#DiálogoEnRedes: Cultura / La Gualdra 243
Resulta una condición negativa inmediata escuchar las respuestas de los candidatos al referirse a sus proyectos sobre arte y cultura en el Estado, porque desde el inicio de su discurso no enganchan; independientemente del partido que representan, es evidente que les resulta difícil hablar de este tema, debido principalmente a que hay intereses de mayor jerarquía para sus gobiernos.
Los tiempos actuales han dejado de lado la pasividad y exigen acciones concretas, ya no resulta fácil convencer cuando los discursos llevan como ingrediente cinco elementos: el que estén elaborados como pieza de oratoria, la demagogia, el desconocimiento del tema, la ingenuidad y falta de elocuencia.
El tema de la cultura ha sido colocado por los gobiernos en último término, el gestor tiene que visitar más de dos veces sus oficinas para lograr los apoyos y resulta más retributivo ofrecer eventos de muy baja calidad que involucrar a los ciudadanos en eventos de mayor envergadura. La aportación que han tenido las artes y la cultura como alternativa para restablecer la pérdida de valores y el desorden de sentido humanitario es indiscutible, no puede ponérsele trabas cuando está comprobado que sus resultados son extraordinarios, W. Eisner menciona: “El arte es la prueba vívida y concreta de que el hombre es capaz de restaurar conscientemente, y esto en el plano del significado, de la unidad de sentido, de la necesidad y del impulso y acción característicos de la criatura viva. La intervención de la conciencia añade regulación, capacidad de selección y redisposición”.[1]
Países como Cuba y Finlandia, incluyen de manera especial las artes en sus programas educativos, con maestros especializados, sobre todo en música, literatura y artes visuales, sin dejar de lado los deportes; su visión son los alumnos; su meta, los alumnos; su atención prioritaria, los alumnos. Ejemplifico con Cuba y Finlandia para no pretextar el aspecto económico. Para nadie es desconocido que el obstáculo número uno de nuestro país es la corrupción y la falta de políticas públicas eficaces y objetivas en materia de cultura; el presupuesto para este rubro se ha disminuido paulatina y arbitrariamente.
Zacatecas requiere de una institución encargada de la cultura muy fortalecida, que cuente con una inversión sana que logre abarcar programas con principio y fin, bien estructurados, no fragmentados; requiere que se administren eficientemente los recursos y llevar el arte y la cultura a nuestras nuevas generaciones; que no sea un calvario gestionar los apoyos para proyectos artísticos y culturales; que los artistas se sientan cobijados por su Estado, que éstos logren y vean florecer sus proyectos, que no se vean en la necesidad de buscar apoyos en otros países y otros estados que sí los valoran –sucede que Zacatecas voltea a verlos hasta que son reconocidos en otros lugares sin que aquí sean tomados en cuenta-.
Los niños necesitan involucrarse, los festivales requieren de calidad, los maestros necesitan profesionalización en el área y los funcionarios requieren impregnarse de conocimientos culturales para poder hablar el mismo idioma que la comunidad artística.
Para darle sentido a los proyectos, urgen los foros de consulta, que den rumbo a lo planteado, foros que sean tomados en cuenta, que sus resultados no se archiven. Que la decisión final de quién ha de estar en el puesto no sea un pago de compromisos políticos, porque ése ha sido el error. Zacatecas merece proyectos concretos para el área de cultura.
* Maestro en Filosofía e Historia de las Ideas por UAZ y en Educación Artística por el CAMZ. Actualmente es profesor en la asignatura de Artes en educación secundaria.
[1] W. Eisner, Elliot, Educar la visión Artística, Paidós Educador, España 1972, p. 5.
https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-243
