Muchas veces en la labor que emprendí hace algunos años para motivar la conciencia ambiental en distintos eventos y conferencias, afirmé que uno de los impactos del cambio climático era el aumento del nivel del mar como respuesta al deshielo de los polos, esto sin duda está pasando y ya varios pequeños países insulares en desarrollo como la República de Kiribati ubicada al noreste de Australia, experimentan la urgencia de moverse a otra nación pues sus tres metros sobre el nivel del mar, los ponen en entredicho ante un agua que sube 1.3 cm. por año, así, los más de 102. 351 habitantes no tienen su vida asegurada cuando menos en su territorio. Igual suerte están corriendo Las Maldivas ubicadas al Sur de la India, la República de Vanuatu o, Tuvalu, este último identificado como uno de los países que menos contaminan y de los más afectados por el calentamiento global, entro otros más. Es el caso de que una evidencia palpable de los impactos del cambio climático ocurre actualmente en Puerto Madero, Chiapas donde en los últimos años el aumento en el nivel del mar hará desaparecer varias playas, por ejemplo, Villa San José y San Benito son sitios que ya han perdido un poco más de 132.99 hectáreas de terreno a causa de la erosión y el cambio climático, lo anterior es señalado por el investigador Vicente Castro de la Universidad Autónoma de Chiapas; aquí literalmente el mar se va comiendo pedazos de terreno, los pobladores han puesto barreras de concreto para evitar que el mar siga avanzando sin que hayan tenido éxito. Las personas que viven de la venta de productos a la orilla de la playa, verán afectados sus ingresos al igual que todo el sector turístico de la región. Aunado a lo anterior, el peligro de fenómenos naturales como huracanes más intensos será una amenaza latente para la población. De acuerdo con Castro y tomando en cuenta los panoramas descritos por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, existe la posibilidad de que el mar incremente su nivel un metro en varios lugares de México, afectando principalmente a Campeche, Chiapas, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán. En términos concretos, Puerto Madero podrá enseñarnos muchas cosas, una de ellas, la existencia palpable de impactos del cambio climático en los ecosistemas marinos y, la falta de estrategias para adaptarnos a dichos impactos pues ni el gobierno, ni los empresarios, ni los ciudadanos han sabido hacer frente a tales afectaciones. Si lo anterior fuera poco, en materia de justicia ambiental estamos por los suelos ya que el Mar de Cortés, considerado como una de las regiones ecológicas de mayor biodiversidad del país y del Mundo, declarada además como Patrimonio Natural de la Humanidad en el 2005, está siendo afectada por el derrame de más de tres mil litros de ácido sulfúrico vertidos desde el pasado 9 de julio por la empresa denominada Grupo México, que en mi opinión, debiera cerrarse de manera indefinida y vetarse por el gobierno de México toda vez, que han incurrido en más de 22 accidentes ambientales, tal vez, cometidos al amparo de lo endeble de las sanciones y de los procesos administrativos que muchas veces se limitan a multas que a la postre, resultan irrisorias. Dicha empresa se vanagloria de ser líder en materia de producción de cobre, transporte ferroviario e infraestructura en el contexto de la estabilidad, la sustentabilidad y la vanguardia tecnológica. Mayores no pueden ser las falacias pues de acuerdo con la Ingeniera Química de la UNAM, Nicolle González Luz, cuándo el ácido sulfúrico entra en contacto con el agua, existe una reacción violenta que en animales produce efectos mutagenéticos (altera o cambia la información genética o ADN) y teratogénicos (malformaciones o anomalías de carácter anatómico o funcional) y, además, modifica el pH del agua del mar, lo que perjudica gravemente la vida marina. En este contexto, el Grupo México debe ser expulsado del País por el agravio ambiental a la Nación y al Mundo entero pues este recinto ecológico ha sido afectado en perjuicio de las presentes y futuras generaciones sin mencionar la mortandad de especies marinas que forman parte del patrimonio natural de nuestro país. Estaré atento a la respuesta de los titulares de la SEMARNAT y la PROFEPA; ojalá que no les tiemble la mano y expulsen de nuestro territorio a este tipo de empresas ecocidas que reiteradamente perjudican nuestro entorno común. FUERA EL GRUPO MÉXICO DEL PAÍS. ■
*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos
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