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martes, 23 abril, 2024
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Los Soprano y Breaking Bad

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Por: PAULA MARKOVITCH • ADRIANA JIMÉNEZ •

La Gualdra 426 / Series de TV / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

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Los Soprano: “Hay suficiente basura para todos”

En estos momentos extraños y apocalípticos, quiero continuar reflexionando acerca de las series de TV que acompañan nuestras tardes. Sin embargo, noto un cambio profundo; las producciones del presente me parecen pobres en calidad y riesgo (con excepciones, por supuesto) comparadas con algunas piezas emblemáticas del pasado. Recuerdo en este momento el relato memorable: Los Soprano.

Un mafioso regordete, asesino y entrañable.

Un hombre común, algo ingenuo… podríamos decir que es más bien inocente y bonachón. Un hombre como cualquiera…

Tiene angustias: problemas con su madre y su esposa, tiene sentimientos contradictorios, vergüenzas y debilidades (necesita ir a terapia). Y, claro, además es un asesino despiadado.

Pero su condición de mafioso no es “un problema” para él… Los problemas de Tony son, en cambio, los “de todos”: desacuerdos con su mujer, ataques de pánico, encuentros y desencuentros con sus amigos. Quizás él puede asegurar que “le tocó ser mafioso”, así como a otros les toca nacer en tal o cual zona del planeta.

Este punto de partida es novedoso y revelador en mi opinión. Nos podemos preguntar si los generales nazis, o los torturadores sudamericanos, o mexicanos…. también tienen problemas familiares cotidianos. Es fácil imaginar que así es. También resulta evidente que no se arrepienten de sus crímenes en ningún momento (ni siquiera cuando son juzgados y muy justamente condenados).

Hannah Arendt, en su célebre ensayo “La banalidad del mal” despertó la terrible sospecha de que los criminales nazis solo eran unos pobres burócratas, estúpidos y cobardes. Adolfo Bioy Casares dice sabiamente: “El mundo atribuye sus males a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que subestima la estupidez”.

¿Los problemas que enfrentan los asesinos, son, entonces, los de todos? ¿Un amor no correspondido, un ascenso en su puesto… diferencias con sus padres o hermanos?

Cuando presenciamos la serie “no culpamos” a Tony por sus atrocidades, porque, además, los demás personajes no son “inocentes”. En todo caso, todos los personajes de la serie han aceptado las reglas de ese juego… así “es” su vida.

Por otro lado, llama la atención que, dentro del mundo de Tony, él es el más ecuánime, el más humano. Es el personaje que demuestra mayor flexibilidad e incluso sabiduría. Así, Tony le recomienda a Pauli (un niño avejentado de 60 años, egoísta y cruel) tener piedad para con su tía; Tony se resiste a asesinar a su socio homosexual y perdona la vida a muchos de sus enemigos; en uno de los casos, su reflexión está acompañada de la metafórica frase “hay suficiente basura para todos”. Esta es la gran diferencia entre Tony y su sobrino Chris: irreverente, desbocado.

El personaje de Tony… es al fin de cuentas, un hombre humano y sensato. Después de todo solamente mata a sus mejores amigos cuando “es absolutamente necesario”.

Pero creo que la historia central de este proyecto, planteada desde el primer episodio, es el vínculo de Tony con su terapeuta: una historia de amor imposible. Es imposible porque no es amor en absoluto.

Él le dice en una escena memorable: “la amo”, “he soñado con usted”. Y ella se defiende de la evidente tentación del beso, a través de la distancia profesional: le dice que su declaración “es en realidad un gran signo de evolución en el tratamiento”.

¿Pero cuál es “el tratamiento” exactamente? ¿Y cuál es la enfermedad? La terapeuta le advierte a Tony, en el primer capítulo, que si él le confesara sus crímenes durante las sesiones, ella “no tendrá más remedio” que denunciarlo. Es decir, la terapeuta le advierte que no diga la verdad…. le anuncia la omisión. Como si existiera una “salud emocional posible”, que no contemplara la ética… ni siquiera la sinceridad… ¿la terapia de Tony consistía entonces en “omitir” la verdad? ¿Los crímenes necesitan siempre entonces cómplices silenciosos?

En esta gloriosa serie, donde nadie tiene consciencia ni principios, cada quien tiene en cambio la muerte “que se merece”. La única justicia cósmica parece asentada en el hecho de morir. A diferencia de otras series, esta historia tiene un enorme desparpajo formal, personajes secundarios brillantes, una estructura sorprendente y singular lo que la convierte en mi opinión en una verdadera obra maestra, completa y elocuente. Los Soprano nos reflejó, de una manera que nunca nos habíamos atrevido a vernos, como seres ingenuamente crueles e indiferentes.

