¿Qué importancia tiene la recreación en el desarrollo de las personas? Todas esas actividades que cultivan las potencias humanas que hacen posible que vivamos sanos, que soñemos o imaginemos nuevas formas de vida, que relajemos nuestros cuerpos y mentes, tomemos vitalidad, cultivemos la amistad; en una palabra: recreación es el momento en que ejercemos la humanidad, en que nos creamos continuamente a nosotros mismos. ¿Qué se requiere para hacer eso? Básicamente dos cosas: dónde hacerlo y tiempo. Esto último es esencial: las personas no tenemos tiempo, sino somos justo eso, tiempo y lo que hacemos con él. Y la manera de generar eso que suele llamarse “calidad de vida” es el uso recreativo del tiempo libre (no laboral). El tiempo laboral (en su gran mayoría) no es para sí mismo, sino para apropiarse de los recursos que sirven a la reproducción de la materialidad de nuestras vidas; pero el momento de la recreación es para construir nuestra identidad y lo que auténticamente somos. Por ello, cuando la gente vive sin tiempo libre para sí mismo, se pierde en la labor. La pobreza del tiempo es ahora mismo una de las maneras de lograr visualizar el indicador de calidad de vida: una persona pobre de tiempo es muy probable que no tenga calidad de vida, aunque tuviera nivel de vida.
Pero el segundo factor es el que ahora nos interesa comentar: el dónde se realiza la recreación. Un dato importante es el que nos dice que la mayoría de los espacios para la recreación son públicos: parques, jardines, teatros, cines, canchas, templos, pistas, estadios, plazas, etcétera. La inmensa mayoría de los espacios para que la gente se cultive a sí misma, son públicos. Y estos espacios, por definición, le corresponde a los gobiernos construirlos, vigilarlos, atenderlos, y/o regularlos. La pregunta es, ¿cuánta de esta importante tarea de los gobiernos se cumple? Pues muy poco. Los asentamientos humanos carecen de espacios públicos decentes, las colonias de interés social y populares, tienen déficit de espacios públicos para el arte, el deporte, el juego y la contemplación. La mayoría de éstos se re-funcionalizan a objetivos “útiles” o de plano se venden. Es un escándalo la corrupción por venta de espacios públicos en los municipios. Hay incluso colonias que se han convertido en ‘ejemplares’ de este caso, como Gavilanes. Pero también decenas de las colonias nuevas de Guadalupe, Zacatecas y Fresnillo. El Parque Arrollo de la Plata y La Encantada son especialmente importantes. Estos espacios deberían tener atención ejemplar dada su tarea estratégica y la cantidad de personas que los usan, sin embargo, su cuidado es el mínimo indispensable. Y no sólo en el aspecto físico del espacio, sino en su uso: no se observan programas para organizar a la gente a asistir a dichos lugares para hacer un uso propicio de los mismos. Hace falta que expertos en tiempo libre, apoyen la organización de los espacios públicos y, junto con ello, las autoridades cuenten con los recursos necesarios para hacer efectivo ese apoyo.
El tiempo es lo que nos hace auténticos humanos y los lugares nos convierten en habitantes genuinos del planeta. Eso somos: un continuo espacio-tiempo de recreación.
