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viernes, 19 abril, 2024
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La exaltación de la maternidad “es una carga que se cobra a las mujeres”: académica

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Por: ALMA ALEJANDRA TAPIA • admin-zenda • Admin •

■ “Tiene que ser todo”: proveedora, ama de casa, cuidadora, dice Enna Maldonado Longoria

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■ Apoyos desde el Estado a madres solteras mediante programas sociales no son eficientes

“Tiene que ser todo”: proveedora, ama de casa, cuidadora, y en esto último, alimentar, atender, educar, disciplinar y poner límites a los hijos. Así se impone a las madres que trabajan una carga que debiera ser compartida familiar y socialmente. La exaltación que se hace de la figura materna “es una carga que les cobra” a las mujeres, les demanda cada vez más, cumplir dobles o triples jornadas con salarios más bajos que aquellos que obtienen los varones por los mismos trabajos, expuso Enna Maldonado Longoria, coordinadora de Equidad y Género de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Los modelos ideales con los que se las compara o el uso de términos como súper mamás o en el caso de aquellas que sostienen solas el hogar, de “jefas de familia”, son una forma de demagogia del Estado utilizada para exaltar “el que somos jefas y entonces hay que darle duro a la chamba porque somos muy fregonas y muy buenas para matarnos en el trabajo, en aras de mantener cierto tipo de orden que implica dejar sobre las espaldas de las mujeres una responsabilidad que no nos corresponde totalmente” y ante cuyo incumplimiento, sobreviene la frustración, la culpa y el señalamiento social, agregó.

El tema de la conciliación entre la vida familiar y la profesional que enfrenta a las mujeres con su rol social de madres y la necesidad de aportar el sustento a sus hogares o de plano soportarlo solas, ha sido abordado por la Coordinación de Equidad y Género de la UAZ mediante diplomados, pues “la Universidad no es ajena a lo que ocurre afuera”, sino un reflejo de la sociedad con la que comparte la misma problemática, observó.

“Aquí las mujeres tenemos el problema de la doble jornada y de vivir en una sociedad androcentrista donde el trabajo de afuera no nos exime de la responsabilidad del trabajo doméstico”, en una sociedad que además responsabiliza a las mujeres totalmente de la educación y cuidado de los hijos.

Al interior de la UAZ se ha tratado de hacer conciencia de que padre y madre educan, la madre que sale a trabajar y aquella que se queda dentro del hogar, “y el padre tiene que hacerse responsable porque los varones también educan en ausencia”.

La problemática del cuidado de los hijos para el caso de las mujeres que trabajan, “sí se vive con mucha culpa”, no obstante que muchas se ven obligadas a ello por diversas situaciones, entre ellas, los bajos ingresos.

“No alcanza, es una sociedad donde los salarios están muy mal pagados para varones y para mujeres, para las mujeres son más mal pagados. Hay varones que trabajan todo el día fuera de su casa, pero sus ingresos son tan magros que las mujeres tienen que salir y colaborar hombro con hombro. Estas mujeres aparte de la doble jornada tienen la culpa, entre comillas, de abandonar a los hijos”, expuso.

Son las mujeres además, las que compensan con su trabajo doméstico el dinero que los patrones “ahorran” al no contemplarse este tiempo laborado en el salario que pagan al esposo o concubino.

“No se reconoce el trabajo que aportamos nosotras. No es una labor, es un trabajo doméstico que debería estar contemplado dentro de los ingresos del marido para que la mujer reciba su parte”, una que equivaldría dijo, a 45 por ciento de estos ingresos.

Pero también está el caso de las mujeres que no tienen una pareja, “y entonces tienen que salir y se les achaca a ellas el problema de la educación de los hijos, ¿y el varón que no está presente?”.

Según la Encuesta Intercensal 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el 29 por ciento de los hogares en México tiene a una mujer como responsable de la manutención del hogar, un dato que recuperó el portal de noticias SinEmbargo.mx para observar que 9.2 millones de hogares son sostenidos “por las Supermamás”, mientras que la Comisión Nacional de Derechos Humanos participante en el Foro Derechos Alimentarios de la Niñez y la Adolescencia; Mecanismos para garantizarlos”, el primer visitador general del organismo, Ismael Eslava Pérez, precisó que “una de cada tres familias es monoparental” y 67 por ciento de las madres solas “no reciben pensión alimenticia”, esto según registra la nota de José Armando Ruiz Cruz en el El Sol de México de este 9 de mayo.

