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sábado, 20 abril, 2024
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“Por prudencia, no por miedo” sacerdotes católicos evitan hablar de temas como el crimen organizado

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Por: ALMA RÍOS •

■ La recomendación, no andar solos “en las carreteras a deshoras de la noche”: Romero Franco

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■ Vicario general de la Diócesis de Zacatecas afirma que en la entidad a los religiosos no se les ha obligado a pagar “derecho de piso”; sí sucede en otras entidades

“Aquí no se ha dado eso, pero sí por prudencia, no por miedo, sí por cierta prudencia, sí trata uno de evitar hablar de esos temas que todos sabemos el peligro que hay y lo que le ha pasado a algunos”, dijo Tranquilino Romero Franco, vicario general de la Diócesis de Zacatecas, sobre la autocensura a la que han acudido los sacerdotes para proteger su integridad física ante la amenaza que representa el crimen organizado.

El tema fue abordado en el editorial “El país se desangra” publicado en Desde la fe, órgano de difusión de la Arquidiócesis Primada de México, el pasado 11 de junio, donde también se refiere que la inseguridad en el país impide a los sacerdotes realizar su misión evangelizadora, pues incluso, deben pagar en algunos casos “derecho de piso”.

El texto también manifiesta un vacío de poder desde el Estado, “la ausencia de autoridad que apacigüe al crimen”, y “la intervención del clero para detener estas condiciones”, como el caso del obispo Chilpancingo-Chilapa, monseñor Salvador Rangel Mendoza, quien tuvo un acercamiento con miembros de la delincuencia “para acordar lo que las autoridades ya no garantizan: seguridad”.

Al respecto, Tranquilino Romero sostuvo que en “Zacatecas, gracias a dios, todas esas circunstancias que sí se han visto en otros lados; yo sé que sí ha habido situaciones de esas que le piden dinero a los –sacerdotes-, aquí no”.

Expuso que hace mucho tiempo se supo de un caso pero “no constó” y que desde el obispado de Jesús Carlos Cabrero Romero los prelados recibieron recomendaciones de no andar solos “en las carreteras a deshoras de la noche, porque a veces pide un enfermo que vaya uno a verlo a deshoras de noche, que no anduviéramos sin necesidad fuera de nuestras casas”.

Los consejos han sido reiterados por el actual obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, dijo.

Sobre si estas recomendaciones han implicado la modificación del discurso sacerdotal durante la homilía, en que se abordan temas actuales de interés público, el prelado dijo que de ordinario “uno trata de ser prudente, ya sabemos el riesgo que se corre cuando se hablan cosas de ese tipo”.

No obstante señaló que de forma general los sacerdotes católicos “siempre tienen que predicar la rectitud de vida, el cumplimiento de los mandamientos de la ley de dios, y a veces uno puede tocar el tema aunque sea de ladito. Pero ciertamente pues sí se requiere mucha prudencia  dado que sabemos que a veces hay oídos donde quiera, o si no, se dan cuenta. Lo hemos visto de otros sacerdotes, no de aquí sino de otras partes, que en cuanto hablan inmediatamente reciben alguna represalia”.

Romero Franco dijo de la intervención del obispo Rangel Mendoza en el estado de Guerrero, que no sabe de una situación similar ocurrida en Zacatecas, y aun aquella, la conoció en las noticias.

“De primera mano yo no tengo, no puedo opinar al respecto que se haya dado. Yo lo vi en las noticias, dado que no se ha podido resolver o al menos aminorar algunas situaciones de esas, en algunas partes (…) que él se había acercado a negociar no sé de qué manera, no sé de qué manera negoció, simplemente pidiéndoles, invitándoles que se calmen o que haya una tregua”.

El vicario general de la Diócesis de Zacatecas difirió de la postura expuesta en Desde la fe, que acusa en la realidad de pobreza y miseria que vive México, el “campo fértil para la delincuencia y la corrupción”, y que contrasta con la presunción de los mejores índices macroeconómicos esgrimido por las altas esferas de la burocracia del país, “mientras el país se desangra”.

Señaló que en parte sí es la pobreza la causal, pero más, “todo el relajamiento moral que ha habido”.

“Yo digo que una persona por muy pobre que sea, si de veras tiene unos principios bien claros, bien seguros, y de verdad tiene en su mente lo que dios nos pide, yo pienso que no tendría que andar en la delincuencia ¿verdad?”.

Puntualizó que puede haber alguna excepción cuando en el contexto de la situación de pobreza le se le ofrece a la gente ganar dinero fácilmente, pero reiteró su postura de encontrar en el fondo de la problemática, “la falta de respeto a todas las cuestiones morales, el relativismo moral” que señalaba el Papa Benedicto 16.

Citó de pintas que ha visto en bardas: “Ni dios ni amo…Ni dios, ni amo…si ni dios…menos una autoridad civil, menos una autoridad eclesiástica… un papá no, un sacerdote no… porque cada quien puede hacer lo que quiera… entonces pienso que más que nada, lo de más de fondo es la falta de los grandes valores y los principios morales fundamentales”.

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