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viernes, 19 abril, 2024
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Viabilidad de las Normales rurales

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

Contrario a lo que algunos piensan, que las Normales en general y las ENR en particular ya no tienen razón de existir y que deben dar paso a que sean las Universidades quienes formen a los nuevos maestros, mejor preparados y “mucho mejor profesionalizados”, se hacen todavía necesarias si nos atenemos a las características y condiciones socioeconómicas prevalecientes en nuestro país. Lo mejor de la cultura pedagógica y de la tradición normalista las salva. La historia habla de sus resultados y el mayor porcentaje de los concursantes idóneos para ingreso al servicio las respaldan. El rezago y abandono educativo no es culpa de estas instituciones ni de sus egresados, sino de las políticas públicas equivocadas en el ramo y del rezago social y económico estructural reinante en el entorno. Al reivindicar a las Normales lo que se requiere es pensar en un nuevo perfil de los profesionales de la educación, así como los objetivos que se pretendan alcanzar en un mediano plazo.

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El modelo educativo de estas instituciones formadoras de profesores rurales deberá descansar ya no tanto en la enseñanza sino en el aprendizaje de los jóvenes futuros docentes en su formación, como de los niños con los que convivirán. Por tanto, deben adquirir una educación integral para sujetarse al espíritu del artículo tercero, en la que incluyan valores, competencias para la vida, habilidades socio afectivas y a convivir en democracia para la formación de ciudadanos.

Los planes de estudio de las Normales Rurales deberán obedecer a un tronco común conformado por las materias diseñadas para todo el sistema de Normales. A las que se agregarían asignaturas específicas acordes con las regiones y estados en donde estén enclavadas. Todo ello con el fin de dotar a los futuros docentes de las herramientas con las que deben hacer frente al entorno en el que se desempeñaran una vez que ingresen al servicio educativo. Aspectos de la economía y desarrollo regional será obligados, al lado de las industrias rurales y microempresas y aspectos agropecuarios ligados a la vida de las comunidades a las que irán a desempeñarse. De lo que se trata es de con un nuevo perfil en su formación y egreso, que el maestro rural sea además de un buen guía del aprendizaje de sus alumnos, un revulsivo y se convierta en un líder para la transformación de las comunidades a fin de que sus habitantes accedan a mejores niveles de bienestar.  En las aulas serán líderes académicos y en las comunidades educadores y extensionistas rurales. Para eso deberán prepararse a conciencia. Una vez incorporados al servicio serán profesionales de tiempo completo y como a tales se les compensara. El presupuesto y subsidio con el que se sostengan los internados de estas instituciones deberá seguir siendo federalizado y se erradicara en los estados en forma etiquetada, gastándose para lo que es destinado. Para renovar las plantas docentes ya envejecidas deberá de impulsarse un programa de retiro voluntario para los catedráticos con más treinta años de servicio a menos que demuestren con su preparación y trabajo el que justifique su presencia. La renovación de los docentes deberá hacerse vía el examen de oposición con categorías de maestros de carrera de tiempo completo y medio tiempo y estarán sujetos a un constante y permanente programa de actualización continua. Sabido es que, con la RE peñanietista, según lo establece la LSPD solo quienes aprueban el examen de oposición para ingresar al servicio y resultar idóneos pueden trabajar como maestros. En el caso de los egresados de las ENR deberán reservarse los lugares del medio rural para sus plazas sean cubiertas por sus egresados a condición de que pasen el examen, condición que no debe eximirlos de cumplir con este requisito.

Con la entrada en vigencia de la Ley del Servicio Profesional Docente como precepto medular de la RE en marcha, las Normales tienen como posible destino su desaparición y sustitución por Institutos pedagógicos y facultades de Pedagogía dependientes de las universidades. O bien de no desaparecer, podrían privatizarse.

Las nuevas políticas que afectan al sistema de las EN como son el alargamiento de planes de estudio, la aplicación de los concursos de oposición para ingresar al servicio docente; así como los bajos salarios han dado por resultado que la matrícula haya descendido dramáticamente entre un 30 y 40 por ciento a nivel nacional.

Sin embargo, las EN siguen siendo pertinentes en virtud el perfil de especialización que las ha caracterizado en el campo pedagógico. En ellas se forman los profesores aprendiendo los contenidos acordes a los programas vigentes en el nivel básico. Lo que no sucede todavía con las carreras universitarias.

Las ENR justifican su existencia en virtud de que las necesidades y condiciones históricas en las que fueron creadas: un campo abandonado con una población campesina empobrecida y con amplios sectores viviendo en la marginación, justifican su permanencia.

Se deben mantener a cambio de renovarse y refundarse como debe ocurrir con todo el sistema normalista. En las ENR deberán de formarse los profesionales de la educación con los conocimientos que la modernidad exige, pero preparados a su vez para ir a trabajar con las comunidades campesinas. En ellas deberán de reivindicarse en su papel histórico de líderes y principales gestores y agentes del cambio demostrando sus saberes y compromiso social tanto en el aula como en la comunidad. ■

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