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viernes, 29 marzo, 2024
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De lo insólito a la felicidad temporal

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Cuando el 22 de noviembre de 1850 en el periódico La Concordia, órgano oficial del Gobierno supremo de Zacatecas, publicó que favorecido por el voto popular en adelante sería gobernador de dicho estado Luis de la Rosa Oteyza y que pese a que éste radicaba en Nueva York, contestó que le era imposible venir de volada por el intenso trabajo que significaba representar al gobierno federal en dicha metrópoli.
No obstante, aseguró arribar a su querido Zacatecas a fines de 1851. Para la víspera, otro ataque del temible cólera morbus azotó a la ciudad y el estado casi tan temible como el de 1833 y diezmó las finanzas públicas, atemorizó a la población al extremo del pánico y avergonzó a las autoridades por lo desprovisto e inadecuado de sus economías. Dicho episodio cobró la vida de 10 mil zacatecanos. Difícil e imperdonable olvidar eso.
Desde antes y para después, lo insólito ha sido dueño de la vida de los zacatecanos.
Generalizada la sencillez popular, surgieron artistas y personajes de incalculable valor humano para la nación y con el soporte de ser útiles y oportunos en el devenir de sus destinos compartidos.
La sorpresa y llegarían sin temor las camarillas que lejos de ver por el bienestar del estado y ejercer la soberanía, favorecieron la desnacionalización y la acumulación privada de riquezas con su gran cauda de despojos y empobrecimientos de gran parte de la poblacion.
Saldo de su corrupción, impunidad y violencia en el incremento de la inseguridad, de los asesinatos, las desapariciones y los desplazamientos forzados.
Eso jamás se nos olvidará.
Faltan muchas cosas por arreglar. El Ritual apenas empieza y que la felicidad no sea temporal sino permanente.

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