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viernes, 19 abril, 2024
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Presidentes Municipales fuera de contexto

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Por: Jorge Adán Hernández •

Pocos son los Presidentes Municipales que toman con verdadera responsabilidad su encargo y que tienen los pies bien puestos en la tierra. Contados y reconocidos son aquellos alcaldes que saben en lo que se están metiendo desde el momento en que externan su aspiración a contender en un proceso electoral para llegar a ser los presidentes de su municipio. Son buenos y eficientes aquellos Presidentes que saben cuáles y cuántos problemas hay en su municipio y cuáles de estos son los que verdaderamente representan una prioridad no para ellos, sino para la población; las administraciones municipales mejor organizadas y eficaces, no son las que más piden para poder gastar más y con eso tener la idea que se está haciendo más, sino las que sus presidentes municipales tienen claro con cuánto recurso cuenta el municipio para poder cumplir con las necesidades de la población y a partir de ahí elaborar un plan de desarrollo donde se atiendan dichas prioridades. Lamentablemente hay muchos otros que ven los cargos de Presidentes municipales como el primer peldaño de su carrera política; ven a las presidencias municipales como un trampolín a una diputación local, federal, o cualquier otro cargo; eso los hace abrir la boca desde las campañas políticas prometiendo cosas que no podrán cumplir; los hace realizar obras de relumbrón sin importar cuanto cueste, sin importar que no sea una prioridad para la población; los hace llenar la nómina de fieles operadores políticos; consumiendo la mayor parte del presupuesto en ello. Luego cuando la realidad los alcanza y se dan cuenta de las limitantes que tiene su municipio, tratan de culpar al Presidente de la República por su incapacidad para gobernar y cumplirle a la gente; eso sin mencionar la crisis administrativa y económica en la que meten a sus municipios por años.

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El antiguo régimen volvió inútiles a muchos presidentes municipales actuales; se acostumbraron a pedir “prestado” y a pedir “fiado” a la Federación; se volvieron 100% dependientes del recurso extraordinario; hicieron que todo el poco o mucho desarrollo del municipio fuera gracias a programas como el 3×1 o gracias a obras financiadas por el ramo 23, el cual fue eliminado por la inmensa corrupción que generaba; se hicieron presidentes dependientes del Presidente de la República en turno; se convirtieron en simples administradores de las presidencias municipales. Lo peor de todo es que todo ese recurso extraordinario que rescataba la credibilidad política de los presidentes municipales, no se ejercía en solucionar problemas prioritarios y emergentes para la población; durante años las gestiones hechas por los presidentes municipales no eran para impulsar el desarrollo de su región, sino para impulsarse ellos mismos en las encuestas o en sus bolsillos. Desde las presidencias municipales se gastó mucho recurso extraordinario en pavimentar la calle dónde vive la mamá, el hermano o el primo del alcalde o de algún funcionario influyente; se gastaron millones de pesos provenientes de la Federación en remodelar las entradas al municipio; en arreglar las plazas públicas para que el presidente se pudiera lucir en el “grito de independencia”.

Entonces si el recurso extraordinario se iba gastando en obras de relumbrón y moches ¿Dónde queda el recurso ordinario de los municipios? El poco presupuesto que tienen algunos municipios es un problema serio que definitivamente se tiene que resolver, en algunas partes es tan poco el recurso de los municipios que no alcanza para cubrir cuestiones básicas (pero hay que entender que este problema existe desde sexenios atrás), en ese supuesto, efectivamente, el recurso extraordinario representa un rescate financiero; pero, pues bien, resulta que los municipios que más se quejan porque les quitaron las partidas federales, gastan su presupuesto principalmente en comodidades de los funcionarios municipales; en ostentosas oficinas con sillones de piel y computadoras de las más caras y modernas (que la mayoría de las veces ni saben usar los funcionarios) ; en lujosos autos para los altos funcionarios; en convenios con medios de comunicación para “levantar” la imagen del presidente; en comidas en lujos restaurantes; creen que las finanzas del municipio son para darse gusto y cuando se trata de cumplirle a la población y hacer algo en beneficio, ahí sí el municipio no cuenta con recursos suficientes y pues que se coopere la Federación y el Estado.

Es cierto que las necesidades de los municipios son superiores a su presupuesto; es cierto que se necesita recurso para poder impulsar el desarrollo en los municipios; pero como diría un buen amigo “piden como pobres y gastan como ricos; no solo es pedir, también hay que saberlo gastar, hay que tener en cuenta las prioridades y hay que dejar de ver a las presidencias como trampolín y botín político; que cada peso que sea gastado sea en prioridades y no en alguna ocurrencia, como en muchos municipios sucede.

Muchos presidentes municipales que hoy le exigen a AMLO están cumpliendo un segundo mandato; y su ineficacia e incumplimiento en su encargo y en la administración pública, viene desde que EPN era Presidente. Que no quieran buscar culpables ni lavarse las manos, no creo que pasen una auditoría.

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