La violencia continúa, con su cauda de tristeza y de coraje, sobre todo, por lo artero de sus ataques y la frialdad con que se selecciona y vigila a sus víctimas, antes de lanzarse sobre ellas para liquidarlas. Mientras eso ocurre, las personas llevan una vida diaria, en la que ni se imaginan la concreta, sorpresa repentina, en que les toca enfrentar la agresión que puede acabar sus vidas. Con todo, tal vez, Miroslava Breach advirtió y vivió amenazas o circunstancias agresivas, que la alertaron de riesgos posibles sobre sí y su familia. No obstante, nunca lograron detener su inquietud para reportar, reportear, sucesos, tendencias, secuencias, etc., que le advertían de que algo andaba mal, en su entorno. Como los advertía, en todo caso para ella eran problemas inherentes, con los cuales le tocaba lidiar o procesar de alguna manera, hasta para poder continuar y sobreponer su vida diaria, con su familia, a pesar de ellos. En este entorno de riesgos, su amor familiar transcurría. Con seguridad, también vivió y enfrentó peligros, en tanto, el periodismo como tal, casi nunca puede evadir la política, sino, en todo caso, es un campo “minado” que mucho se dinamiza con ella, la política, porque no hay otra posibilidad de mantener alejada a la violencia que, precisamente, mediante la política, aunque de vez en vez, sus letales eventuales alcances son letales y de ello nos informan, sucesos cotidianos como clásicos, v. gr., la muerte de Kennedy en EUA o la de Colosio, en el caso de México, con su asesino solitario.
Por desgracia, en México se han llegado a generar eventos, en los cuales, quienes mueren son multitud, para dejar una lección clara, cívica y política, de que no se quiere sea perturbado el poder político, veces, ni siquiera cuando el autoritarismo con que se gobierna llega a límites tan intolerables que eventualmente convoca a levantarse y confrontar un estado de cosas, imposible ya de mantener y vivir, humana, civilizada y cultamente, es decir, con cultura y paz.
Justo hace unos días, hubo sucesos, señales que empujaban a pensar la problemática en un entorno, cuyos rasgos extremos, se reconstruían, al parecer, con creces, en una película llamada El infierno y el propósito de conseguirla, sigue latente. Eso fue, justo la semana anterior y antes del triste y lamentable suceso en que arteramente fue asesinada, ejecutada, Miroslava Breach, cuyos reportajes de análisis y denuncia, llevan a un ambiente de fantástica realidad, hecha de violencia, dolor y tragedia, a través, todo ello, con claridad, consistencia y libertad, humana, social, política y cultural, misma que no le fue respetada, ni cuestionada con los mismos medios. Escritura y voces contra balas, desigual forma de procesar los problemas políticos del entorno inmediato. Ir sin el debate, al asesinato, sólo revela lo justo de la posición política que hasta la muerte, no buscada, sustentó, Miroslava Beach a quien acompañaba su hijo, rumbo a la escuela.
Ni idea tengo, si a Miroslava Breach se le ofreció protección, que de seguro nunca aceptaría, dados su carácter, fortaleza y convicción, en no ser agredida, ni su humanidad, ni familia, ni hogar y nada, algo sucedió que a diario decidieron observarla, sus movimientos, sus costumbres, infor marse para eventualmente actuar en su contra, como lo hicieron sus asesinos. De nuevo, la política, como tal, la de su entorno, donde ella vivía, llevó, nada menos que, al PRI, a intentar dar la alcaldía, a la suegra de “El 80” ¿…?, pero Miroslava Breach se lo frustró, afirman. Según nota del periódico Vanguardia, MX, nacional, en su nota del 26 de marzo de 2017, señala: “‘El 80’ es hasta hoy el presunto autor intelectual del asesinato de la periodista. El diario La Jornada reveló este día, que gracias al trabajo de su corresponsal en Chihuahua se frustró la candidatura de la suegra del líder delincuencial, quien controla varios municipios del corredor del Noroeste del Estado, lo que también le ha permitido postular a sus cercanos a diferentes puestos de elección popular con el respaldo del PRI.” Para pensarse, si así se va actuar en otros lugares, como política que ensaya la sucesión de Peña Nieto. Para pensarse, las consecuencias de seguir por ahí.
Como sea, en México, el crimen organizado sigue activo y, sin duda, la muerte de Miroslava Breach es emblemático de las múltiples tragedias que continúan y no se sabe si, con otro modo de gobernar, podrán terminar después del relevo de Peña Nieto o si se les podrá controlar, sin llegar a generar resultados mortales sobre seres humanos que trabajan, justamente, como Miroslava, en advertir sobre las características de los procesos políticos, mediante los cuales, se renuevan o permanecen, personas, grupos, asociaciones y partidos políticos, en el poder, sobre todo ahora, cuando la atención está puesta, con énfasis, en generar, empujar y concretar, la eventualidad de otra alternancia al frente del Poder Ejecutivo Federal y en no sé cuántos más lugares de México.
Más vale hacerlo así, mediante una política, democrática, activa, buscadora de posibilidades a permanecer atados por un neoliberalismo, cada día más exclusivo y excluyente, hasta por las veleidades de Trump, que sostiene y ”practica” las propuestas de Keynes, aun sin saberlo, ni quererlo. Su obsesión, como el muro, son señuelos para afianzar, ¿de nuevo? el descalabrado sueño de que el mundo, pueda ser más para los americanos, que para todo mundo. ■
