Hay una diferencia sencilla entre un dictador y un demócrata: si el demócrata no tiene oposición, su deber es crearla, mientras que el sueño del dictador es eliminar toda oposición.
El tocayo Óscar Arias
En cualquier sistema democrático la función de la oposición es señalar lo que, según su visión política, se trate de un error o un sinsentido a cargo del régimen en turno, para que en la medida de que provoque simpatía en el electorado, construya el relevo democrático o alternancia, a saber: otra política económica. Esta cuestión hipotético-ideal debería quedar muy clara para todos los que estuvimos involucrados en las luchas electorales de varias décadas atrás. La “alternancia” absolutamente falsa que se dio en el año 2000 con Vicente Fox pudo haber sido un cuento, lo que no fue un cuento fue la revelación de coordenadas políticas reales que (muchos notaron) era imperativo cambiar para poder hablar de un gobierno diferente. La muestra clara de esa diferencia que hoy es una realidad, es que incluso los comentaristas televisivos más mercenarios no pueden eludir el término “izquierda política” en los análisis post-conferencia matutina.
Ahora bien, sabemos que en la República Mexicana las entidades federativas poseen autonomía ejecutiva y legislativa; el problema sobreviene cuando los gobernadores confunden (o corrompen de forma facciosa) esa autonomía a fin de romper el Pacto Fiscal Federal, llevando a cabo una actividad golpista encubierta con frases de civilidad política. No hace falta abundar en lo poco propicio de los tiempos para llevar a cabo un acto tan egoísta e insolidario, que quede asentado en el acta que estos movimientos de “alta rebeldía y entrega” se activan justo a un año del próximo proceso electoral.
Tal es el caso del GOAN, conformado el pasado 14 de junio en San Miguel de Allende, Guanajuato. Este corrillo reaccionario se integró por los gobernadores de los estados de: Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval; Querétaro, Francisco Domínguez Servién; Yucatán, Mauricio Vila; Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca; Chihuahua, Javier Corral; Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, y Quintana Roo, Carlos Joaquín González, además del gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, y Antonio Echevarría, de Nayarit.
Este emergente frente pseudoliberal utiliza la situación de crisis sanitaria-económica para, a su entender, granjearse el favor del ciudadano que, naturalmente, se encuentra preocupado por los alcances de la pandemia mundial. Ese abandono del sistema de salud público que sufrió el país durante los gobiernos de Peña Nieto, Fox y Calderón, ese desmantelamiento incluso intencional que se vio los pasados años, ese mismo que el gobierno actual a todas luces hubo de subsanar a marchas forzadas, son algunos de los elementos que hacen risibles las rabiosas demandas del histérico GOAN. Aunque el gobierno mexicano haya sido reconocido abiertamente por la OMS, aunque se haya tenido que arreglar un desperfecto de hace décadas en tiempo record, aunque la capacidad hospitalaria no haya sido rebasada en ningún estado del país, el GOAN tiene mucho qué pedir al respecto, agregando el dato conocido por todo el mundo de que las inclinaciones derechistas del PAN y del PRI siempre habían abogado por la privatización. En el caso contrario tenemos el proceder científico que caracterizó la respuesta del gobierno mexicano, pues la zona más densamente poblada del país (CDMX) hubo de aumentar su capacidad hospitalaria un exorbitante 900% para poder hacer frente a este suceso, es toda una victoria del sector salud haber contenido la emergencia sin que la capacidad se viera superada.
Por otro lado, anterior al GOAN, tenemos el fallido intento de un frente opositor que en su momento se integró por los gobernadores de Jalisco, Enrique Alfaro, Nuevo León, Jamie Rodríguez “El Bronco” y de los antes mencionados Coahuila y Tamaulipas. El asunto es que este fugaz intento se diluyó debido a la crisis de gobernabilidad generada en Jalisco a partir de la lamentable revelación del homicidio de Giovanni López a manos de policías ministeriales en el municipio de Zacatlán de las Manzanas. En el fondo se lee la misma ausencia de programa y peor aún: el fatal descuido e inoperancia de aquellos que están más preocupados por golpetear que por gobernar.
Resultaría ilustrativo echar una mirada atrás y no tan atrás en varios países de Latinoamérica y en nuestra propia nación, para develar de qué vienen acompañadas las movidas golpistas. Seguido de los amotinamientos carroñeros siempre se proyectan las sombras de los viejos y los nuevos gorilas, tan Guaidós como Pinochets, siempre guardan en sus carteras dudosas una foto de Victoriano, para no perder la costumbre de ir contra la elección democrática de un pueblo. Quien va en contra de la voluntad popular carece de doctrina y de programa, es eso lo que se ha vuelto tristemente común dentro de esa “oposición”.
