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jueves, 25 abril, 2024
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Fuiste mía, podredumbre social y complicidad ciudadana

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ • admin-zenda • Admin •

No habrá cambio alguno en nuestro destino inmediato si nosostros mismos como sociedad no lo generamos de fondo; considero que debemos meditar en lo que hemos permitido para tener las realidades que nos aquejan cotidianamente, por ejemplo, abrimos las puertas de nuestros hogares a las múltiples caras de la violencia, así, nos gustan programas de televisión, series, novelas, canciones y videos que hacen promoción a eventos delictivos. De tal suerte, tanto en fiestas, reuniones familiares, mítines de campaña y hasta en festejos estudiantiles y universitarios, los jóvenes gritan y cantan al unísono melodías que invitan, abrazan y promueven estilos de vida contrarios a los parámetros equilibrados para convivir armónicamente con nuestros semejantes. Hay telenovelas en donde los secuestros, los golpes, los engaños, las traiciones y otros dones, son comunes a la hora de la comida o la sobremesa; los héroes de antes hacían justicia pero nunca mataban al adversario, ahora las matanzas en los cómics son en ambos bandos; las cosas han cambiado y la violencia prevalece en todos los niveles de nuestra vida. En días pasados, la censura pasó tijera al video “Fuiste mía” donde el cantante del momento Gerardo Ortíz, inicia bañándose con una modelo que simula ser su amante, misma que muestra sus encantos con apenas poca ropa (Sexo explícito); en el video, en cuanto el cantante da la vuelta, la chica llama con su teléfono móvil a otro individuo que resulta ser su otro amante (Engaño), al regresar a su casa el primero, encuentra a su pareja en la cama con el segundo (Traición), el intérprete saca de un cajón un arma y de un certero disparo en la frente termina con la vida del individuo (Homicidio), la chica por su parte, es atada a un poste (Tortura) y tocada en los senos y demás partes del cuerpo, posteriormente es encajuelada (Privación ilegal de la libertad) y finalmente, el sonriente cantante enciende un cigarro que deja caer sobre el piso para que el vehículo se queme con todo y la mujer. Esto es una pequeña muestra de la carga violenta que tenemos al alcance de todos y en todos los medios de comunicación, como si la realidad que enfrentamos fuera muy poca; somos una sociedad que en su gran parte, no solamente no repelemos a la violencia sino que por el contrario, le hemos dado la bienvenida, la abrazamos y nos estamos acostumbrando a ella, pues incluso, las controversias domésticas y los conflictos vecinales ya se arreglan por otras vías. Por otro lado, también en la política las campañas se hacen a modo de los que están en el poder, pues la oposición primero autoriza la lana con la que les van a ganar y luego se lamentan, mientras otros más y, de origen grupero, pueden aspirar a gobernar la entidad, poniendo el ejemplo para todos aquellos jóvenes que estudian y hacen una carrera, que no es necesario esforzarse tanto ya que ni siquiera es importante conocer como se llaman las “madres esas” que dizque sirven para la democracia. Peor todavía, conozco de cerca a algunos ilusos que a cambio de posiciones políticas de quinto nivel, sacrifican amistades y lealtades como si de ello dependiera la vida misma, entonces ya algunos muchachos han aprendido de los arcaicos políticos, que para trascender en la vida hay que pisotear al de al lado, faltaba más. Es muy lamentable ver la podredumbre que existe en muchos ámbitos de la vida y en varios rincones de nuestra sociedad ya que incluso, desde los salones de clase se advierte que no existe unión entre algunos jóvenes, hacen sus grupillos y entre ellos mismos hacen sus sectas en donde opinar distinto o manifestarse a favor de determinado aspirante, es motivo para ser discriminado y excluído. Estoy convencido de que más allá de una elección o un determinado candidato, como sociedad debemos cambiar, reflexionar y promover otro estilo de comportamiento que cierre las puertas a los grandes males que nos afectan en común, pues sin duda, muchos integrantes del colectivo, son cómplices de dichos flajelos pues tácita o expresamente, están enseñando a las presentes generaciones a vivir en escenarios violentos donde predominan las traiciones, los engaños, la ley de la selva, la falta de ética y el premio a lo nefasto. Ojalá entendamos que no solo los malos políticos y sus pésimos gobiernos tienen la culpa, basta con esperarnos a los resultados del mes de julio del 2016 y luego en el 2018, en donde seguramente demostraremos cuánto nos gusta que nos jodan para que nos den más y mejor de lo mismo. Ya veremos… ■

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*Representante de Zacatecas ante el

Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

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