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viernes, 29 marzo, 2024
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El trabajo de los etnólogos y antropólogos sociales

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Por: MA. CRISTINA MORALES VIRAMONTES •

La Gualdra 394 / Antropología e Historia / Ollin: Memoria en movimiento

 

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En una entrega anterior hacíamos ver que el etnólogo se interesa en general por las culturas vivas. Recordábamos que el vocablo etnos significa grupo humano, término que por costumbre se asocia a los grupos indígenas; sin embargo, etnia alude a cualquier grupo humano ya sea náhuatl, totonaca, español, chino o japonés.

Si enfocamos la atención hacia Zacatecas, sabemos que el proceso de población y en sí de conquista fue singular. Habitaban grupos indígenas propios de la región, como los caxcanes, zacatecos y huachichiles, denominados en general con el término despectivo de chichimecas –que los compara con los perros. [i] Esta forma de llamarlos se debe a que los indígenas de esta región mostraban una cultura menos avanzada en relación a la de los grupos del sur. Eran nómadas, cazadores recolectores; lo cual explica su vestimenta a base de pieles y las plumas como adorno. Eso los hacía grandes conocedores de su territorio; ámbito propio de su actividad, en donde sabían movilizarse en busca de sus alimentos.

El proceso de conquista consistió en una guerra a sangre y fuego, ya que el español, en su afán de amasar fortuna, que se les presentaba en forma de las ricas vetas argentíferas, olvidó por completo que las tierras pertenecían a los indios, que por razón natural, las defendían y se oponían a ser invadidos y a convertirse en esclavos. Esta lógica actitud defensiva les significó 40 años de luchas, que en términos materiales representaron mucha pérdida de energías, de dinero y lo más importante: ¡de vidas!, hasta que deciden cambiar su táctica de guerra.[ii]

Entonces, con la finalidad de coadyuvar en el proceso de conquista, importaron indígenas tlaxcaltecas en su mayoría.[iii] Por ese medio logran una especie de conquista sobre conquista, dónde gracias al apoyo de la presencia de indígenas emancipados consiguen la pacificación, proceso en el que los indios originarios quedan marginados y sojuzgados, ya que incluso a los tlaxcaltecas se les otorgan tierras.

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El resultado es una nueva cultura formada por grupos diversos, que comprenden a los indígenas de las dos regiones, a los conquistadores y a los negros traídos como esclavos. Todos dominados por la cultura occidental regida en principio por la religión. Surgen nuevas costumbres, que serán la interpretación de la cultura dominante que contendrá elementos indígenas mezclados con los adquiridos de las otras culturas, y que se manifestarán en los elementos de la vida cotidiana, empezando con la vestimenta, la alimentación, la habitación, el culto y las expresiones folclóricas en general, evidentes en buena parte en el aspecto religioso como serían los cultos católicos locales; que podíamos calificar de nacionales, como producto de la conquista española con una interpretación propia en esta región.

Mencionaremos algunos cultos locales como el dirigido de la virgen de Guadalupe, que cuenta con su santuario en el municipio que lleva su nombre, de dónde anualmente sale en calidad de “Preladita”, a recorrer la capital hasta regresar a su templo sede. El culto a la Inmaculada Concepción está también presente en varios templos en el Estado, además de tener reverencia especial en el santuario de San Juan de los Lagos, Jalisco, hacia donde se organizan varias peregrinaciones anuales. Por su parte, la Cofradía de San Juan está asociada al espectáculo tradicional masivo de la Morisma o danza de moros y cristianos, que en el caso de Zacatecas es más bien un espectáculo teatral de grandes dimensiones.

Al santuario del Santo Niño de Atocha anualmente llegan cientos de peregrinaciones; Santo Santiago, en la zona del Cañón de Juchipila, está asociado a la fiesta de los Tastoanes, que a su vez tiene relación con la historia de la batalla del Mixtón y así sucesivamente fiestas y peregrinaciones van a estar asociados con eventos católicos como la Fiesta del Toro en el municipio de Susticacán celebrada con motivo del Carnaval.

En cada uno de estos eventos tendrá presencia importante la danza, considerada como danza de conquista,[iv] cuyo nombre depende de sus características, aunque tienen elementos comunes como son el uso de tocados de plumas y de un simbólico arco y flecha, los huaraches llamados de tapadera, sonajas o palmas, en especial la música de tambora acompañada de un violín que sustituye la primera al tambor de origen prehispánico, conocido en náhuatl como teponaztle y el violín a la flauta de carrizo prehispánica. Aparte de los elementos similares; los nombres más comunes son el de matachines o matlachines, danza de la pluma, de pardos y otras, que aparecen con nombres locales. Ésta sería tal vez una de las muestras de lo que podríamos considerar los elementos más representativos de lo que resta de la cultura indígena por su colorido y riqueza manifestadas en una nueva cultura.

 

 

* Maestra en C. Antropológicas. Centro INAH Zacatecas.

 

 

 

 

 

[i] Que significa en náhuatl: perro sin mecate.

[ii] Phillip Powell. La Guerra Chichimeca Fondo de Cultura Económica, Lecturas Mexicanas, 52, México, 1984. Título original en inglés Soldiers, Indians and Silver.

[iii] Powell, Phillip. La Guerra Chichimeca (1550-1600), FCE, Lecturas Mexicanas 52, México, 1984. pp. 213-231.

[iv] Jáuregui, Jesús (editor). Música y Danzas del Gran Nayar, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Instituto Nacional Indigenista, México, 1993. 334 p.

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