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Breaking Bad

Es mucho lo que se ha dicho y comentado sobre esta serie formidable que narra la epopeya de un hombre que se hace a sí mismo, se reconstruye partiendo de sus cenizas y atraviesa el mal para llegar a algún otro sitio. Pero quisiera mencionar un punto que me llama la atención especialmente: el género dramático de esta obra no se aleja, en mi opinión, ni un centímetro de la tragicomedia tradicional.

Los matices del personaje son únicamente morales; en realidad, el héroe, (sin ninguna duda) triunfa al final. Y triunfa exactamente en su medida de héroe, es decir, cumple el propósito original de su aventura. Al final Walt consigue lo que quiere, su primer y elemental objetivo: dejarle dinero a su familia.

Claro que en el camino se vuelve cruel, poderoso, millonario, pero al final pierde casi todo y se queda con “lo justo para cumplir consigo mismo”. Si hubiera obtenido más dinero hubiera fallado en su recorrido heroico. Por eso, en mi opinión, nos sentimos tan seguros, tan plenos al final del último capítulo: lo ha logrado. Walt alcanza la “meta”. Le deja dinero a su esposa e hijos, aunque su esposa e hijos no lo sabrán nunca. Es un hombre completo y realizado, que se despide con una sonrisa.

Otro punto que quiero mencionar es la relación con la extraña y dominante Skyler. La constante impaciencia de ella en los primeros capítulos por “definirlo”. Ella parece gozar comprendiéndolo, reduciéndolo con su compasión.

Quizás por eso, la lucha de Walt parece encaminada, al comienzo, a zafar de la definición, escapar de la conmiseración de Skyler, cargada de asco. La lástima que lo debilita…

Ella lo mira y lo reduce en cada parpadeo, lo comprime y desprecia. Entonces Walt empieza a mentir… Decide “ser” más allá de la mirada de ella… Creo que Skyler es el verdadero contrincante en este duelo incesante. Walt lucha por “ser”… Y para ello se convierte en lo que ella nunca podría asimilar o comprender.

Sin embargo, en la mitad del recorrido, Skyler decide perseguirlo hasta “el mal”, acepta ser su cómplice a cambio del beneficio de controlarlo nuevamente.

En la cuarta temporada, en el segundo capítulo, Skyler escribe un discurso. Walt ensaya el texto preparado por Skyler. Deberá repetirlo luego ante su familia.

Ella ha redactado una confesión: Walt deberá confesar que se siente…. “terriblemente, terriblemente avergonzado”. Walt protesta ante esta indicación escénica. “¿Por qué auto-defenestrarse de ese modo?”, “¿qué necesidad de descender tan bajo hacia la humillación?”.

Skyler contesta que, si quieren seguir adelante, él deberá seguir con el texto al pie de la letra: “Esta deberá ser la historia”, dice Skyler.

Ella quiere “escribir” la leyenda de su esposo, una leyenda de impotencia, de castración y de renuncia. Y es ante esta claustrofóbica versión de su figura que Walt se revela una vez más.

Ella avanza aún más en la condescendencia…

Después de una cena con su cuñado Hank, en la que Walt se traiciona al sugerir que “el genio de la meta-anfetamina”, es decir, él mismo, seguramente sigue en las calles, Skyler decide “interpretar” este traspié en la conversación: deduce que Walt está tan asustado, que propicia “inconscientemente” su caída.

Walt escucha la versión de Skyler. Parece sorprendido la descarada subestimación de su propia alma. Walt la mira a los ojos y le dice: “No sabes con quién estás hablando”, “no sabes nada de mí”. “No le tengo miedo al peligro”. “Soy el peligro”.

Así Walt se convierte en “el peligro”. Se salva a sí mismo de la extinción… Quizás por eso la temporada termina de manera tan formidable cuando después de hacer estallar al Sr. Gus, quien muere elegantemente desnudando su esqueleto… después de burlar con toda ternura la candidez de su entrañable cómplice… Walt llama a su esposa y le dice: “Gané” (Walt puede querer decir quizás… que triunfó y salvó momentáneamente su vida. Pero yo prefiero entender que esa frase significa). “Te gané”, soy lo que no entiendes, lo que no puedes adivinar. Soy un ser vivo fuera de tu definición de mí.

Así Walt vuelve a huir. Se va más lejos ahora, prefiere extraviarse, para poder escapar de esos ojos azules que consumen su espíritu…

Walt celebra su triunfo, se recompone de la sofocación, se eleva sobre la mirada de Skyler. Walt gana, ha recuperado para sí la libertad y el misterio… e incluso le ha hecho un regalo que ella no puede comprender. Los ojos perplejos de la Skyler tienen que aceptar que no sabe nada de ese hombre, que no podrá inscribirlo en su versión de los hechos.

“El guerrero tiene que hacerse inescrutable, aquel que te comprende de algún modo te aprisiona”, dice Víctor Hugo.

Walt encuentra la manera de huir de la definición de sí, encuentra los resquicios, llega a un territorio que ella no puede alcanzar con la mirada… para construirse a sí mismo.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_426

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