■ El desafío, establecer 58 consejos municipales de ordenamiento territorial y desarrollo urbano
■ Deberán realizar diagnósticos sobre asentamientos irregulares para proponer límites a éstos
■ Se ocuparán de actualizar los programas de desarrollo urbano y crear un reglamento al citado Código
El Código Territorial y Urbano de Zacatecas aprobado hace poco más de una semana, representa una serie de retos, algunos, el establecimiento y funcionamiento de 58 consejos municipales de ordenamiento territorial y desarrollo urbano y sendos observatorios urbanos que suman la representación gubernamental a la de la ciudadanía, mediante los que deberán realizarse diagnósticos sobre asentamientos irregulares para proponer límites a éstos, así como actualizar los programas de desarrollo urbano y crear un reglamento al citado Código.
“Entonces, la tarea no está nada pequeña, pero si no se establecía ahora nunca iba a suceder, y finalmente el gobernador creó esta secretaria con este fin”, dijo Guadalupe López Marchán, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano Vivienda y Ordenamiento Territorial (Seduvot).
La funcionaria también expuso varias soluciones a problemáticas fundamentales que este ordenamiento acomete con una nueva visión, “las ciudades dispersas, distantes y discontinuas”; el control de la expansión del crecimiento urbano y de asentamientos irregulares, el uso mixto de los inmuebles, el suministro de agua potable y la mitigación de los efectos de cambio climático.
López Marchán dijo ante el problema de “las ciudades dispersas, distantes y discontinuas” que también implica grandes traslados y demanda de transporte, que el Código Territorial y Urbano de Zacatecas propone a través de programas de desarrollo urbano la redensificación para que los vacíos se ocupen con el uso mixto de los inmuebles o la planta baja activa, generando así la contención del crecimiento de las zonas pobladas,
La propuesta es la combinación en la parte baja de las vialidades de una variada y oferta de comercios y servicios mientras las plantas altas se destinan para vivienda, de manera que la población se desplace lo menos posible para adquirir o acceder a estos.
“Facilita el que la gente acuda rápidamente a una ferretera, a un cajero, a una farmacia en lugar de tener que ir al centro de la ciudad, por ejemplo”.
Dijo sobre el tema del suministro del agua, que el crecimiento de las zonas urbanas debe fijarlo la cuota de los tanques de distribución del líquido para evitar el rebombeo y tandeo, y que la obtención de la factibilidad del servicio deberá involucrar la revisión técnica de los planos de las redes de agua potable y drenaje, pues ante propuestas como combinar cisternas y tinacos se ha observado que el dejar demasiadas cisternas evita que llegue el agua otros lados donde la población no las tiene.
El tema también tiene que ver con la capacidad de los tinacos pues la red de agua potable debe ser capaz de dotar el líquido para todos en todas las zonas.
“Estamos también estableciendo la separación cuando en los fraccionamientos haya posibilidad, de recuperar aguas grises para el regado de áreas verdes”, agregó vinculando el tema con la mitigación de los efectos del cambio climático (CC).
Dijo que esta versión del Código urbano propone la solución al revés de cómo estaba planteada en el anterior donde se establecían menos árboles donde había más gente.
Era así porque por lo general en un fraccionamiento residencial hay más áreas verde y en cada lote espacios para jardín y la colocación de un árbol, pero no ocurre esto en las zonas de viviendas de interés social, explicó.
El ordenamiento ahora establece como requisito que estas últimas deben tener cierta cantidad de árboles y de áreas verdes y ratifica que el área de donación de cada fraccionamiento debe considerar un porcentaje para este propósito y otro para equipamiento urbano con cercanía a donde habitan las personas, por lo que refrenda que sean las autoridades municipales quienes definan esta área, “ya que es un servicio para la sociedad”.
También referido al tema del cambio climático se prevé la denominada urbanización ecológica, “que tiene que ver hasta con el desplazamiento de residuos” hacia zonas que son destinadas para tal fin y cuya disposición final implica la concordancia con el tipo de suelos.
A través de los programas de desarrollo urbano se están estableciendo tres delimitaciones específicas, la primera referida a las áreas actuales donde se asientan las ciudades y otra apta para su crecimiento evitando que suceda en zonas de alto riesgo, otro tema asociado a los peligros de los efectos del CC.
“Cada vez aumenta más la temperatura o disminuye de manera extrema” generando impactos ambientales muy fuertes, por ejemplo, las caídas de lluvias torrenciales que arrastran tierras hacia las zonas más bajas, por lo que los cauces de zona federal no deben ser ocupados.
La especificación de la norma es que debe hacerse un estudio de resiliencia urbana, “que es como la capacidad de reacción ante un fenómeno natural, las medidas de mitigación y evitar que se reitere la presencia de asentamientos humanos en zonas de alto riesgo”.
“Es un tema que ya lo tiene muy puntualizado el Código Territorial y Urbano” y no lo contemplaba el anterior.
Sobre la problemática de los asentamientos irregulares López Marchán precisó que se les llama así a los que no tienen certeza jurídica respecto de la posesión de la tierra y dijo que su regularización va más allá de su definición como propiedad ejidal, comunal, privada o fraccionamientos rurales, ya que tiene que ver con que se encuentren o no dentro de un programa de desarrollo urbano, pues si no es así, “no es regularizable”.
“Eso lo tiene que entender quien promueve un fraccionamiento irregular”, pues la normativa busca detener el crecimiento desordenado de los asentamientos humanos ya que implica las personas no cuenten con la infraestructura suficiente para vivir.
Observó que un asentamiento irregular “nos cuesta más que uno formal, a todos” porque los impuestos deben invertirse en obras de infraestructura en zonas lejanas.
Luego del recuento de los temas nodales que aborda el Código Territorial y Urbano de Zacatecas, la titular de la Seduvot agregó que en sus artículos transitorios expresa la necesidad de realizar una serie de tareas “que cuando estuvimos en la discusión con los diputados yo consideré que a pesar de que el reto es muy fuerte si no quedaba establecido, nunca iba a suceder”.
Se trata del establecimiento de los 50 consejos municipales de ordenamiento territorial y mismo número de observatorios urbanos que tienen que ver con el monitoreo de lo que pase en las ciudades de Zacatecas y que involucran presencia ciudadana y de autoridades.
“Nos pone como reto establecer un diagnóstico de todos los asentamientos irregulares en el estado y fijar un límite, actualizar los programas de desarrollo urbano y crear un reglamento del Código”, expuso.
La creación de la Seduvot y su papel como gestora de todas estas estrategias antes dispersas en diferentes dependencias y organismos (Secretaría de Obras Públicas a través de su subsecretaría de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial, Instituto Zacatecano de la Vivienda, Sedesol, Fraccionamientos rurales), aunada a la reciente normatividad, permitirá el seguimiento, control y colaboración con los 58 municipios en la materia, dijo.
López Marchan comentó que a diferencia de los grandes proyectos de obra, el tema del desarrollo urbano “es muy sacrificado” porque no es notorio a corto plazo sino en lapsos de 15 a 20 años o más.
Tiene que ver también con una colaboración transversal entre instituciones y la ciudadanía, e implica temas de educación urbana, “tiene que ver con todos”.
