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viernes, 29 marzo, 2024
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Amnistía ¿sí o no?

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Por: GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ •

Andrés Manuel López Obrador detonó en su interior. Reprimido, molesto y atribulado en sus explicaciones, fue puesto entre las cuerdas por sus contrincantes. En conjunto, de una buena vez lo urgieron a definir esa retórica tan peculiar -e inquietante- que ha soltado en la arena electoral: ¿ofrecerá o no amnistía al crimen organizado?
Como primera hipótesis de trabajo, podría decirse que el mensaje, evidentemente, no tiene como receptor al ciudadano votante, sino a los criminales. Y es que, lejos de los prejuicios cotidianos, los hechos nos dicen que el narcotráfico en este país vota, y su voto cuenta. Además, la guerra los ha mermado.
Baste echar un ojo, por ejemplo, al análisis de testimonios en juicios en contra de diversos integrantes del grupo criminal “Los Zetas”, en San Antonio, Austin y Del Rio, Texas: “Control… Sobre Todo el Estado de Coahuila”, que la Clínica de Derechos Humanos, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas, publicó el pasado mes de diciembre, donde ratifica la operación de los grupos de la delincuencia en el espectro electoral. Entre otros hallazgos, los testimonios de los miembros del crimen organizado, puestos a disposición de la autoridad norteamericana, alcanzan a develar una parte de este entramado:
“Los testigos declararon que los Zetas pagaron grandes cantidades de dinero a candidatos durante sus campañas a gobernador. Había un entendimiento entre el cártel y los candidatos que si ganaban las elecciones, una vez en el poder, los candidatos usarían su influencia para que se asignaran contratos federales relacionados con proyectos de limpieza de PEMEX a ADT Petroservicios… empresa financiada parcialmente por fondos provenientes, en su mayoría, de las operaciones del narcotráfico del cartel.”
Regreso al mensaje de Andrés Manuel. Como segunda hipótesis de trabajo: ¿es posible que el destinatario de su mensaje también sea el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes? Ordenado sacerdote en Nayarit, ex arzobispo de Tlalnepantla, y sucesor del polémico Norberto Rivera Carrera por indicación expresa del Papa Francisco, Carlos Aguiar ha mantenido lazos inconfundibles con el poder político mexicano.
Su relación con el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa abrió una puerta importante que le ayudó a cabildear en contra de las normas que pretendían despenalizar el aborto a nivel nacional, durante 2008. Con la clase política mexiquense hubo aún mayores coincidencias: Aguiar Retes ofició la boda entre Eruviel Ávila Villegas, ex gobernador el Estado de México, y María Irene Dipp.
Más tarde, el ex arzopisbo de Tlalnepantla intercedería ante el Papa Benedicto XVI, para anular el matrimonio religioso de Angélica Rivera Hurtado (luego De la Peña) con la finalidad de contraer nupcias con el presidente Enrique Peña Nieto. Durante el traslado del entonces gobernador mexiquense a Roma, su acompañante, Aguiar Retes, gestionó la posibilidad de una reforma al artículo 24 de la Constitución en referencia a la libertad religiosa, de conciencia y de convicciones éticas, que no había logrado con Felipe Calderón.
Pero ¿por qué Aguiar Retes es pieza clave en el mensaje de amnistía de López Obrador? Pues precisamente porque como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en el trienio del 2006 a 2009 (en aquellos años obispo de Texcoco), propuso, por vez primera en el país, la tan controvertida “aminstía” a capos del narcotráfico que, dijo, “muy generosos” habían apoyado a sus comunidades, y “muchas veces” también construían templos y capillas.
La postura de Aguiar Retes sí tendría resonancia y bienvenida en la comunidad eclesiástica, tanto que en febrero de 2013, con el auspicio del cardenal Norberto Rivera y la Arquidiócesis de México, el alto clero presentó “Hermano Narco”, el primero de una serie de 12 documentales escritos y producidos por el padre Omar Sotelo Aguilar, con los que se invitó a los feligreses “a perdonar las acciones violentas de los narcotraficantes”.
El objetivo del clérigo cineasta se centró en retomar y valorar el sentimiento de perdón “en medio de tanta violencia”; discurso que, paralelamente, Andrés Manuel retomó en la idea de “amnistía” que tomó prestada de la iglesia católica mexicana.
No es coincidencia entonces que desde el pasado 13 de abril, en su reunión con los obispos católicos de la Conferencia Episcopal Mexicana, López Obrador haya elevado a propuesta de campaña, una invitación extensiva al Papa Francisco (a quien hizo entrega de la medalla Fray Bartolomé de las Casas en su visita al Vaticano en octubre de 2015), para que protagonice un proceso de mediación y pacificación en México, premisa que retomó en el debate de este fin de semana.
A partir de estas dos hipótesis es necesario preguntar: ¿fueron las condiciones que vive la iglesia católica mexicana las que propiciaron un llamado, desde 2008, a la amnistía para los grupos criminales que “ayudaron” a sus comunidades? ¿O fue acaso el narcotráfico, a través de la iglesia, quien impulsó este mensaje de conciliación? He ahí la verdadera motivación política de la “amnistía” del señor López. ■

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Twitter: @GabrielConV

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