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jueves, 28 marzo, 2024
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El hombre que mató a Don Quijote cierra el festival

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

Por fin se exhibió la polémica, por su producción que no por su tema –bueno algo hubo de eso-la película The man who killed don Quixote (El hombre que mató a Don Quijote) del estadounidense Terry Gilliam, en la Selección Oficial fuera de Competición.
Desde las placas de apertura de la cinta que dura 133 minutos, dos pantallas en negros: la primera para afirmar que esta película fue amenazada con unos falsos supuestos de derechos de autor; y la segunda “Por fin, después de 25 años esta es la historia del Hombre que mató a Don Quijote” –más o menos así son las placas, las recito de memoria pero pasan muy rápido, quizás algunas palabras se me fueron-. Y saltan las primeras risas. Porque la pretendida seriedad que normalmente advierten esas placas sobrias en las aperturas se rompe con una burla a las peripecias de la producción y luego a la confesión del viacrucis que sufrió Gilliam con un proyecto que tardó 25 años.
Primera secuencia, un set de filmación en un exterior: un hombre a caballo, Don Quijote por supuesto, se apresta a enfrentarse a los gigantes molinos; Rocinante a la carga y la lanza de Don Quijote da contra un brazo del gigante-molino, se queda atorado; alguien detrás de la cámara grita “corte”, le hélice del molino se ha atorado, el motor ha fallado y la escena tiene que parar. En seguida el director de la película Tobi Jonathan (Adam Driver) recostado en una gran mano está al teléfono arreglandola selección de qué tipo de actores deben contratar en la producción “gays, lesbianas, trans, musulmanes, etc. Todos los que sean necesarios para cubrir la cuotas de equidad”. Segundas carcajadas de la sala llena de críticos de cine.
Quizás ésta sea la única secuencia que pudo adaptar Gilliam de su ambicioso proyecto original: filmar una película de todo El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha escrito por Miguel de Cervantes a inicios del siglo XVI. Hace 25 años cuando lo inició pensó que lo haría y pronto se dio cuenta que sería imposible, que los medios financieros no lo apoyarían en toda esa locura y que al final, adaptar toda una obra llena de sueños sería una segunda locura, es decir, una más sumada a la del hidalgo caballero.

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Fotograma de la película de Terry Gilliam, El hombre que mató a Don Quijote

Las locuras de los Quijotes
A partir de ahí, las dos locuras se juntan, la de Gilliam y la de Don Quijote. El primero se aprovecha del hidalgo español para vaciar sus frustraciones y delirios cinematográficos, tal como había hecho en sus adaptaciones de los cuentosmedievales en su serie fílmica de los Monty Pyton en la década de 1980. Pero ahora con el apoyo de actores de cine profesionales: Adam Driver como Toby, Jonathan Pryce como Don Quijote, Stellan Skarsgard como El Jefe, Olga Kurylenko como Jacqui y Joana Ribeiro como Angélica.
Personajes que tienen, parece evidente, relaciones con ciertos personajes reales. Por eso El Jefe, son los jefes de varias productoras, sus ricos empresarios dinerosos que le exigieron ceder a sus caprichos personales mientras que el director Toby se acostaba con sus mujeres –de esto, podemos pensar que son libertades de adaptación de la novela de la vida de Gilliam, ¿o no?-.
El hombre que mató a Don Quijote es pues una historiade tres niveles de adaptación: el primero y base, la obra de Cervantes; el segundo, la adaptación hecha por Gilliam del Cervantes; y el tercero la adaptación hecha por Gilliam de su propia travesía y de su propia vida.
Los tres niveles se mezclan en un delirio que pierde una referencia que nos permita dilucidar cuál es la historia real que vemos en la pantalla. Todos los niveles se mezclan: al director Toby montado a caballo acompañandoa Don Quijote y la rica rusa vestida de princesa y custodiada por dos guardaespaldas en smoking negro y montados a caballo.
O, basta ver con el afiche promocional: un Toby que se vuelve Sancho Panza montando una motoque sale de la cabeza en llamas del Don Quijote.

La adaptación del gran Cervantes
Gilliam llenó a su Quijote con frases que le permiten romper la seriedad de la adaptación, tipo “conozco las frases del Quijote porque yo las escribí, yo las adapté”, responde Toby al Quijote.
Quizás por eso cierta prensa, sobre todo española, no ha sido muyamable con la versión de Gilliam, quizás se esperaban una adaptación más seria y que respetara a Cervantes, de quien le han puesto marca de pertenencia española; eso y además de que la obra de Cervantes no esté respetada ni por la policía ni pueblerinos, todos hablan un perfecto inglés, cuando se ponen al castellano lo hacen con el marcado acento anglosajón.
Hay que recordar que la película, prevista para cerrar el 71 Festival de Cannes después de la entrega de la Palma de Oro corrió el riesgo de ser bloqueada por uno de los exproductores. En el 2016 el productor Paulo Branco y su compañía de producción Alfama Films había retomado el proyecto de Gilliam. Sin embargo, Branco y Gilliam pronto tuvieron enfrentamientos, el primero acusó al segundo de tener un comportamiento infantil de niño chiqueado, mientras que el segundo acusó a Branco de ser entrometido en su obra, de querer imponerle gente en su equipo y no entregar el dinero prometido. Un año más tarde, ya separados, Gilliam realizó la filmación con una sociedad de productoras Alacrán Pictures y Amazon Studios. Branco ha hecho una demanda y reclama los derechos de difusión y distribución de la película, por lo pronto la justicia francesa ha permitido que se exhiba, falta ver qué pasará en el extranjero.

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