En opinión de Enna Maldonado Longoria los apoyos que se proponen desde el Estado a madres solteras mediante programas sociales no son eficientes, “en realidad no sirven para nada, no se sostiene una familia de tal manera que una madre pueda dejar de trabajar afuera de su casa para concentrarse en el trabajo doméstico y en el cuidado de sus hijos”.

Este 10 de mayo mediante distintos rituales que se han normalizado socialmente se “compensará” a las mujeres-madres con celebraciones, desayunos, comidas o regalos.

Refiere Maldonado Longoria el caso del evento que organizan el SPAUAZ y la Rectoría, y al que acuden alrededor de mil, de un total de mil 500 a mil 800 madres de familia docentes o técnicas académicas al interior de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Faltan a este evento aquellas mujeres que por alguna razón optaron o no pudieron ser madres y otras que como ella “decidimos de manera voluntaria no asistir porque creemos que este tipo de festejos lo único que hacen es reproducir el consumismo e ideas en torno a lo que es el ser madre que no contribuyen precisamente al avance de las mujeres”.

Para la coordinadora de Equidad y Género de la UAZ el desayuno, el regalo o las rifas, distraen de la verdadera concientización social de lo que significa el maternaje, y sostiene que su principal promotor, el Estado, busca “compensar” pero no reconocer.

Agregó sobre el término “jefas” que se atribuye a las madres y el otro que se ha utilizado para señalar a aquellas que sostienen totalmente los hogares como “jefas de familia”, cuando a veces sólo implica que cargan con los gastos de manutención y servicios de una casa y no un mandato o un ejercicio de poder, que “para las que creemos en la equidad igualdad no debiera haber jefes ni jefas sino establecerse un convenio entre dos personas en igualdad de circunstancias”.

“Efectivamente es demagógico llamarles jefas ¿De qué son jefas si lo que van a hacer es pagar, pero además porque alguien decidió no cumplir con 50 por ciento de su parte?”.

El Estado les etiqueta con la “jefatura” de una familia, agregó, “para hacerlas responsables de lo que allí ocurre”. Es un medio de “compensación” que se queda en el mero lenguaje.

Se les llama muy bonito, dijo, pero el problema es de reconocimiento, uno que no se observa tampoco en los espacios de la vida pública o la equidad en los salarios, además en un país mayoritariamente empobrecido donde estas “jefaturas” todavía quedan más acotadas.

Recordó que en Zacatecas la migración ha obligado a convertirse en “jefas de familia” a muchas mujeres. En contraposición invitó a revisar, el número de presidentas municipales, rectoras, gobernadoras, diputadas, etc., que ha tenido Zacatecas.

“No debería de ser empleado este término. Desde mi punto de vista deberíamos tener más respeto y sobre todo visibilizar el trabajo de las mujeres, tanto el doméstico como el que se hace al exterior y colaborar todos con nuestra parte, todos los que somos parte de las familias y no dejarles a ellas ese peso que aunque parece de lenguaje, implica una carga. Es una carga que les cobra a las mujeres esa supuesta jefatura”.

Maldonado Longoria también se refirió al caso opuesto, ya no la exaltación de la maternidad con fines compensatorios sino la falta de validación social que implica el decidir o no poder ser madre, y que también genera una carga social, pues se entiende que este es el rol principal de una mujer.

gregó a su lectura una crítica a los medios de comunicación y su “tremenda propaganda” que idealiza “todo lo que debe ser una mujer que es mamá”, agregó que el maternaje se vive de maneras muy distintas, y es políticamente incorrecto expresar por ejemplo que el embarazo no es glamoroso y la mayoría de las veces placentero. La maternidad implica fuertes cambios físicos, emocionales, económicos y sociales para las mujeres, observó.

Las madres de familia deben contar con apoyos reales no simbólicos, “no la fiestecita del 10 de mayo, no el regalito tonto y no la exaltación para que la mujer se siga sacrificando. Porque ellas tienen derecho a tener una vida profesional, gustos y aficiones como cualquier otro ser humano”.

Ante el escenario dijo que poco a poco se han ido fortaleciendo lo que llaman nuevas masculinidades, actitudes de responsabilidad con el trabajo doméstico que han ido asumiendo “algunos” varones, pero situó en la educación para la equidad la modificación de estas pautas culturales que se enseñan desde los primeros meses de vida tanto a hombres como a mujeres.

 

Vea la nota completa en www.ljz.mx

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