Autora: Arely Velázquez Soto
Residencia: Zacapu, Michoacán, México
Entre música tradicional,
los viejitos se encontraban
danzando tan incondicional,
con colores que brillaban.
El bastón sonaba
al ritmo de la tonada,
y sus vestuarios de manta
a todos emocionaban.
El baile ya finalizaba
cuando la Calaca llegaba,
y los huesos se le zafaban,
de tan feliz que estaba.
Los viejitos la armaban
y a bailar enseñaban,
para unirse a la danza,
que tanto gozaban.
Tan enamorada que estaba
de la danza que presentaban,
al panteón los arrastraba,
y de los pies los llevaba.
La Calaca ya en paz descansa,
al cumplir lo que anhelaba,
pues su tumba ya vibraba,
y los pasos dominaba.