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martes, 23 abril, 2024
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T2: Trainspotting de Danny Boyle

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 299 / Cine

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Hace 20 años una historia concluía con un acuerdo, una traición y la promesa de una mejor vida, frente a otras cuyos dueños no deseaban una mejora. Así terminaba Trainspotting (1996) del prolífico director Danny Boyle en su intento por adaptar al cine la enérgica novela homónima del escritor Irvine Welsh, que contaba las desventuras de un grupo de amigos adictos a las drogas y las malas decisiones como un método de escape hacia una vida normal.

Poco o nada enterado estaba Boyle de que su cinta cobraría identidad propia en la cultura popular, que las frases, imágenes y personajes serían citados y mencionados a través de los años y ocuparían un lugar bien merecido en los anales del cine de culto contemporáneo. Como tal, el pensar en una continuación a prácticamente un clásico moderno tan querido para muchos sonaba a una pésima idea y a un acto casi sacrílego, que iba creando muchos escépticos conforme dicho proyecto tomaba forma.

El resultado final en T2: Trainspotting demuestra el esfuerzo de Boyle por continuar dándole dimensión a estos personajes casi arquetípicos que presentó en la década de los 90’s en los que busca ahondar a través de la misma identidad que ya establecieron, pero yendo más profundo. En esta continuación, retomamos a estos personajes después del impacto que les significó el abrupto cierre de su amistad, dos décadas atrás.

Así pues no enteramos que todo este tiempo Francis/Begbie (Robert Carlyle) ha estado en prisión, Daniel/Spud (Ewen Bremner) sigue siendo un adicto a la heroína, Simon/SickBoy (Johnny Lee Miller) es dueño de un bar con pocos clientes y Mark/Renton (Ewan Mcgregor) trata de encontrarle sentido a la vida después de haberles robado a sus amigos 15 mil libras en un intento por mejorarla.

Al comenzar la cinta Renton vive en Ámsterdam, alejado de todo el caos que provocó cuando fue joven, pero constantemente vienen a él imágenes como destellos de una vida que no puede dejar atrás, por lo que decide volver a Edimburgo. Esto desencadena una serie de situaciones que hace que estos cuatro personajes se reencuentren, con todo tipo de reacciones relacionadas directamente con la naturaleza de cada uno.

Al igual que sus protagonistas, Boyle es consciente del peso que representan estas imágenes icónicas de la primera parte, y en ese sentido la referencia de modo sobrio y breve, sin abusar de la nostalgia. Así pues, además de cortes rápidos con el pietaje de la cinta original, escuchamos una reversión del clásico Lust for Life de Iggy Pop, así como del icónico tema Born Slippy de Underworld (aquí llamada Slow Slippy).

Boyle hace uso de estos elementos cuando la regresión es necesaria, para finalmente demostrar que aún a la mediana edad se pueden cometer los mismos errores que cuando tienes 22 años, y que en ese sentido, las adicciones no toman ningún lugar, sólo las malas decisiones. T2 Trainspotting es una secuela más que digna al retomar todos los elementos característicos de la primera cinta y con la misma energía y alma propone una nueva historia que logra enriquecer las ideas que ya conocemos.

Es una cinta que no celebra ni enaltece nada, sólo nos señala las falsas promesas y las verdades incómodas de la adultez, al recordarnos como turistas de nuestra propia juventud que todos los errores de nuestro pasado definen quiénes somos y que nunca podremos escapar de ellos.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-299

 

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