A estas alturas del proceso de selección de candidatos a los diferentes cargos de elección popular, va quedando cada vez más evidente la crisis del sistema de partidos políticos, lo que se manifiesta en varios planos: el primero y más evidente hoy es su debilidad ideológica, propiciada por la incultura política generalizada, la falta de la asignatura de civismo y de la practica del debate en todos los niveles educativos, y la ausencia de programas de análisis político en el sistema de medios de comunicación; la segunda y también muy evidente es la falta de democracia en todas las organizaciones partidistas, lo que se refleja en el método centralizado utilizado para designar sus candidaturas. Ambas características conducen directamente a la grave crisis de representación que padecemos desde hace años. Muy pocas personas se sienten representadas por algún partido o político, y la falta de credibilidad ha llegado a niveles increíbles. Y lo mismo pasa con nuestra incipiente democracia De acuerdo con la edición 2017 de la encuesta Latinobarometro, la preferencia por la democracia bajó de 50 a 42 por ciento en el último año. Esto no significa que las preferencias por un gobierno autoritario hayan aumentado, por el contrario, bajaron de 19 a 15 por ciento. Lo que subió fue la indiferencia hacia el tipo de régimen: según el estudio, la proporción de mexicanos que dijo que le da lo mismo tener un régimen democrático que uno no democrático aumentó de 31 a 43 por ciento. Este es el nivel más alto de indiferencia política que se registra en el país desde 1995, cuando iniciaron estos estudios.
Lo anterior también explica otro aspecto de la crisis global: el que se refiere a la insatisfacción con los partidos existentes, pero también con el surgimiento de nuevas organizaciones y, para colmo, también crece la insatisfacción con los independientes. Esa percepción es fácilmente explicable: si la gente ve que la corrupción política crece y afecta a gobiernos de diversos partidos, además de que el sistema de financiamiento público no ha detenido su crecimiento ni funcionan los mecanismos de control, entonces entenderemos porque la gente no confía en partidos ni, como consecuencia, en las coaliciones que forman. Y de ello deducimos nuestra primera conclusión: la presenta campaña se centrará cada día más en las cualidades percibidas de los candidatos, los discursos laudatorios de los partidos habrán desaparecido, con la excepción de los nuevos partidos locales que intentarán convencer de que son diferentes y, por otro lado, está el caso de Morena que recorre un camino muy sinuoso en la conformación de su identidad; da un paso hacia adelante como un partido de reciente creación, para dar otro hacia atrás mostrando rasgos de contaminación con los viejos vicios.
A escasas dos semanas de que venza el plazo para acreditar las firmas de apoyo suficientes para el registro de candidatos independientes, parece muy difícil que lo logren más de tres aspirantes a la presidencia de la república: Margarita Zavala, el Bronco, y Ríos Peter. Pero se ve mucho más cuesta arriba que logren llegar a fines de Marzo con un posicionamiento que les permita arrancar la campaña propiamente dicha con algún grado de competitividad. Por lo que se ve, tendremos una campaña presidencial entre tres las siguientes 6-8 semanas, y el resto del tiempo será una competencia entre dos.
