Lo acontecido en el Senado es un hito histórico que marca un antes y un después.
Cuando en 1608 fue nombrado alférez Mayor de la ciudad y el estado de Zacatecas, el gran Juan Cortes Tolosa Moctezuma, nieto del conquistador Hernán Cortés y nieto máximo primigenio del rey Azteca Moctezuma Xocoyotzin, (el que todo lo escucha) la vertiente fue una: poner orden ante tantos saqueos de unos y otros.
La cuarta transformación de la República va en serio y atando cabos y amarrando bonanzas que nunca más se deberán ir por los bolsillos siniestros de los oligarcas mexicanos y en cambio, desde ya, quienes sean elegidos democráticamente como gobernadores o presidentes, se comporten con ética, rectitud y lozanía.
La derecha está dando alaridos y tratando de confundir pues lo que temen de verdad es que Morena repita en todos los órdenes en la vida nacional y gane de calle, por ello sus asesores mundiales contratados señalan a los oligarcas que deben difamar, desvirtuar, ponderar la violencia como método para calificar de incapaces de detener el tornado criminal que ellos mismos desataron.
La revocación será un triunfo más del pueblo con especialidad en seguir ganando y cumpliendo con las agendas que saquen del atraso tan milenario a una población harta de tantos sufrimientos sin control, que honren la señal de los caídos un cualquier circunstancia y motivos.
Eso es escribir historia directamente en las páginas gloriosas de los menesterosos a los que la justicia poco les llegaba y ahora arriba con tribunales populares que no serán desastrosos sino restauradores.
Lo peor que pudo llegar a Juan Cortes Tolosa y Moctezuma fue la terrible epidemia de 1610 que aniquiló la tercera parte de la población zacatecana. Nadie estaba preparado.
Ora sí. ■
