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jueves, 28 marzo, 2024
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¿Adiós al PIB?

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Por: René Fernando Lara Cervantes •

El presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en días recientes anunció que se trabaja en una propuesta de un nuevo índice para medir el bienestar y la felicidad, y con esto reemplazar al Producto Interno Bruto (PIB); asimismo, el mandatario refirió que bajo la “nueva normalidad” es un buen momento para adoptar el nuevo indicador. Sin embargo más allá del espíritu innovador de AMLO, no hay que olvidar que los datos actuales de crecimiento económico de empleo, no le favorecen en absoluto al presidente. En este aspecto, cabe destacar que durante su campaña prometió mantener el crecimiento económico en un 4 por ciento anual, aunque en su primer año de año de gobierno la economía llegara solo al 0.1 por ciento, y este año se pronostica una posible caída del PIB superior al – 0.6 por ciento a raíz de la pandemia del coronavirus; en materia de empleo, solo durante el mes de abril debido a la epidemia se perdieron 550 mil empleos y según cifras preliminares, el mes de mayo añadirá otros 350 mil desempleados.

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El anuncio de tal indicador destacó por hacer evidente la ausencia de un ejercicio de conceptualización, pues no está claro cómo es que el mandatario, quien por cierto ya es autor de un libro sobre economía, entiende el crecimiento económico, la felicidad y el bienestar y la vinculación entre estos conceptos. En este sentido, de acuerdo con la “Berkley Economic Review”, la medición de la felicidad es un asunto de elevada complejidad, no obstante existen algunos esfuerzos para contar con datos al respecto, como el World Happiness Report (Reporte de la Felicidad Mundial), elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual examina cómo los ciudadanos categorizan su nivel subjetivo de felicidad. Si bien existe evidencia de que algunos países con un PIB per cápita más elevado pueden encontrarse entre los más felices, cabe mencionar que no existe una correlación perfecta para suponer que a una mayor riqueza, haya un mayor grado de felicidad. Según estudios econométricos de la ONU, un incremento de un punto porcentual en el PIB per cápita, solo incrementará la felicidad, calculada en una escala de cero al 10, en 0.3 unidades; empero, si el PIB per cápita se combina con otras variables como por ejemplo la asistencia social, la expectativa de vida, la libertad de tomar elecciones de vida, la generosidad y la transparencia; los modelos pueden explicar cerca del 75 por ciento de la variación en el grado de felicidad. Esto significa que incentivar el crecimiento económico sin cambiar la forma en que se gasta el PIB, reduce de forma significativa el grado de satisfacción en una sociedad.

Con base en la información anterior es posible decir que la relación entre la felicidad, el bienestar y el PIB no es antagónica, sino más bien complementaria, lo que lleva a suponer que la posible eliminación del principal indicador de crecimiento económico del país, es debido al deficiente desempeño en el manejo de la economía de la actual administración. Además, es importante destacar que la correlación del PIB con otras variables cualitativas hace evidente la necesidad de preservar los pilares para la generación de riqueza, ya que sin ellos las mediciones cualitativas como la felicidad caerán de manera inevitable.

Por lo tanto, bajo este contexto, la idea de construir un índice alternativo al PIB se vislumbra como una forma para que la administración de López Obrador evite ser comparada con otros gobiernos, de simular buenos resultados, de evadir la responsabilidad de enfrentar un incremento en la pobreza, el desempleo y una caída en el bienestar que no se superará pronto, así como una forma de avivar la polarización que tanto parece fascinarle al presidente. ■

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