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viernes, 29 marzo, 2024
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2018: Difícil y necesaria concreción

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

La oposición política en Venezuela inicia a transitar, de dar la lucha por el Poder Político, dentro del país, como eventual conflicto nacional, hacia el plano internacional para inscribirlo en ese nivel y poder eventualmente concitar apoyos contra el Presidente Maduro, ésa pareciera ser su intención: iniciar a debilitarlo comunicacionalmente desde hoy para facilitar imaginariamente una eventual intervención (ahora hasta militar) internacional que, esa oposición, no dudaría en solicitar, pues todo se haría con base en esa eventual legitimidad, que no legalidad, de la que hoy quieren investirse los opositores venezolanos para poder golpear o evitar ser golpeados en una lucha, a todas luces, en busca de la defenestración institucional de Maduro, golpe al que, desde este momento, quieren investir con un carácter democrático para que la opinión pública eventualmente pudiera tragar lo que sería, en lenguaje sencillo, un golpe de Estado. Por supuesto, presionar y provocar ir a las urnas sería lo mejor para no transitar políticamente de manera violenta hacia una acariciada entrega del petróleo, casi o sin controles, que pretendida por las petroleras internacionales, cuyos estrategas, eventualmente o de hecho, ¿serían también los amos de las decisiones políticas, claves a tomar en ese país, de cara a su futuro?

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La nota de este lunes es obvia. Caracas. La oposición venezolana, como coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), “entregó este lunes sorpresivamente un total de 1.85 millones de firmas al Consejo Nacional Electoral (CNE) para pedirle que active un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, como anunció el vocero opositor Jesús Torrealba, en su cuenta de Twitter: “Entregamos hoy al CNE 80 cajas, cada una con dos mil 500 planillas, para un total de 200 mil planillas, contentivas de 1 millón 850 mil firmas!!!”. O lo que es lo mismo, a la élite se le queman las habas por tirar a Maduro y ¿por acceder al Poder para rematar el petróleo o es la democracia, su impulso? ¿Imagine, Usted, los titulares de “salvación” a favor de los golpistas? Y la manipulación popular, por supuesto, ¿consciente o manida? Es decir, ¿qué tanta conciencia social y política habrá propiciado Maduro, habrá generado la suficiente cultura democrática para resistir, convocar y triunfar en elecciones, además de resistir y confrontar al terrorismo? Complejidad e improbabilidad, se dan la mano, ojalá decidan eso, en libertad, los propios venezolanos.

Más aún, La Jornada de ayer, como siempre, en cuestiones de democracia, no se anda por las ramas y publicó el trabajo de Carlos Fazio: “Venezuela, la batalla de la narrativa”, en él advierte, a quien quiera entender: “Como antes en Colombia, Afganistán, Irak, Libia, Ucrania y Siria, el terrorismo está ganando parcialmente la guerra en Venezuela. El terrorismo no es un adversario, sino tan sólo una forma de violencia política que, en ocasiones, como sucede actualmente en Venezuela, sirve para edificar la arquitectura de una intervención militar extranjera directa bajo fachada “humanitaria”.

Reflexión: la reacción en Venezuela, alentada, ¿espera conseguir el “beso” militar de Trump y sin poder ver todavía a los bombarderos “imperiales” ametrallar gente, tirar edificios y ciudades, entre tanto, dicha reacción, propicia, cobija y arma al terrorismo?

En México, ¿cómo actúa la reacción, quién o quiénes la generan y controlan? ¿Cómo andamos en cuanto a violencia política, históricamente hasta “ejemplar” y pretendidamente aleccionadora? En “La Jornada”, de recién, bien se sabe y sufre el significado de exterminio. En ese plano, de violencia y paz, ¿cómo transitar el año electoral 2018, sobre todo, por las expectativas de lograr alguna novedad política, cuyo fundamento hoy se ve consistente o todo será aparato para operar con una manida realidad electoral, habrá, no novedad, sino alternancia? Por supuesto, en la cada vez más cercana liza electoral, no necesitamos exterminio, ni de ideas, sino más bien requerimos de comprensión, confrontación y diálogo, para procesar las diferencias y, sobre todo, el poder sufragar en libertad.

Es decir, ya desde ahora se inician a generar incursiones y dinámicas de significados y discursos en las redes. Lo mismo son flujos de argumentos que convocatorias a discutir, desde distintas perspectivas. En todo caso, lo relevante sería, en qué se centran o desde óptica se enfocan la existencia o la problemática en que estamos y vivimos, además de procurar hacer prevalecer la necesidad de tener claro, qué queremos como pretensión y discutir y proponer sobre las vías para conseguirlo, dentro de una sociedad y una  humanidad, a las que se quiere lejos de la polarización y el odio; de cuyas muestras, ya hemos tenido lamentables y hasta mortales resultados. Eso ya no se puede revertir, pero en el presente y en el futuro, se puede social, cultural y humanamente, intervenir y corregir. Digo, hasta con independencia de los discursos. Respecto a ellos, se habrá de tomar distancia para su escucha o comprensión, para eso habrá que prepararnos.

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