■ Lo peor que se puede hacer es dejarse ganar por la apatía y olvidar ese acontecimiento, expresa
■ Desprestigio a investigadores viene de la derecha y ultraderecha del país, y del mismo gobierno, opina
José Luis Escareño Piña, uno de los activistas que desde el 26 de octubre de 2014 junto con otros zacatecanos ha reclamado en las escalinatas del Teatro Fernando Calderón verdad y justicia para el caso Ayotzinapa, recibió la noticia de la salida del país del GIEI, “con una sensación de rabia y tristeza, de darme cuenta de la situación que estamos viviendo los mexicanos con un gobierno cómplice de narcos, y él mismo, un delincuente”.
La reacción del gobierno mexicano al último informe de Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dependiente de la OEA, que implicó una campaña previa de desprestigio desde diferentes medios de comunicación, culminando con su salida y no como pedían los padres de los normalistas, en la extensión de su trabajo en el país, le desanima personalmente, comentó.
“Pero uno tiene que hacer un esfuerzo por no dejarse ganar por la apatía, porque sería lo peor que podemos hacer; estamos en un país de desaparecidos a pesar de todo que dice la propaganda oficial”, expuso.
En México se mezcla la política con la delincuencia, pues refirió, muchos de ellos son activistas políticos que le han sido incómodos al régimen o a ciertos sectores poderosos, y sin justificar una sola muerte dentro de la denominada guerra contra el narcotráfico, acotó, que hay también víctimas inocentes que no tienen que ver con esta situación que vive el país.
“Obviamente yo diría que no anima el que se vayan los integrantes del GIEI y espero que eso muestre ante el mundo y ante los mexicanos, el tipo de gobierno criminal que padecemos”.
El docente jubilado piensa también en el dolor de los padres de los 43 normalistas, de los que dice, hay que imaginar la situación por la que están atravesando, pues asintió, además de haber constituido el grupo de peritos un apoyo científico para la solución del caso, lo fue también moral para estas personas y miles de mexicanos, por su vínculo con un organismo internacional.
Escareño Piña calificó de “terrible” el que el GIEI no prosiga trabajando para el esclarecimiento de lo ocurrido entre la noche y madrugada del 26 al 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
“Creo que ésa es una decisión política del gobierno mexicano que lo pinta de cuerpo entero, como un gobierno, me atrevo a llamarlo, asesino o cómplice de asesinos. Es evidente que no le conviene que esta gente que yo creo que es gente recta, siga ahondando sobre las causas y la búsqueda de los jóvenes normalistas”.
Los ataques mediante los que se intentó restar credibilidad al GIEI opinó, vienen de la derecha y ultraderecha del país, y del mismo gobierno, para defender sus intereses y los del Ejército, “porque como sabemos hasta ahora se han negado a que sus integrantes que estuvieron enterados de la situación sean interrogados”.
Las manifestaciones que cada 26 de mes realizan él y otros activistas en la capital de Zacatecas, ha sido “sumamente espontánea” e incluso los miembros del grupo pueden no coincidir en otros temas sociales, “pero nos une la indignación ante la desaparición de los 43”, observó.
En ese sentido y con todo el desánimo, rabia y la tristeza que le provocan la salida del GIEI sin que haya sido resuelto el caso de desaparición forzada, seguirá manifestando su indignación frente al teatro Calderón, “porque como dice un slogan por ahí, si los olvidamos, ganan los opresores. Entonces seguiremos exigiendo la presentación con vida de los normalistas, mientras no tengamos una respuesta satisfactoria sobre su destino”.
