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sábado, 20 abril, 2024
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Festivales de cine para ver en casa: CineLatino y Visions du réel

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 429 / Cine / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

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La contingencia actual que en algunos lugares tiene tintes de holocausto zombi ha permitido, por decirlo de una manera positiva, difundir y poner al alcance de una mayor población los festivales de cine internacionales. Al menos así es el caso de dos de los grandes festivales alternativos europeos.

Nos referimos al CineLatino de Toulouse que desde hace más de 30 años se ha convertido en el referente europeo del cine latinoamericano. De aquí, con la estructura Cine en Construcción, cuya organización es en co-sociedad al festival de San Sebastián, de donde han salido películas como Historias mínimas, de Carlos Sorín; Sangre, de Amat Escalante; Tony Manero, de Pablo Larraín; Pelo malo, de Mariana Rondón; El verano de los peces voladores y Los perros, de Marcela Said, por mencionar algunas.

El otro festival es el suizo Vision du réel. Un festival destinado a obras, principalmente documentales, de tono denuncia social o político. El festival tiene de sede la ciudad de Nyon, comenzó en 1969 solo como muestra de documentales y en 1995 tomó su nombre actual: Visiones de lo real. Este festival está abierto a documentales o docu-ficciones del mundo entero y está apoyado por el gobierno suizo tratando de mantener la mayor pluralidad.

Ambos festivales han hecho el esfuerzo de poner sus programas en línea; quizás hasta el momento el más completo sea el suizo. Ambos han buscado ser gratuitos en su mayoría, aunque las plataformas del CineLatino piden un pago de 9 euros en Festival Scope (plataforma que permite visionajes en América) mientras que Visions sí tiene ya abiertos gratuitamente sus filmes.

La oferta nos permite tener más de 60 filmes a nuestro alcance. Y nosotros -porque mi colega Sergi Ramos también participa de la cobertura para medios de los festivales- estamos disfrutándolos y comentaremos algunas cintas. Nos hemos encontrado como niños en una dulcería a voluntad o en una mezcalería de open-bar.

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Por lo pronto les recomiendo dos del Cine Latino:

La brasileña Um animal amarelo, de Felipe Bragança. Se trata de una especie de puesta en escena del director quien vive bajo el recuerdo y espíritu de su abuelo. Este había huido de Río para buscar fortuna en las minas, se había alejado de su familia y se había hecho de un novio mulato mucho más joven. A la muerte de los dos amantes, el nieto (aspirante a director de cine) recibirá una especia de hechizo y una bestia amarilla se le aparecerá en cada momento trascendental de su vida. La cinta es el comentario de la esclavitud mulata y negra en Brasil, el tráfico de piedras preciosas como de hombres, el amor de todos los colores y el misticismo de los mestizajes religiosos.

Vimos también la chilena Algunas bestias, de Jorge Riquelme Serrano, actuada por Paulina García, Alfredo Castro y Gastón Salgado, actores de diferentes generaciones que se han caracterizado por participar en obras de denuncia política contra la dictadura de Pinochet y su memoria, y la actualidad de los pueblos indígenas. Aquí mantienen su paso en un thriller más velado y menos frontal.

Una familia, los padres, la hija y su marido, y los hijos de estos, se reúnen en una isla, en donde la hija ha comprado una casa con el fin de desarrollarla como hostal turístico y espera conseguir el apoyo financiero de los padres. Parece tratarse de una familiar burguesa y terrateniente, pero pronto Riquelme Serrano le da una vuelta y nos muestra la frivolidad de todos los miembros. El título parece que termina por denunciar el estado instintivo de todos los miembros de la familia, al dejarlos varados en la isla y un regreso a la animalidad.

 

Ambas películas es difícil que tengan salidas comerciales o cinéfilas en México. Por eso, esta es una buena oportunidad para verlas online. Cierto, se pierde la gracia de las grandes pantallas, pero parece que cada vez más nos acostumbramos a las pantallas de computadora y de televisión. Ya sala negra es solo una sinécdoque para decirnos: vamos a ver la tele.

 

 

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