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viernes, 19 abril, 2024
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‘Anima’: Thom Yorke y el onírico despertar

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 391 / Videos

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Lejos de sólo funcionar como una vía más para promocionar un álbum, los videos musicales son una forma de arte poco valorada. Como prueba de ello se encuentran los trabajos de cineastas veteranos tales como Spike Jonze, Michel Gondry y David Fincher, quienes dirigieron videoclips antes de consolidarse y debutar en la pantalla grande. Un director que tampoco es ajeno a este medio es Paul Thomas Anderson (Magnolia, Phantom Thread, There Will Be Blood), quien después de haber dirigido el video musical correspondiente al tema Daydreaming del grupo de rock Radiohead, vuelve a colaborar con su vocalista Thom Yorke, en un proyecto que sólo puede ser descrito como la manera perfecta de conceptualizar la experiencia de escuchar su música en un medio visual.

En un largo de quince minutos, Anima es un videoclip musical y a la par es un cortometraje con reminiscencias al cine mudo y a los filmes de Buster Keaton, que como tal no se parece a nada que se encuentre en Netflix, plataforma donde actualmente se encuentra disponible para streaming. El corto utiliza tres nuevas canciones del disco homónimo de Yorke –Not The News, Traffic y Dawn Chorus– para narrar una historia de amor con el uso de beats tecno y sintetizadores, así como elaboradas coreografías y juegos de luces en constante movimiento que se tornan fascinantes de ver.

Al inicio de Anima vemos a Yorke interpretando al pasajero de un tren en movimiento. A su alrededor, el resto de los pasajeros utilizan ropa casi idéntica y dormitan. Mientras él intenta mantenerse despierto cruza su mirada con una hermosa mujer, interpretada por Dajana Roncione, actriz italiana y novia de Yorke en la vida real. De manera repentina y al ritmo de la primera canción, todos en el tren comienzan a moverse en patrones, guiados por una fuerza invisible. En medio de todo el movimiento, Yorke nota que la mujer dejó lo que parece ser una lonchera de metal y trata de alcanzarla para dársela, yendo en la dirección contraria al resto de las personas que se mueven al unísono. Después de la secuencia del tren, Yorke termina atrapado en una especie de purgatorio, una plataforma con suelo blanco en medio de un vacío negro donde intenta avanzar pero es arrastrado de manera constante hacia atrás por la gravedad y por el resto de las personas que se deslizan en el piso y se lo llevan consigo. Tratando de librarse de esta fuerza invisible, los movimientos de Yorke -quien resulta ser un actor de cine mudo innato- se vuelven más naturales conforme se acerca a la mujer que intenta alcanzar, y como resultado el último segmento del mini filme fluye de una manera lírica, melancólica y por completo romántica.

De una belleza inusitada, Anima es un caleidoscopio de coreografías sobre esclavos que se encuentran atrapados en la monotonía y la opresión de la era moderna, sobre objetos que intentamos obtener y que estamos destinados a jamás alcanzar. Pero sobre todo es una sublime representación del mundo onírico que encontramos al momento despertar, en ese punto medio entre los sueños y la realidad, y que se mantiene en nuestras cabezas incluso cuando salimos de la cama, casi como si fuera un monótono beat de una canción de Thom Yorke.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-391

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