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viernes, 29 marzo, 2024
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El Estado, al menos por omisión, es cómplice de los asesinatos de periodistas

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

Quizá parezca ociosa la reiteración, pero en el contexto actual resulta pertinente enunciarlo: El derecho a estar bien informado constituye el elemento básico para el ejercicio razonable y razonado de la libertad. Si la información se oculta, manipula o distribuye de manera asimétrica, sólo unos cuantos terminan siendo capaces de actuar con conciencia.

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Si la libertad de expresión se valora como la primera de las libertades es porque resulta garantía para que otros derechos y otras libertades puedan sobrevivir. Estar bien informado constituye el elemento básico para el ejercicio razonable y razonado de la libertad, dice un documento de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La libertad de expresión y la deliberación pública de los asuntos públicos son síntomas de una democracia en ejercicio; es garantía para que otros derechos y otras libertades puedan sobrevivir. Cuando la prensa puede ejercer su función sin presiones ni coacción, no sólo fortalece la democracia y el derecho de la sociedad a la información; los periodistas proveen a la ciudadanía de información suficiente para fundamentar sus elecciones; constituirse en arena de debate abierta donde todas las posturas tengan oportunidad de ser conocidas, así como vigilar en favor de la ciudadanía, denunciar y revelar abusos cometidos por las autoridades y los poderes.

Atravesamos un periodo convulso de debate y confrontación política que plantea la necesidad de revisar las restricciones legales vigentes en materia de libertad de expresión en tiempos electorales. Las tentaciones censoras son muchas en oposición a la urgencia de ampliar libertades para vigorizar las discusiones que están dándose en el país.

México tiene un andamiaje constitucional importante: una constitución que defiende la libertad de expresión, ha firmado todos los tratados internacionales en materia de libertad de expresión y tiene mecanismos como la fiscalía de violencia contra periodistas, el mecanismo de protección de defensores y periodistas “pero al mismo tiempo tiene las cifras más altas de violencia contra periodistas en toda la región, las cifras de asesinatos más graves de toda la región”.

El primer riesgo para los periodistas en México es sin lugar a dudas la violencia física, las amenazas, los asesinatos. Con 11 asesinatos de periodistas y profesionales de los medios de comunicación en 2016, México se ubicó en el tercer lugar mundial, de acuerdo con cifras de la Federación Internacional de Periodistas por ejercer su libertad de expresión, y casi 103 comunicadores asesinadas a partir del 2000 hasta hoy es realmente inaceptable.

El homicidio de Miroslava Breach es el tercero en lo que va de 2017 y el segundo en apenas cuatro días, luego de que el pasado 19 de marzo el periodista Ricardo Monlui fue asesinado en Yanga, Veracruz.

Junto al cuerpo de Miroslava se encontró una cartulina con un mensaje: “Por lenguona”. Por lenguona la mataron, por lenguona debimos haberla protegido.

Agredir a un periodista en México, o matarlo a tiros como a Miroslava Breach, corresponsal del diario La Jornada que fue asesinada en la ciudad de Chihuahua, no se castiga casi en ningún caso con una sentencia condenatoria por parte de la Justicia.

Así lo evidencian cifras oficiales: de acuerdo con la Fiscalía para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) de la PGR, en algo más de seis años -de julio de 2010 al 31 de diciembre de 2016- se registraron 798 denuncias por agresiones contra periodistas.

Pues bien, de esas 798 denuncias, de las cuales 47 fueron por asesinato, la FEADLE informó en respuesta a una solicitud de transparencia que solo tiene registro de tres sentencias condenatorias: una, en el año 2012; y otras dos en 2016. O en otras cifras: el 99.7% de las agresiones no ha recibido una sentencia.

Por otra parte, de las 798 denuncias por agresión a periodistas, la FEADLE informó que solo 107 han dado como resultado que el presunto agresor fuera consignado ante un juez. Esto es, el 13% de los casos, o solo uno de cada 10. El resto, continúan impunes.

Los recurrentes ataques a la prensa y a la libertad de expresión, ha llevado al Comité de Protección a Periodistas, a catalogar a México como el país con más periodistas desaparecidos y uno de los países donde ejercer el periodismo es de más alto riesgo. Esto se suma a la preocupación recurrente de órganos de derechos humanos y libertad de opinión de la ONU sobre la condición de violencia en contra de la prensa que se vive en México.

En el reporte “Doble Asesinato: la prensa la violencia y la impunidad”, Artículo 19 documenta sobre todo casos de ataques, omisiones y desapariciones en contra de periodistas y medios de comunicación durante el año 2012. Una cosa interesante de la investigación es que no sólo el crimen organizado amenaza y ataca a la prensa, sino que también los hacen funcionarios de distintos niveles de gobierno. Particularmente grave es la falta de interés en la investigación e incluso criminalización por parte de las autoridades.

La libertad de expresión y el periodismo serio necesitan un mayor respaldo; demasiados periodistas sienten el frío de la indiferencia y la intimidación por reportar historias que les resultan incómodas a algunos arrogantes. La libertad de prensa y de expresión es el arma más grande contra la tiranía. No hay libertad sin libertad de prensa. Vivir de otra manera es vivir de rodillas. ■

 

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