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viernes, 29 marzo, 2024
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La Chillona

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Por: ALBERTO HUERTA* •

La Gualdra 247 / Río de palabras

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Soy como un río de agua salada que fluye constante. Que hace que se me escurra por la cara el rímel en largos y oscuros arroyos negros… lagrimones. Siempre he sido una chillona. Mis hermanos y mis primos me decían La Llorona entre burlas, risas y chacoteos. La Chillona. Lloro por cualquier cosa: con las películas amorosas… o dramáticas… o cómicas. Lloro de felicidad y de contento. De coraje o de tristeza. Soy un mar de lágrimas en las despedidas y en los velorios. En las bodas y graduaciones. Lloré cuando mi primer novio, Tomasito, me dio un beso en los labios bajo un naranjo en flor. Desde niña he parado de llorar. De hacer pucheros de la nada, por cualquier bobada. No paré de llorar cuando le permití a Jacinto tocara y acariciara, besara y apretujara algunas partes íntimas de mi cuerpo. Chillé de coraje la vez que vi como el vecino, un briago sin oficio ni beneficio sacó a empujones, en refajo y descalza, a su esposa, mi vecina, a la calle. Furioso y feroz. Todos los vecinos se asomaron por puertas y ventanas… pero no hicimos nada. La pobre mujer durmió en el sereno, acurrucada en un rincón el resto de la noche. Hecha un ovillo. El marido la metió al otro día en medio de una oleada de insultos y guantones. Pidiendo rapidito su desayuno. Sí, lloré mucho, de coraje e impotencia. Muerta de miedo. Lagrimeo en la noche, antes de acostarme, cuando le rezo con fe y devoción a mi ángel de la guarda. Y durante el verano, época de chaparrones y chubascos no dejo de llorar de nostalgia y tristeza. Lloro a mares cuando recibo regalos, felicitaciones… La pura verdad… no sé qué va a pasar.. Pero estoy segura que me voy a quedar convertida en un charquito de agua salada…

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-247

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