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jueves, 28 marzo, 2024
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Parasite de Bong Joon-ho: la vida en el subsuelo

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 415 / Cine

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En la secuencia inicial de la cinta, frente a una ventana a ras del suelo, la cámara se introduce en una habitación dentro de un sótano, donde vemos a un joven intentando encontrar un wi-fi sin contraseña para navegar por la red. En los primeros instantes de Parasite (2019), el más reciente filme del surcoreano Bong Joon-ho, el realizador expone su argumento principal y el conflicto de sus personajes con una sola toma. La indiscutible obra maestra del surcoreano es un relato fundamentado en estructuras sociales que están definidas por espacios, circunstancias y oportunidades, donde los ricos se regodean en su opulencia, mientras que los menos afortunados deben utilizar todas sus habilidades e ingenio para lograr escalar y sobrevivir.

Los Kim son una familia, unida más por necesidad que por amor, que vive en una zona marginal en la ciudad de Seúl, en Corea del Sur. El padre y líder de la familia, Ki-Taek (Song Kang-ho) vive de pequeños trabajos, como doblar los empaques de comidas rápidas, y todo el tiempo deja la ventana abierta para que entren los pesticidas de las fumigaciones públicas en el exterior y poder así eliminar a la plaga de insectos que habitan su destartalado hogar. El hijo, Ki Woo (Choi Woo-shik), un día es visitado por un amigo, quien le regala una roca de arroyo que funciona como adorno decorativo, y que representa la buena fortuna. Al mismo tiempo, Ki Woo es recomendado por ese mismo amigo para ser el tutor de inglés de una adolescente que es integrante de los Park, una familia de clase alta que vive en la cima de una colina en el área modernizada de la ciudad. El primer día de su trabajo, el joven se maravilla por la mansión enorme y lujosa en la que viven los Park, y al mismo tiempo ve en su inserción a dicho lugar una oportunidad para infiltrar a los integrantes de su familia y así poder salir de la miseria que son sus vidas.

A medio camino entre Buñuel y Hitchcock, la ganadora absoluta de la Palma de Oro es un relato inclasificable, parte comedia negra, parte thriller de suspenso, así como una sátira y un potente comentario sobre la lucha de clases. Gracias a montajes enérgicos y a un ritmo trepidante, el director subvierte una infinidad de géneros para hacer un juego de reflejos entre ambas familias y los lugares que habitan. Así pues, la arquitectura minimalista pero espaciosa del hogar de los Park contrasta con el semisótano de habitaciones pequeñas y muros desgastados donde viven los Kim. Mientras que los primeros agradecen la lluvia en un día caluroso, los segundos pierden todas sus pertenencias cuando su casa se inunda; lo que en el primer hogar es desechado por el inodoro, es expulsado de vuelta en el baño del segundo. Al final del día, los Park tienen que subir monte arriba para llegar a su casa, mientras que los Kim deben descender un nivel por debajo del suelo para llegar a la suya.

Joon-ho confecciona un discurso que lejos de ser moralino o aleccionador se percibe como preciso, contundente y necesario. Al analizar un estilo de vida que es claramente influenciado por la cultura occidental, el cineasta funde lo incómodo con lo compasivo y la banalidad con la opresión, todo dentro de un devastador y a la vez hilarante juego de apariencias que desemboca en un impresionante tercer acto. Como tal, al final el objetivo de Parasite no es la ironía o la burla, pues como un analista de la sociedad misma, Joon-ho se muestra sincero y humanista en una historia que rompe barreras y que lejos de solo representar las carencias de una cultura, tiene matices universales; una idea que se mantiene y cobra fuerza ya que, en palabras del propio cineasta, “todos esencialmente vivimos en un mismo país, llamado capitalismo”.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_415

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