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jueves, 18 abril, 2024
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Zacatecas, sin ordenamiento territorial ecológico que delimite zonas industriales de las residenciales

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Por: ALMA RÍOS •

  • “En todos los pueblos mineros se hace una mina, y satélite, un pueblo”: académico
  • A desarrollos mineros abandonados las empresas “ya no les van a invertir ni un centavo más” para la mitigación y remediación ambiental, advierte

En el estado de Zacatecas no existe un ordenamiento territorial ecológico que delimite las zonas industriales de las residenciales y lo que se replica son los desarrollos mineros abandonados “a los que las empresas mineras ya no les van a invertir ni un centavo más” para la mitigación y remediación ambiental, de manera que se contenga el esparcimiento de los residuos tóxicos por causas eólicas e hídricas, dijo Eduardo Manzanares Acuña, docente investigador en la maestría en la Unidad Académica de Estudios Nucleares de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

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Dijo que estos residuos, polvos de jales, migran hasta a 200 kilómetros a la redonda de tal forma que si se hiciera un mapa del estado de Zacatecas focalizando los puntos de extracción mineral en activo y aquellos que han sido abandonados, “creo que no hay lugar que se escape a este tipo de influencia”.

Desgraciadamente se sigue actuando como en el pasado en lugar de realizarse el reordenamiento territorial que defina que en caso de que se establezca una zona industrial no debe haber nunca la construcción de un pueblo satélite alrededor de ella.

El académico precisó que sí existen las normas al respecto, pero debido a los recortes presupuestales se ha soslayado su cumplimiento.

“En todos los pueblos mineros se hace una mina, y satélite, un pueblo. –Cuando- se acaban las minas quedan los pueblos fantasmas. Entonces todo este tipo de situaciones hace que los mismos trabajadores y sus hijos se estén contaminando continuamente”.

Refirió respecto del proceso de extracción de minerales que la rocas se trituran y generan polvaredas, mientras que los fragmentos se someten a procesos químicos para extraer los metales de interés y los desechos se envían a lagunas o presas de jales, por lo que no se recupera 100 por ciento de los minerales y se genera una gran liberación de metales pesados y otros elementos tóxicos al ambiente.

“Entonces, una vez que la minera termina su operación estas lagunas de jales se abandonan y ahí es donde está el problema; ya no hay un programa de seguimiento ni a mediano ni a largo plazo”.

Recordó asimismo que los últimos reservorios de estos elementos son los seres humanos, pues se integran a su organismo a través del consumo de frutas, verduras, productos cárnicos y agua.

Desafortunadamente expuso, las personas contaminadas no presentan signos evidentes, sino en los casos de ingesta aguda de elementos tóxicos.

Con el paso del tiempo y sobre todo en el caso de los niños que son más vulnerables, “se va a notar que comienzan a presentar ciertos retrasos en el crecimiento y en el desarrollo” que impactarán a futuro “porque van a ser fuerza laboral pero no intelectual”, ya que se afectan las capacidades cognitivas.

Manzanares Acuña refirió el caso de la cabecera municipal de Vetagrande donde desde hace 18 años le dieron facilidades de realizar estudios en niños que arrojaron la presencia en 73 por ciento de esta población, de elementos tóxicos, por encima de la norma.

“Nos tildaron de mentirosos y demás. Con el tiempo fuimos convenciendo a los funcionarios de que era mejor reconocer, remediar y prevenir”, puntualizó.

Los estudios realizados hace dos años demostraron que hubo una reducción de la presencia de los contaminantes en la población infantil de Vetagrande, luego de que se intervino en estos casos con el suministro de suplementos alimenticios.

“Obtuvimos menos de 10 por ciento de niños contaminados lo cual es un éxito”.

En respuesta a cuáles son los focos rojos o los puntos más contaminados en la entidad, contestó que aquellos donde se han realizado extracciones minerales que involucran alto contenido de plomo que no se haya beneficiado.

“En Zacatecas normalmente se extraía el oro y la plata y el plomo se quedaba tirado, ya con la erosión esto con el tiempo se comienza a mover e invade tierras de cultivo”, advirtió.

Manzanares Acuña opinó respecto del tema de la declaratoria de Área Natural Protegida (ANP) para el Desierto Semiárido de Zacatecas, que la administración anterior quiso lograr, que se requiere cautela en el tema, pues si se revisan los registros del Servicio Geológico Mexicano (SGM) podrá corroborarse que “no existe un centímetro libre” en los municipios de Mazapil, Concepción del Oro, Fresnillo o Pinos, “todo está concesionado”.

“Basados en ello no podemos impedir que las mineras entren, pero los organismos encargados de cuidar el medio ambiente sí pueden incidir en que se cumplan todas las normas, incluyendo un buen programa de restauración”, para lo que se requeriría un fondo.

Mencionó asimismo que sí se han encontrado alternativas para resarcir los daños ocasionados al ambiente por la actividad minera, entre otros procedimientos, mediante la “fitominería”; la detección de especies vegetales que pueden crecer en ambientes hostiles como los polvos de jales y que pueden mitigar y restaurar estas zonas.

En su respuesta de si el impuesto ecológico que buscó establecer la presente administración pudiera dirigirse a ello, observó que la propuesta definió un cobro, pero no el destino de los recursos.

“Yo creo que en la claridad es donde está la mayor fuerza social, si tiene credibilidad y programas bien claros de qué se va a hacer con esos recursos se habría logrado mayor apoyo”.

Comentó no obstante que el Gobierno Federal “decapita” este tipo de impuestos “porque en el país no tenemos absolutamente autonomía de nada”, se es sólo propietario de suelo, de la tierra donde se pisa, “pero para abajo todo es del Gobierno Federal”.

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