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jueves, 28 marzo, 2024
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Feria Nacional del Libro Zacatecas 2017

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

No deja de sorprender que en Zacatecas, especialmente en la Ultrabarroca Capital, ocurran tantas y tan buenas cosas que en gran forma compiten con las calamidades que día con día se suceden como maldición en esta otrora pacífica ciudad y zona conurbada, además de otras desgracias y catástrofes que ocurren en nuestro atormentado estado… y país.  Es mejor comentar entonces, eventos que enriquecen no sólo la calidad de vida de los ciudadanos que aquí habitan. Estos tienen que ver con la educación y la cultura, así como de hechos, usos y costumbres que enriquecen la convivencia armónica y civilizada de nuestra sociedad. Las noticias rojas y amarillas tienen tanta difusión que pareciera que se está condenado a vivir en el desasosiego, la zozobra y el terror. En la opinión de este escrito se prefiere vivir estos temas desde lecturas ilustrativas de autores como H. P. Lovecraft y Stephen King, por citar a los dos autores con más adeptos y publicaciones masivas alrededor del mundo. Es mucho mejor vivir la vida a través de la lectura como base de la búsqueda del conocimiento o de la distracción, que a través de acciones malsanas que orientan sus esfuerzos hacia la mala leche.

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En fin, sucede que el pasado viernes concluyó la Feria Nacional del Libro Zacatecas 2017. El evento se desarrolló en las instalaciones del  Centro Cultural  Ciudadela del Arte, el Templo de San Agustín, la Cineteca, la Fototeca y el Museo Zacatecano. Durante nueve días se ofreció al público en general la oportunidad de acercarse en un sitio alternativo, o experimental, si se prefiere considerarlo de esa manera, a convivir entre la oferta de más de cincuenta compañías editoriales y muchos libreros profesionales, que ofertaron cantidades incalculables de textos para todos los gustos y todas las necesidades. Las instalaciones de los espacios mencionados, de pronto se transformaron en laberintos donde se ofertaba el saber y las musas de la inspiración se aparecían a través de la simple lectura de tantos títulos. Además de libros, se podían conseguir discos, videos, juegos y material didáctico para todas las edades. Se programaron varios eventos como presentación de libros, exhibición de películas, conferencias magistrales, obras de teatro, conciertos, conversatorios, danza, cuentos, lecturas, presentaciones (de) editoriales, poesía viva, poesía y música interactuando, en fin, un agasajo al entendimiento con los libros como pretexto para llevar a cabo este espectáculo de muchas pistas, en acciones distribuidas en el tiempo en formas tanto concurrentes como secuenciales. Todo estaba dispuesto para su ejecución, pero el público no estaba enterado de este acontecimiento. Algo falló en la difusión a tal grado que se tuvo una de las inauguraciones más desangeladas de cuantas se tenga memoria. Todo estaba dispuesto para hacer un papelón. El gobernador Alejandro Tello Cristerna y el director del Instituto de Cultura, maestro Alfonso Vázquez Sosa se veían contrariados.

Pero todo se transformó como si fuera magia y la cantidad de visitantes a la Feria fue aumentando paulatinamente. La magia consistió en que de pronto todo mundo se puso las pilas a favor del evento. Para empezar, el gobernador dispuso la venta al público de mil bonos de cincuenta pesos, los cuales podían hacerse efectivos como si fueran un billete de a cien, para efectos de compra. Un gran detalle del mandatario, aunque, aprovechando el viaje, se le solicita que para eventos futuros, la administración sea más espléndida, no tienen idea de la gran cantidad de comentarios positivos generó esta idea. Al costo, Sr. Gobernador, la cultura paga. Luego, el Director del Instituto de la Cultura se vio muy atento al fluir de la Feria y pudo vérsele en diversas actividades que fueron supervisadas personalmente y que a la larga fueron reduciendo los márgenes de error y los tropezones que se acumulan cuando no hay un control y un mando sensato y sin aspavientos que tome las decisiones correctas en el momento que deben ser tomadas; una de ellas, corregir la falta de información pública y difusión sobre el evento. Otro que se ganó el reconocimiento de todos los propios y los extraños fue el arquitecto Héctor Ávila Ovalle, subdirector de Enseñanza e Investigación del Instituto. Como responsable directo del evento, parecía multiplicarse apareciendo en todos los espacios de trabajo atendiendo solicitudes y asegurando que la logística se diera sin sobresaltos y atendiendo a invitados notables, entre otro montón de actividades que hubo que ejecutar. Reconocimiento aparte merece el ingeniero Manuel Meza Montalvo, subdirector de la Ciudadela del Arte quien estuvo al pendiente del funcionamiento de todas las actividades ejecutivas y de “pico y pala” que requirió el evento, desde asegurarse de la buena presentación del inmueble,  orientación a participantes, información a visitantes y del movimientos de equipo  y de muebles hasta el perifoneo del evento desde las oficinas de La Ciudadela y la invitación a transeúntes y automovilistas invitándolos a acudir al evento repartiendo folletos en las calles de la ciudad. Muchas personas más se entregaron de cuerpo y alma al evento para que este fuera un éxito, y lo fue. Enhorabuena a todo el personal de las diferentes áreas del Instituto que a final de cuentas hicieron de la Feria Nacional del Libro Zacatecas 2017 todo un éxito. Puede decirse que los visitantes de los días del evento sobrepasaron los dos mil. A ojo de buen cubero, puede decirse, que sólo el último día se superaron los mil visitantes. Se espera que los expositores y vendedores se hayan ido satisfechos.

Y a los compañeros de la prensa, desde aquí se les conmina a interesarse más en eventos de este tipo, no sólo hay que informar ocasionalmente, hay que difundir y tomar todos estos intentos por mejorar la educación y cultura propias y de la familia como algo indispensable y lograr que el gran público se interese de veras y que también las haga propias. Cuando esto se difunda como el pan de cada día, se podrá decir que los primeros pasos para una transformación verdadera, estarán siendo dados y se  estén cimentando las bases de una civilización trascendente y vitalicia. ■

 

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