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miércoles, 24 abril, 2024
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■ El Mirador de Heródoto Culmina un histórico ciclo académico institucional, 50 años como universidad, reconocimiento como benemérita 2/2

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

A la memoria del maestro Cuauhtémoc Esparza Sánchez,
a seis años de su partida.
Por su trayectoria académica y de investigación, Cuauhtémoc Esparza Sánchez logró convertirse en un referente obligado de los estudiosos de la Historia en Zacatecas; una figura importante de la que no hay un solo profesor de posgrado que no conozca su obra.
José Enciso Contreras, durante homenaje póstumo el 1 de julio de 2013

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La función de un cronista universitario es dar a conocer sucesos y actores de la esfera institucional y dado que lo escrito permanece, de algún modo son fedatarios del presente para el porvenir. Desde la nominación como primer cronista de la ahora BUAZ, dedico el esfuerzo fundamentalmente en aquello que se hace bien en la institución, con el propósito de fortalecer el sentido de pertenencia, acrecentar la identidad universitaria, generar orgullo institucional y la consecuente corresponsabilidad, esto es, trabajar en equipo para crear sinergias orientadas a engrandecer a nuestra “alma mater”.

Con esta reflexión sobre la relevancia del cronista universitario y el significado de la importancia de la Memoria Histórica institucional, destaco que este ciclo académico prácticamente inició con la conmemoración de los 50 años como universidad y concluye con el proceso que implica que la UAZ haya sido declarada “benemérita”.

¿Por qué la LXVIII Legislatura decidió otorgar esa distinción? ¿Qué significado tiene? ¿Cuáles son sus implicaciones en el presente y el futuro corporativo? Al respecto, retomo las notas publicadas el 10 de abril del presente año en atención de haberse publicado el Decreto 122 en el Periódico Oficial el 6 de abril con la nominación oficial de benemérita.

En principio, la declaratoria se suma al trabajo de la administración del rector Antonio Guzmán Fernández orientado al fortalecimiento de la identidad universitaria y el orgullo de pertenencia.

Por otra parte, el otorgamiento de tal deferencia indica, de entrada, el reconocimiento a 186 años de historia y liderazgo académico, y de poner el conocimiento al servicio de la inclusión social y el desarrollo integral de nuestro estado. Es bien sabido que la educación pública es el más importante mecanismo igualador de la sociedad de todos los tiempos y lugares. Este fundamento de movilidad social es una conquista lograda parcialmente y una aspiración de los mexicanos.

La declaratoria representa además el reconocimiento a los integrantes de la comunidad universitaria que en la actualidad ponen en alto a nuestra institución, a través de diversas modalidades; algunas son: incorporándose al Sistema Nacional de Investigadores, así como al Programa para el Desarrollo Profesional Docente, y conformando cuerpos académicos que han cosechado reconocimientos nacionales e internacionales que la mantienen como institución de excelencia en el Consorcio de Universidades Mexicanas. Podría señalarse con certeza que lo que define a la ahora BUAZ es su inserción en el ámbito público.

Esto forma parte de los méritos de naturaleza colectiva que tomaron en cuenta los legisladores que impulsaron la propuesta, inicialmente Iris Aguirre, de la LXII Legislatura, gestión que fue continuada y finiquitada por Roxana Muñoz, Javier Calzada y Pedro Martínez, integrantes de la Comisión de Desarrollo Cultural de la LXIII Legislatura local. El reconocimiento para todos los que intervinieron en tal declaratoria para la “alma mater” de Zacatecas.

Puntualizo sobre la importancia de reconocernos como parte de una institución benemérita, recalcando que desde su fundación la BUAZ ha servido incansablemente al engrandecimiento de la sociedad zacatecana, reconocida como institución de excelencia. A 186 años de su fundación son incontables sus relevantes aportaciones a la educación y formación en el ejercicio de la docencia, la investigación, la extensión y la difusión.

Para los universitarios de la UAZ, la nominación de benemérita representa un reconocimiento a las contribuciones de la Universidad al desarrollo socioeconómico y cultural de nuestra entidad federativa, al de México y del mundo, a través de todos los períodos históricos en que ha funcionado desde su creación en 1832 como Colegio de estudios, en Jerez.

Recordemos que en 1837 se le trasladó a la ciudad de Zacatecas con el nombre de Instituto Literario del Departamento; en 1867, durante el periodo de la Restauración de la República, adoptó el nombre de Instituto Literario de García. En 1885, bajo la hegemonía epistemológica e ideológica del positivismo, asumió el nombre de Instituto de Ciencias.

En 1931, el gobernador Luis L. Reyes le asignó el nombre de Colegio del Estado. Un año después, en el centenario de su creación, 1932, el mandatario Leobardo C. Ruiz ordenó que retomara el nombre de Instituto de Ciencias de Zacatecas. El 10 de octubre de 1959, consiguió su autonomía, denominándose Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas (ICAZ).

Y el 6 de septiembre de 1968 entró en vigor el Decreto 496 en el que la Legislatura local promulgó la creación de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Tal es la trayectoria de nuestra institución que recibe con regocijo y alto honor la designación de benemérita.

A partir de ahora, los universitarios tenemos un motivo más para sentirnos orgullosos de nuestra “alma mater”. Pero es, además, una razón para que la declaración de benemérita no sea solo una decisión del Poder Legislativo sino un sentimiento de los universitarios y de toda la sociedad zacatecana.

Así se observa el mundo desde El Mirador de Heródoto. ■

*Cronista de la UAZ
[email protected]
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