaya desde este espacio mi reconocimiento para tan prestigiada como honorable profesionista y mi gratitud por su amistad invariable.
¡CULPABLES POR OMISIÓN!
La llegada de Andrés Manuel López Obrador al cargo de Presidente de México, legitimado con más de treinta millones de votos (el de mayor captación en la historia de nuestro país), motivó gran esperanza entre los padres de los normalistas desaparecidos, originarios de Ayotzinapa Guerrero.
El viernes siete de noviembre de 2014, el entonces Procurador General de la República, ofreció una conferencia de prensa para informar sobre los “avances” en la investigación del caso. De entrada dijo: “Hoy se cumplen 33 días desde que la fiscalía de Guerrero declinó la competencia y le turnó a la Procuraduría General de la República la investigación sobre los hechos delictivos ocurridos entre el 26 y 27 de septiembre en Iguala, Guerrero.”
Tal declaración del Procurador General, causó sorpresa entre los abogados, sabedores que las procuradurías de justicia de los estados no tienen facultades para declinar los asuntos a la competencia del Ministerio Público Federal y es este, ahora llamado fiscalía, quien al considerar que los hechos pudieran tipificar algún delito federal, aplicando el principio de atracción, se lleva el asunto a su competencia para encausarlo a los tribunales federales.
La trama de tal declaración era, según la lógica, dejar fuera de toda responsabilidad a sí mismo como Procurador General, a mandos militares y hasta al propio Presidente de la República.
En tiempo real en que los hechos ocurrían, altos mandos militares de la zona castrense de Guerrero, observaban a detalle, aunque con indiferencia criminal, la forma como policías municipales de Iguala subían con uso de fuerza a los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa a los camiones que los llevarían con rumbo desconocido hasta ahora.
Es obvio que la comandancia de la Zona Militar estaba informando en tiempo real al Secretario de Gobernación y éste al Presidente de la República Peña Nieto, sobre los acontecimientos.
La gente de distintas partes del país. Los padres de los desaparecidos pedían, clamaban a las autoridades federales que tomaran el caso en su jurisdicción. “No es de nuestra competencia “contestaban desde la Procuraduría General de la República, hasta la Secretaría de Gobernación y la Presidencia de la República.
Transcurrieron ¡siete días! Con sus largas noches en que “los indiferentes” no hicieron nada para buscar a los jóvenes, casi adolescentes. No es de nuestra competencia rumiaban, hasta que la ya casi protesta social los obligó a “asumir” su competencia: aplicar el “principio de atracción” dentro del procedimiento penal.
Sólo que habían transcurrido ¡siete largos días! Más de 178 horas en que una disposición oportuna del gobierno federal, hubiera cambiado la historia y rescatado a los jóvenes-adolescentes.
No se diga si en el preciso tiempo en que los hechos de secuestro y privación de libertad dentro de los camiones, los militares mirones hubieran intervenido en el rescate que los obligaba, pero…el hubiera no existe.
Las conductas delictivas se dan por acción o por omisión. El artículo 225 fracción III del Código Penal Federal establece que el delito de Abuso de Autoridad lo comete “el servidor público, cuando indebidamente retarde o niegue a los particulares la protección o servicio que tenga obligación de otorgarles”
El caso Cerón es más grave: tortura y obstrucción a la procuración de justicia es lo mínimo.
Si la Justicia fuera un valor alcanzable en México, Peña Nieto sería el primer enjuiciado. Su Secretario de Gobernación. Su Procurador General de Justicia, así como los mandos militares mirones e indiferentes.
