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viernes, 19 abril, 2024
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Lluvia de encuestas

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Pan nuestro de cada elección, al inicio de la contienda escuchamos promesas de civilidad, compromisos por dar una lucha de ideas y por hacer propuestas concretas.

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Y como en cada proceso electoral, pronto empiezan los golpes bajos, las publicaciones pagadas con respecto a la vida privada del contendiente, el reparto de despensas, las trampas legaloides, los ejércitos de bots listos para defender a su candidato y hacer ataques autómatas a otros, etcétera.

En esas jugadas políticas aparecen también las famosas encuestas. Pontificadas a veces, vilipendiadas en otras, se nos presentan o bien como la verdad revelada e inamovible retrato de la realidad, o como instrumentos del mal equivalentes al trinchete de un demonio.

Ciertamente no son ni lo uno, ni lo otro. Las encuestas son una herramienta para conocer la opinión pública, que si están hechas con seriedad y rigor, permiten tomar decisiones informadamente. Normalmente cuando es éste el caso no son publicadas, pues además de ser costosas, sería tanto como pasarle al enemigo el mapa del campo de batalla.

Como es sabido, la semana pasada (el 21 de abril), en el periódico El Universal, se publicó una encuesta realizada entre el 16 y 18 de abril, en la que se ponía a Alejandro Tello Cristerna, candidato a gobernador de Zacatecas por la alianza que integran PRI, PVEM y Panal, en la cabeza de las preferencias de los votantes, con una ventaja de 18 puntos en favor de su más cercano contendiente, David Monreal Ávila, de Morena.

De acuerdo con El Universal, en una nota firmada por redacción, el priista tendría 35.7% de intención de voto, frente a 17.3% del fresnillense. Asimismo se difundió que 25% de los respondientes jamás votaría por el PRI, comparado con 9.7% que dice que nunca sufragaría por Morena.

A través de la misma encuesta, supimos que el 40% de los encuestados desaprueba la administración del gobierno actual, que 65% cree que las cosas en Zacatecas han empeorado en el último año, y 72% piensa lo mismo para todo el país. (Disponible en http://interactivo.eluniversal.com.mx/online/PDF_16/enc-zacatecas.pdf).

A unos días de esta publicación, circuló en varios medios una encuesta realizada por la casa encuestadora Gabinete Estratégico, propiedad de Liébano Sáenz, y dirigida por Federico Berrueto, en la que los números eran distintos.

En esta otra encuesta se establecía que el 53% de la gente sabía que a David Monreal se le había retirado el registro como candidato a gobernador, y el 44% pensaba que esto había sucedido por intereses políticos, mientras el 23.6% consideraba que dicha decisión (hoy revocada por el Tribunal Electoral), había estado apegada a la ley electoral.

Según Gabinete Estratégico, respecto a qué tan probable sea que Monreal Ávila sea el próximo gobernador, el 28% consideró que había “mucha posibilidad”, el 45.3% dijo “algo de posibilidad” y el 15.3% manifestó que no había posibilidad.

Sobre la intención de voto por partido, el 21.2% se manifestó a favor de Morena, y 15.6% por el PRI, a lo que habría que sumar el 0.4% de su aliado Verde Ecologista y 0.1% de Nueva Alianza.

En cuanto a la intención de voto por candidato, a favor de David Monreal Ávila se manifestó 27%, contra 21.2% de Alejandro Tello Cristerna; mientras que a la respuesta de por cuál candidato “nunca votaría”, el 32.6% dio el nombre del priista, y el 13.6% mencionó al senador fresnillense. (Información disponible en http://gabinete.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=538:encuesta-electoral-21-de-abril-2016 ).

Posteriormente, el diputado local perredista Iván de Santiago hizo pública una encuesta de Mendoza Blanco y Asociados, en la que ponían a Alejandro Tello a la cabeza con 26%, seguido por Rafael Flores Mendoza con 22%, y David Monreal Ávila con un 6%. De esta última, fue imposible encontrar el vínculo en internet para poder precisar y verificar la información.

Es previsible que esta guerra de encuestas se radicalice conforme se acerque el 5 de junio, pues las distintas fuerzas políticas apuestan a la llamada “cargada”, esa mezcla de oportunismo y pragmatismo con la que algunos determinan apoyar a uno u otro candidato en función de los cálculos electorales respecto a quién será el ganador.

La apuesta en contextos como el actual, es arriesgada. Para la oposición siempre es difícil hacer el cálculo en cuanto a los recursos y la efectividad de los mismos que el gobierno en turno usará para intentar mantener el poder, y para el partido oficial siempre será causa de incertidumbre cuántos de sus cuadros, gente de confianza, funcionarios y servidores públicos trabajan por debajo del agua para el opositor pero lo ocultan por miedo, y cuántos de los votos que dan por seguros son en realidad votos ocultos en favor del contrincante.

Sin importar el riesgo, es previsible que la estrategia se mantendrá. A ver si tanto esmerarse en hacer creer que un candidato encabeza las encuestas no termina por interpretarse como desesperación.

Hay muchos signos de escepticismo a las encuestas, ojalá éste se traduzca en el impulso para buscar más elementos para un voto informado. ■

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