Es preocupante la segregación, la discriminación y el odio que estamos viendo últimamente en la política. Parece que en vez de alentar lo mejor de las personas, la política está potenciando lo peor de nuestra sociedad, como la xenofobia y el racismo.
Hace unos días, los mexicanos vimos como varias diputadas del PRI se levantaron de sus curules para insultar al diputado de morena Mario Ariel Juárez. En el video se observa cómo se organizaron, levantaron las manos y gritaron “eeeeee puto” y “quiere llorar, quiere llorar” en clara alusión a las preferencias sexuales del diputado; pero lo más triste fue cuando las diputadas intentaron explicar su conducta, y muy orgullosas dijeron que no le habían gritado “puto”, sino “bruto”, para volver a insultar al diputado y terminar insultando la inteligencia de todo el país.
Pero este tipo de comportamiento no es nuevo, ni es exclusivo del PRI, en todos los partidos se han realizado este tipo de expresiones que denigran a las personas y a la política: para nadie es un secreto que desde el PRD se impulsó una campaña en contra de Miguel Alonso al que en público y en privado tachaban de “pinche puto” en alusión a la supuesta homosexualidad del entonces candidato PRIiista, estigma que lo persigue hasta nuestros días.
Y todavía recordamos cuando en 2013 los priistas hacían una campaña homofóbica en contra de Xerardo Ramírez y al mismo tiempo los petistas perseguían con saña a Benjamín Medrano al grito de “no, no, no, el joto, no”, sin que nadie sintiera el más mínimo pudor por estas vergonzosas campañas de odio.
Ahora, esta campaña de homofobia se trasladó a la Legislatura de Zacatecas, donde se discute la modificación al código familiar para garantizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pocas personas saben, que en este momento el matrimonio y la adopción de personas homosexuales ya está autorizada en todo el país por la jurisprudencia que emitió la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero las parejas homosexuales deben solicitar contraer matrimonio a las autoridades civiles y esperar a que les nieguen sus derechos para promover un amparo ante la justicia federal, después de ese tardado trámite, los jueces de distrito OBLIGAN a las autoridades a permitir el matrimonio y la adopción de parejas homosexuales.
Ese trámite es inútil y tiene un costo para los contribuyentes, porque siempre que una pareja homosexual solicite un amparo para casarse, la autoridad judicial le otorgará el amparo para garantizar sus derechos, básicamente estamos saturando nuestro sistema judicial con un asunto que ya está definido, por eso ahora los estados de la república están modificando sus códigos familiares y en Zacatecas ya se presentó la iniciativa.
Para evitar que la reforma sea aprobada, algunos grupos de intolerancia difunden mentiras y acosan a los legisladores que se pronuncian a favor de autorizar la plena legalización del matrimonio homosexual. Estos grupos de ultraderecha justifican estos niveles de acoso poniendo a la familia como pretexto y con esa bandera humillan, segregan y lastiman a los que no piensan igual que ellos.
Estos episodios de odio son vergonzosos en pleno siglo XXI que las autoridades deben intervenir oportunamente que las evitar que el odio se propague, lamentablemente el INE y la CONAPRED han sido lo suficientemente tibios para permitir que todo mundo discrimine a su antojo.
Se supone que la política sirve para lograr la integración de todos y garantizar el avance de la sociedad, pero en este caso hemos visto como la política se ha utilizado para denigrar, segregar, excluir y dividir a nuestra sociedad, lamentablemente estas campañas de odio son tan atractivas, que muchos olvidan que la mejor manera de proteger a la familia y a la sociedad es con respeto.
