Estados Unidos, como país, desde su establecimiento, siempre ha sido un imán para la población en movilización. Desde los nativos que ancestralmente eran los pobladores de este territorio y que veían la tierra como una bendición natural y era venerada como una gran diosa y era considerada como la madre de todas las especies y todas las etnias. Con el arribo de los primeros europeos que se instalaron en sus territorios y los reclamaron como suyos arguyendo una falacia humana llamada “destino manifiesto”, tanto desde las costas del noreste del territorio como desde el sureste y el sur por parte de los ingleses y españoles, principalmente, ha sido tierra de conquista. Por parte de los ingleses y luego por otras etnias de corte caucásico en lo que primero fue la nombrada Nueva Inglaterra (Maine, Rhode Island, Connecticut, Massachusetts y New Hampshire), Nueva York, Filadelfia, Maryland y posteriormente las colonias del sur.
Hasta hace unos años la migración en estos territorios había sido principalmente de corte europeo y afroamericano y luego, con la adhesión de Puerto Rico, comenzó la invasión antillana y desde el siglo XIX, poco a poco se fueron estableciendo los asentamientos de origen asiático hasta darle a Nueva York su calidad cosmopolita y la categoría de capital del mundo.
No obstante, hasta hace unos años, la gran urbe era un destino poco elegido por los mexicanos, sobre todo por aquellos que les gusta el apego étnico histórico. El trabajo que hoy ocupa a esta columna es un trabajo editorial sobre personas que decidieron cambiar los rumbos del oeste y el medio oeste del país del norte. Es de aquellos que representan una nueva visión de la búsqueda de oportunidades mejores a través de la migración. Dicho lo cual, se acude a la siguiente obra literaria:
Eduardo González Velázquez. (2018).
Historias mexicanas desde Nueva York.
Ediciones Proceso.
El autor es un historiador, cronista y analista político. Profesor investigador. Profesor invitado a varias universidades estadounidenses y Canadá. Premio Jalisco de Periodismo (2007 y 2009) en géneros de crónica y reportaje escrito, respectivamente). Autor de los libros Con todo y triques, Frontera vertical y Ciudadanos a la mitad.
El libro fue escrito con la intuición y colmillo del periodista investigador en el verano de 2016. Siguiendo las huellas de aquellos a quienes la vida en su país, México, les ha negado el derecho de desarrollarse con dignidad y buscan hacer valer sus derechos para llevar a sí mismos y a su familia a través de los senderos de la superación.
Trata de individuos y familias que no tuvieron más opción que dejar atrás toda su vida y sus recuerdos para aventurar sus pasos hacia las oportunidades que ofrece el país del norte, dejando atrás la pesadilla que hoy día significa vivir en México y buscar “el sueño americano”; la mayoría convencidos de que aquí ya no hay esperanza. Solo un bajo porcentaje de los entrevistados aspiran a regresar e intentar nuevamente una vida que sea promisoria y tenga algún viso de expectativa.
Durante 15 días el autor se da a la tarea de interrogar a un buen número de emigrados en una plaza que hasta hace unos años no figuraba en los espacios objetivo de los migrantes mexicanos en particular y latinoamericanos en general, Nueva York. Hoy, con una población de más de 100,000 paisanos residentes en la Gran Manzana y las opiniones se diversifican. Se analizan varios fenómenos migratorios entre líneas directa e indirectamente: desde la política de alto nivel, pasando por temas específicos, hasta el romántico sueño del regreso a casa.
Se relatan además de las andanzas del autor en su búsqueda de las entrevistas con migrantes a los que se les puede integrar a la “generación del esfuerzo”, es decir, aquellos que están dispuestos a hacer trabajos de cualquier tipo como medio para lograr los fines que les permitan llevar una vida digna y abrir oportunidades para su desarrollo y el de sus familias. El opuesto a la vida de desapego y degradación que en varias ocasiones ha tratado de endilgar el actual mandatario del país vecino a los mexicanos y otros extranjeros pobres a quienes trata de estereotipar como delincuentes y criminales.
Son treinta y dos entrevistas logradas en dos semanas de trabajo que eligieron gran ciudad como sede para alcanzar sus sueños. En la mayoría de ellos trasluce la amargura por el país que dejaron, por los insuperables problemas que lo aquejan, como la corrupción, la delincuencia, la inseguridad, la carencia de servicios sociales y la falta de oportunidades para alcanzar sus metas o para, en el último de los casos, salir de la pobreza extrema.
Entre líneas, se advierten algunos otros fenómenos como la feminización de la migración; los fallidos acuerdos migratorios y comerciales entre las dos naciones; el envío de remesas; las principales tendencias migratorias y formas de organización; el tráfico humano las migraciones secundarias, entre otros.
El agudo instinto analítico del autor permite intimar con los sueños y realidades de los entrevistados. La sensibilidad con que se establece el diálogo entre el escritor y sus sujetos-objetos de estudio permite ilustrar un punto de vista fundamentado que abona al conocimiento de este fenómeno. No deje de comprar y leer este libro; además de su amena lectura, usted incrementará su acervo en el dominio de este tema. ■
