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viernes, 29 marzo, 2024
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■ CEREBROS ARTÍSTICOS Una aproximación científica a las artes (Parte 2)

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Por: MARTÍN LETECHIPIA ALVARADO* •

En el artículo anterior anotábamos que la poesía y la música nace en los oídos del bebé, por eso se dice que el primer género literario es la poesía, la cual entra por la vía de las entrañas; Emilio Lome, anota que lo que circula debajo de las palabras es el afecto, las palabras tienen un ritmo que calma, que cura. Los cuentos por ejemplo, entran por la piel y, pueden tener el mismo poder de encantamiento que las canciones de cuna, las que alivian el dolor de estar sin la madre. Gianni Rodari, dice que una palabra lanzada en la mente de quien nos escucha, produce ondas de superficie y profundidad, provoca una serie infinita de reacciones en cadena.

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Las palabras son organismos vivos, y si un bebé permanece aislado durante sus primeros meses de vida, se verá afectado en sus dos lóbulos frontales, por lo tanto no tiene representación del tiempo ni puede hacer frases largas, porque los lóbulos inhiben la amígdala preecenfálica que es la base biológica de las emociones fuertes, la ira y el miedo.

Vivimos en un mundo pleno de verbalidad, la cual cambia nuestro metabolismo, si alguien nos ama aumenta la secreción de dopamina y serotonina, si alguien nos violenta caen los niveles de estas sustancias. El lenguaje simbólico, el que hablamos y escribimos es el que nos hizo humanos, somos una especie sujeta al relato, nuestra especie está atada a la necesidad lingüística dice Pascual Quignard que la necesidad del relato está inmersa en ciertos momentos de existencia individual o colectiva, en depresión o crisis.

Todos los grupos étnicos, en todos los tiempos, en todos los lugares han tenido narradores y cuenteros, el contenido de las historias siempre son las preguntas ontológicas ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para que existimos? La comunidad, no sólo se construye con las costumbres y las leyes, se construye con historias, dice Eduardo Sáenz.

El cuento es endorfínico, su encantamiento genera endorfinas, es un formato de construcción de conocimiento, es el formato de comunicación más eficiente y de aprendizaje sensorial, anota Emilio Lome. Cuando la estética crece, el pensamiento simbólico crece.

La principal función de nuestro cerebro es garantizar la supervivencia de nuestro organismo, por eso a través de su evolución, nuestro cerebro, se vio en la necesidad de crear bloques de información a los que pudiera acceder fácilmente para su uso posterior, la creatividad consiste justamente en desafiar o producir cambios en las estructuras lógicas de las redes neuronales, mediante la imaginación.

Hacer arte, apelar a la creatividad, favorece la neuroplasticidad y permite un cerebro más saludable, incluso el arte y la creatividad son estímulos positivos en la rehabilitación, cuando se tiene una lesión neurológica como bien anotara Valerio Casal.

Nuestro cerebro plástico, necesita el arte, ya que en los primeros años y de forma natural el niño canta, baila, dibuja, hace teatro y todas estas actividades son imprescindibles para su correcto desarrollo sensorial, motor, cognitivo dice Jesús C. Guillén.

Detengámonos a analizar la música como una actividad que encuentra en la neurociencia su porque; hoy sabemos que la música, se procesa en la corteza auditiva, que está en el lóbulo temporal, Elena Sanz dice que para el cerebro la música es una agradable inundación de información, cuya estructura refleja la tendencia del cerebro humano a buscar patrones que son los que hacen que la corteza auditiva “se alegre”.

La música induce a estados emocionales, al facilitar cambios en la distribución de sustancias químicas y a la vez puede inducir a estados de ánimo positivos, la emoción convierte el sonido en algo comprensible dice Stefan Koelsch, el cerebro necesita patrones para entender el entorno y darle sentido, la música es una forma divertida de reconocer las emociones.

Por otro lado sabemos que la música activa el sistema límbico, que es el centro de la euforia de nuestro cerebro, este órgano libera dopamina y provoca una sensación placentera.

La música es una estructura en la cual existe un ritmo una melodía y una armonía, todos estos elementos nuestro cerebro los interpreta de manera distinta y se activan neurotransmisores que provocan sensación de felicidad, según estudios de Jordi Jauset.

El neurólogo David Bueno, dice que las artes son los aprendizajes más transversales que existen; la música es gimnasia cerebral, porque activa todas las partes de nuestro cerebro, incluso más que resolver ecuaciones matemáticas. ■

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