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jueves, 25 abril, 2024
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Las fuerzas progresistas zacatecanas sólo ganarán en 2018 si abandonan el sectarismo

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

El sábado pasado quedó en evidencia la existencia de dos dinámicas diferenciadas al interior de Morena en Zacatecas: la primera se viene expresando en reuniones de estructura en distintos municipios, como Fresnillo, convocadas y organizadas por los dirigentes estatales formales del partido, Fernando Arteaga y Gilberto del Real, presidentes del Comité y del Consejo respectivamente, y la otra en un evento de “estructura” convocado por los hermanos David y Saul Monreal en su papel de enlaces designados por la dirigencia nacional. Los miembros de ese partido, integrantes de sus estructuras municipales y distritales, observan preocupados las dos dinámicas, porque se les coloca en la tesitura de tener que formarse un juicio sobre la legalidad y utilidad de ambas. La situación se parece mucho a la que vivió ese partido en los prolegómenos del proceso electoral local del 2016 en el cual se eligió gobernador y se renovaron la Legislatura estatal y los 58 ayuntamientos, en el que las candidaturas de Morena resultaron de un proceso muy confrontado, aunque se puede afirmar que la gran diferencia es que ahora existe un consenso muy amplio con la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador.

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Ello no significa que esté garantizada la voluntad unánime de votar uniformemente por todos los candidatos de Morena, independientemente del proceso de su selección. Lograr esa voluntad unitaria implica dejar de lado todo tipo de conductas sectarias, lo que no parece estar en los planes de los protagonistas, si nos atenemos a la existencia de las dos dinámicas, al contenido de las posiciones políticas que subyacen y de sus publicaciones en las redes sociales. No parecen entender que el tiempo ya está encima y que las conductas unitarias no surgirán espontáneamente, sino que solo se producirán si ellos muestran una voluntad unitaria a toda prueba. Así lo demuestra nuestra historia.

Para entender las diferencias de las actuales fuerzas progresistas en Zacatecas es necesario recordar que, en la elección presidencial de 1970, las escasas fuerzas de izquierda en Zacatecas solo se hicieron eco, muy débilmente, de la propaganda del clandestino Partido Comunista Mexicano (PCM) llamando a no votar, y se orientaron a impulsar localmente el poderoso movimiento campesino de lucha por la tierra que se expresaba en buena parte del país. La movilización campesina por la tierra en la entidad zacatecana se potenció por la voluntad unitaria de estudiantes y trabajadores de la UAZ, así como de los dirigentes del PCM, que acordaron la creación del Frente Popular de Zacatecas (FPZ), al cual pronto se adhirieron grupos de solicitantes de vivienda que invadieron predios para fundar colonias en distintos municipios del Estado. El FPZ enfrentó directamente a la élite del poder en Zacatecas, logró triunfos importantes en la lucha social y se constituyó en una fuerza no electoral, opositora al régimen, que llenó un vacío de tres lustros.  También se generaron en esa época sendas insurgencias de los trabajadores en distintos sindicatos, especialmente entre los electricistas con la tendencia democrática que encabezaba Rafael Galván, y pocos años después la del Movimiento Democrático del Magisterio Zacatecano, y la que condujo a la construcción del sindicalismo universitario. No se debe olvidar, sin embargo, que en 1974 el PRI todavía logró imponer sin problemas al General Fernando Pamanes Escobedo como gobernador del estado.

En el año 1975, el XVII Congreso Nacional del PCM determinó lanzar una convocatoria unitaria para participar sin registro legal en el proceso electoral federal de 1976 con un candidato independiente a la Presidencia de la República, que a la postre fue Valentín Campa Salazar, obrero ferrocarrilero liberado recientemente de una larga e injusta reclusión en prisión junto con Demetrio Vallejo, el histórico líder del sindicato. La campaña fue tan exitosa que logró sus demandas principales: Reforma política y ley de amnistía para los presos políticos. La voluntad unitaria de aquellos dirigentes se expresó en la transformación sucesiva del PCM en PSUM, PMS y PRD durante la década de los años 80, y después en las sucesivas reformas electorales que hicieron posible la alternancia en distintos gobiernos estatales y municipales, y en la presidencia de la república en el año 2000. En el ámbito local esa voluntad democrática unitaria se expresó en el hecho de que en el PRD ejercían sus derechos políticos la mayoría de los dirigentes principales del movimiento campesino, del magisterial y del universitario, y de que en 1998 abrieron las puertas del PRD a la candidatura de Ricardo Monreal a gobernador del estado.

La inmensa mayoría de los portadores de esa experiencia hoy está confluyendo en el amplio apoyo a AMLO, pero como hemos dicho, su diversidad no se expresará espontáneamente bajo el liderazgo de una de sus tendencias, como ya ocurrió en varias ocasiones en el pasado reciente. Las conductas sectarias en Zacatecas hicieron su aparición durante el proceso electoral local de 2007, y se mantuvieron en 2010, 2013 y 2016, lo que explica las sucesivas derrotas. Una década perdida para un pueblo que, por sus condiciones de existencia, requiere con urgencia que los dirigentes progresistas recuperen la voluntad unitaria e inicien el delicado proceso de selección de las mejores candidaturas, que aseguren la mayor intención de voto, la fidelidad al proyecto alternativo y la representatividad del movimiento en su conjunto. Pronto veremos si aparece la voluntad unitaria perdida. n

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