Ante los graves problemas de violencia que padecemos y tienen a toda la población lastimada, surge la exigencia de toda la sociedad zacatecana de que el Gobierno del Estado active alguna estrategia que aminore el problema. Y más que exigencia, ya es clamor. Sabemos que los sujetos causantes de tanto dolor, y que tienen ahora mismo a decenas de familias prácticamente en pedazos, son jóvenes que han perdido la humanidad. Si se logra tomar presos a los responsables de los atroces crímenes, será bueno, pero aún eso no les regresará la paz a esas familias. Lo mejor es que esos eventos no ocurran, que no tengan lugar. Y para eso, la única estrategia posible es la prevención: evitar que todos esos jóvenes se envuelvan en las actividades delincuenciales.
Para dar el mensaje de que la vía de la prevención es un camino importante, el gobierno anuncia la creación de la Subsecretaría de Prevención del Delito, dependiente de la Secretaría General de Gobierno. Se justifica que “sube” de categoría o importancia el tema, ya que antes era sólo un Centro. Pero también sabemos que no necesariamente la creación de más burocracia significa darle más relevancia a un tema, o que con ello el problema tenga mayores garantías de atención adecuada; sin embargo, si eso significa que la actividad de prevención recibirá mayores recursos por los efectos presupuestales de la Subsecretaria, y les da mayores capacidades de coordinación en el resto del aparato de gobierno y eleva sus competencias en gestión, pues está bien la
medida.
Por ello esperamos que la propuesta venga acompañada de las garantías de actividad efectiva, y no sea un cascarón burocrático. Es bueno el mensaje que nos dan con la propuesta de creación de esta instancia de Prevención, pero dado que hemos tenido experiencias negativas en eventos similares, debemos esperar a que presenten el arsenal programático para emitir un juicio con mayores elementos. Recordemos la creación en el Gobierno Federal de la Secretaría de Cultura, al mismo tiempo que cortaron el 40 por ciento del presupuesto cultural. Y el poco impacto que ha tenido la Secretaría de la Mujer en la entidad. Así, darle relevancia jerárquica en el organigrama a un tema, no significa en automático mayor efectividad en la atención de dichos problemas. Igualmente en el caso de la nueva fiscalía: hay una fiscalía en el caso de los periodistas y su acción ha sido poco menos que nula. Bien dice el corrillo: “¿hay un problema? ¡Crea un puesto!”. Esa receta ha dado más ilusiones que resultados. Pero tampoco significa que no vaya a funcionar: todos deseamos que sí lo haga y el éxito sea apoteósico. Pero eso dependerá de las actividades concretas que realicen y las capacidades efectivas que adquieran para hacerlo. Esperamos que sea el inicio de algo bueno y nuestras reservas se vean fácticamente contradichas.
