Argentina se parece a Zacatecas en muchas coordenadas: ambos son pueblos que trabajaron en lo profundo de sus minas y prodigaron al mundo los manantiales de las riquezas y fruto del trabajo y la entrega y la aventura.
Que si el Parque Arroyo de la Plata o el río de la Plata son guías para imprimir la querencia y la suerte echada para adelante, las similitudes son asombrosas por que se adjudicaron de inmediato el deseo de vivir y de convertir sus ciudades en hogares bien guardados del frío o de la lluvia, de la maldad y la codicia, de la ira, la voracidad y el desenfreno.
Me escribía hace poco un pintor fresnillense el cual orgulloso de su exasperante chauvinismo tuvo la osadía de vilipendiar al pueblo argentino llamándoles odiosos y oprobiosos y que sólo Fresnillo era quien debía partir el queso aunque siga siendo una de las ciudades más peligrosas del mundo y yo le dije se retractara pues es injusta esa apreciación, más aun sabiendo que en 1897 un grupo de mineros argentinos acudieron a diversas minas zacatecanas a trabajar y a intercambiar experiencias y aunque la mayoría murió en tierras zacatecanas, ese esfuerzo sirvió para los tatas del ahora pintor orgulloso, tuvieran el pan compartido y la mano extendida de amistad y profunda curiosidad.
El intercambio académico ha de ser deslumbrante y así como la suerte echada para delante desde los siglos iniciales donde dos rutas eran muy bien definidas por la audacia: o Zacatecas o el gran Perú, y por consiguiente, las amplias zonas bolivianas de Potosí, Santiago del Estero en Argentina, madre de todas las ciudades iniciáticas que poblaron de ciudades castellanas e indígenas al igual que Zacatecas y su onda evangelizadora hacia el norte con sus misiones, presidios y fuertes protegiendo los nuevos intereses.
Regresé hace meses a este entrañable país sabiendo que sus barrios más proletarios son donde la sabiduría corre el azar de nunca perderse en el elogio barato y en cambio, se pone a resguardo en el alma popular que se desvive por ayudar al otro.
Desde el 10 de diciembre, día en que juró ante la Constitución y los sagrados evangelios como presidente de la nación Argentina el Profesor Alberto Ángel Fernández, el peronismo de izquierda asomó la cabeza para poner en claro que el primer viaje que hizo su presidente fue para ver a un López Obrador admirado en estas tierras por su empeño y terquedad de arribar a un nuevo plan para todos y sin exclusiones. Ese plan se parece al del mandatario Argentino: por el bien de todos, primero la gente jodida.
Argentina sigue siendo el granero del mundo, alimenta a más de 400 millones de personas en el orbe y sin embargo 16 de sus 45 millones de habitantes padecen de hambre, desnutrición, desolación y ausencia de infraestructuras sanitarias. Estuve con mi hijo en el puerto de Zárate donde confluye el mercosur y la Mesopotamia Argentina, sus 3 centrales nucleares, su Monsanto y la proliferación de los alimentos genéticamente adulterados y las pintas en calles y plazas son radicales y enunciativas: el pueblo quiere orden y respeto, pues con el anterior gobierno de Macri 200 mil empresas tronaron, cientos de miles de desempleados, un alto costo de la vida por la inflación acelerada y una deuda impagable que ahora es motivo de disputas, querellas y medidas coercitivas.
Sépala.
Yo vine a perfeccionar mi plan de la numerología proletaria y mis maestras han sido generosas, duras y muy claras: escribir mucho, reflexionar aun mas, hacer apuntes y ampliar los horizontes.
Me llama poderosamente el estilo macumbero de amplios sectores del pueblo argentino al invocar por medio de la religión umbanda a los antiguos esclavos africanos enraizados en el Brasil y en estas tierras, a veces da miedo pero me aguanto y pienso y escribo y recuerdo a la bella Zacatecas y todos sus relatos, episodios gloriosos y dramas y las nuevas rutas que se abren para ambos pueblos.
