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viernes, 19 abril, 2024
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Esto va en serio

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

Esta crisis no es el fin del mundo sino el fin de un mundo. Lo que se
acaba (se acabó hace tiempo y no terminamos de aceptar su
fallecimiento) es el mundo de las certezas absolutas, el de
los seres invulnerables y el de la autosuficiencia.
Daniel Innerarity

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Aunque no es el momento de la competencia política, sí es un momento para denunciar la incompetencia política. Un principio en la estrategia para el gobierno en tiempos complejos es esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor. Nuestra clase política carece de sentido de la urgencia, la propia dinámica de lucha por el poder los ha vuelto insensibles, al grado de la insolencia. Mientras el mundo colapsa a los estándares que durante las últimas décadas fueron dogmas, nuestros líderes deambulan buscando que, como en otras situaciones, las crisis pasen por sí solas, aplicándoles apenas placebos para, como se suele decir comúnmente, “patear el bote”. Según se ve en otras latitudes, ningún país, por potencia que sea, logrará salir bajo ese paradigma, que si bien, pragmáticamente fue eficaz en otros momentos, hoy no será sino un fracaso de liderazgo que no solo costará votos y puntos de popularidad, sino miles de vidas, éstas en alguna proporción evitables. También habrá que entender, del otro lado de la mesa que la economía, de por sí ya presionada en el caso mexicano, se contraerá y vendrán tiempos difíciles, quizá como nunca antes en la historia reciente del país, pues los efectos serán no regionales ni sectoriales, sino nacionales y generales. Nunca nos habíamos enfrentado a algo igual en el mundo: el enemigo no es una bandera extranjera, no es una causa contraria a nuestras ideas e identidades, lo es nuestra propia convivencia, elemento indispensable de nuestra propia supervivencia. Pero en un sentido más particular, más concreto, el adversario que enfrentamos no es sino nuestros excesos, nuestro desprecio y agresividad al medio ambiente, nuestro consumismo depredador, nuestra idolatría por el materialismo y la individualidad. Sí, mal momento para ser neoliberal y defender al mercado sobre el sentido comunitario del Estado; lo es también, el peor momento para ser populista, para atender las emociones sociales y políticas, en lugar de las recomendaciones de los expertos, con todo el desvarío que la proximidad del problema puede traer consigo. Esta crisis, que es, como no lo han dicho varios líderes, pensadores y demás emisores a los que hay que prestar oído, la más grave que hemos enfrentado como generación viva (lo que incluye a todas las generaciones presentes) no puede resolverse sí anteponemos salvar en ello la estabilidad económica o la popularidad política: ambas tendrán serias afectaciones y quizá llegue el momento de arriesgarlas con tal de salvar lo más importante: vidas humanas; no es posible ser cien por ciento efectivo en ello, pero del nivel de eficacia que las decisiones tomadas tengan, también será el nivel de amortiguamiento que tengan la economía y la propia política.

Al Estado le queda apostar toda su capacidad en salvar vidas a través del fortalecimiento de nuestro sistema de salud y también de medidas económicas que permitan a la sociedad y al mercado, hacer lo propio, esto es, una agresiva política fiscal y social de respaldo a quienes menos tienen y no pueden cuidar su propia salud, quedándose en casa y también con incentivos que nos permitan exigirle a empresarios y en menor medida a comerciantes, sostengan los empleos, salarios y sobre todo, la seguridad social de sus trabajadores. No importa sí para ello debemos endeudarnos (en caso de que tengamos margen), o sacrificar proyectos de infraestructura y desarrollo: si no tomamos medidas a tiempo, tales planes nacerán muertos y las pérdidas serán irremediablemente superiores a cualquier impuesto, interés de deuda o devaluación del peso. Al mercado le compete ser responsable y mostrar, como nunca antes, su solidaridad entendiendo que en esto vamos todos, no ellos solos, tampoco se puede hoy configurar un “nosotros” sin los otros, todos somos todos. Y a la sociedad en general corresponsabilizándonos dominando nuestros naturales pánicos, sacrificando también un tanto de nuestro bienestar y libertad para lograr salvar a los más vulnerables, que son nuestros amigos, familiares o uno mismo, a saber.

Posdata necesaria: hay dos artículos (inicial y continuación) que nos pueden hablar de la dimensión que tiene la pandemia a la que nos enfrentamos, podría ser la más letal en la historia de la humanidad, estos datos, por preocupantes que sean, merecen que los atendamos para corresponsabilizarnos y concientizarnos del nivel de problema que tenemos ya entre nosotros. Comparto los links para su consulta: Coronavirus: ¿por qué debemos actuar ya?:

Ver en Medium.com

Coronavirus: el martillo y la danza:

Ver en Medium.com

@CarlosETorres_

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