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jueves, 28 marzo, 2024
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Congregarnos alrededor de lo que nos importa

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Por: MALIYEL BEVERIDO •

La Gualdra 440 / Literatura / Premios

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El 9 de junio periódicos y noticieros de México y el mundo anunciaban que los ganadores del prestigiado Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020 eran la FIL Guadalajara y el Hay Festival of Literature & Arts.

Este premio reconoce, desde 1981, a quienes (personas, grupo de personas o instituciones) aportan de manera relevante a la cultura universal mediante su labor creadora o de investigación, por lo que ha sido concedido a tan variados sujetos como Les Luthiers, la National Geographic Society, Umberto Eco y Vaclav Havel.

La revista Vuelta, el Fondo de Cultura Económica, la UNAM y la periodista Alma Guillermoprieto son los mexicanos que habían, hasta ahora, recibido el galardón de la fundación Príncipe de Asturias en el rubro Comunicación y Humanidades.

En cuanto a su edición 2020, el presidente del jurado, Víctor García de la Concha, dijo que la FIL Guadalajara se había “convertido en un fenómeno literario universal con una enorme resonancia popular y una participación masiva”.

Sin duda el regocijo ha sido grande, porque reconoce a una de nuestras ferias del libro como un acontecimiento editorial y literario de talla internacional.

Sin embargo, en tiempos de Covid-19 resulta un gesto particularmente significativo porque distingue no solo a uno sino a dos eventos que se caracterizan por su convocatoria, por mover a los públicos, por ser momentos de reunión, de concordia, de humanidad. La FIL y el Hay son instituciones, claro, dado que implican un equipo que los prepara y ejecuta, pero también se trata de acontecimientos que son ofrecidos en el espacio y tiempo para que en ellos coincidan las personas.

En este umbral de nuevos comportamientos, en el que se apela a una normalidad tan nueva que todavía no es normal, ese tipo de eventos parece condenado a la desaparición, o por lo menos a una metamorfosis severa. El premio es como un llamado de atención, como un recordatorio de la necesidad de los seres humanos de congregarnos alrededor de aquello que nos importa.

Ignoro si los jurados fueron conscientes de esto, si lo hicieron deliberadamente, pero yo espero que otros como yo hayan escuchado ese llamado.

Sí, todo con el tiempo se transforma, pero el virus ha orillado brutal y repentinamente al sector cultural a conformarse con webinars, ciber-teatro, conciertos en streaming y tertulias literarias por zoom, todos ellos (y otros más) sin duda valiosos ejercicios, alternativas que hay que conocer, aprovechar y explorar como herramientas, pero que no deben suplantar de manera definitiva la reunión, el intercambio vivo, la comunión.

Se desconoce incluso de qué manera se va a llevar a cabo la entrega del premio. Hasta ahora se ha otorgado en una solemne ceremonia que se realiza anualmente en el Teatro Campoamor de la ciudad de Oviedo, es decir en un acto social. ¿Se va a imponer la infame distancia? ¿Los laureados se van a conectar por internet? ¿Van a brindar su discurso a una pantalla?

Desde tiempos inmemoriales los seres humanos se congregaron alrededor del fuego. Luego fue el libro un fuego metafórico que nos reunió. Salvemos ahora ese fuego que nos une.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_440

 

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