El Sindicato del Personal Académico de la UAZ está en una encrucijada: una situación financiera que amenaza las prestaciones más relevantes de los profesores, como las primas de antigüedad, sobre todo en el caso de los jubilados; también la seguridad en el empleo de los docentes que no están respaldados con base. Es decir, el próximo Comité Ejecutivo del Spauaz tendrá que lidiar con la posibilidad de modificación del Contrato Colectivo de Trabajo para eliminar del mismo las prestaciones arriba mencionadas. ¿Qué hará el comité recién electo (cerca de julio) si la Rectoría anuncia que no hay dinero para concluir el año a menos que se acojan a un plan de rescate que proponga Gobierno Federal, el cual podría incluir la mutilación de las prestaciones, la modificación de los esquemas de jubilación y la creación de un nuevo sistema de contratación con nuevos criterios escalafonarios? ¿Generará un movimiento huelguístico? ¿Aceptará todas las imposiciones a cambio de la promesa de sobrevivencia institucional? ¿De qué depende el comportamiento del sindicato en una crisis mayúscula?
Esta última pregunta puede tener su respuesta en la actual coyuntura de elección. Si es un sindicato blanco, es decir, impuesto por la patronal, podemos esperar la complicidad con la rectoría para facilitar el acuerdo con gobierno federal. Si es una oposición irracional, podemos esperar una actitud que implica el siguiente razonamiento: “no nos interesa qué pueda hacer la rectoría, como patronal o cumple o cerramos la universidad”. También puede haber la posición de crear caminos para la solución negociada apoyándose en la coordinación con otras 16 universidades estatales ofreciendo cambios institucionales relevantes que no afecten los derechos laborales ni de los jubilados ni de los profesores jóvenes. Esquemas innovadores de gestión. Esta última opción dependerá de un secretario sensato y un comité ejecutivo integrado a partir de una combinación de planillas que permita un comité proactivo. Algo muy distinto del actual: que transcurrió sin iniciativa, sin propuesta y algunos miembros con cero participaciones en los tres años de su ejercicio. El comité que sale es justo lo que ahora el sindicato no necesita.
Se inscribieron seis planillas, algunas con relación y apoyo de la patronal. Según nuestras fuentes, hay dos planillas patronales y cuatro de oposición. Una oposición de baja calidad porque fueron incapaces de ponerse de acuerdo en una planilla única: fue más importante el ego irracional o el cálculo de carteras sueltas que la posibilidad de construir un proyecto conjunto. El reflejo del país entero. Y las opciones patronales que, por tratarse de una elección sindical son negativas. ¿Debe el patrón elegir al representante sindical? Evidentemente no. Por ello, aunque se den justificaciones para avalar la activa decisión de la patronal en la elección sindical, no puede tener legitimidad porque justo el sindicato es el actor vigilante y de oposición al patrón. Sin embargo, apenas empieza el proceso, veremos cómo se desarrolla y qué tipo de comité construye: blanco o colorado.
