Las crisis muestran lo mejor y lo peor de las personas. Una manera de mostrar la miseria es ‘aprovechando’ la oportunidad para sacar ventajas privadas de la calamidad pública. Dueños de algunas tiendas fueron ‘muy listos’ y sacaron ganancia extra con la escasez de algunos productos. Dicen los economistas que hacer eso es la definición misma de ‘racionalidad económica’: maximizar las ventajas usando las leyes del mercado. Cuando la demanda es muy superior a la oferta, los precios suben de un día para otro. La pregunta es, ¿en el contexto de una emergencia sanitaria? Por ello, no señalamos esas conductas de tontas, sino de inmorales.
Cuando los políticos distribuyen ayudas y lo hacen convirtiendo las despensas en formas expresas de propaganda, poniendo su nombre en las bolsas y cosas por el estilo, están realizando un intercambio de valores: productos de comida a cambio de poder político. El móvil para apoyar a la población, y más a personas que padecen hambre, no es el interés en dichos políticos, sino es un móvil egoísta y miserable: su propio poder político. En realidad, la gente les tiene sin cuidado. En cuanto deja de haber montaje publicitario, se retiran. Los operativos de publicidad tienen muy diversos formatos: unos van en camioneta repartiendo su imagen poniendo alguna baratija dentro de la valiosa bolsa, otros llegan a caballo y estruendoso ruido anunciando con tuba su bondad. Pero todos consiguen ventajas privadas de la calamidad pública.
Pero algo peor que eso, es la posibilidad de quitar recursos públicos esenciales a la producción de alimentos, pago de nóminas o presupuestos sanitarios, para tener recursos suficientes en la próxima elección. Esto es, es una inmoralidad triple: desvía recursos públicos a necesidades vitales y que por el contexto tienen un alto valor relativo; Además, usar esos recursos para reproducir su poder político. Y tres: en la campaña que harán en el 21 difundirán promesas de honestidad y justicia. Nos referimos a la propuesta de la diputada Mónica Borrego de activar las Herramientas Legislativas.
La clase política se prepara desde ahora para las elecciones intermedias. Y necesitan dinero para eso. Algunos comienzan las acciones de posicionamiento adelantado. Pero no saben que en tiempos de altísima crisis todos los escenarios son de profunda incertidumbre. Con esto último en la mesa, es probable que sus cálculos resulten contraproducentes.
La avaricia y el oportunismo político es una manera de conocer a los comerciantes y políticos. Como a los amigos se les conoce en la desgracia. Podremos saber quiénes son de fiar y quienes no. Lo importante es tener memoria. La virtud pública se nutre de la memoria. El futuro repudio puede ser el precio de su ganancia actual. Es la paradoja del oportunismo: se alimenta por la retribución política que pretende al dar ahora los apoyos; y por un mismo acto de retribución pueden morir sus pretensiones al ser castigado en la votación futura su actual acto de oportunismo. Por lo pronto estimado ciudadano, apunte Usted en su memoria lo ocurrido.
