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jueves, 28 marzo, 2024
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Singularidad íntima, Bestiario en el exterior de Neftalí Coria

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Por: Armando Salgado • Admin • admin-zenda •

1.

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Gaspar Aguilera dijo que la poesía nombra, descubre, devela las regiones que están fuera y dentro del hombre. Esto como parte del prólogo del libro titulado Ritual de Medianoche, publicado en 1984; su autor, Neftalí Coria. Michel Butor dijo que la poesía permite que la imagen dure. Esta importancia de la duración de la imagen —continúa Butor— le ofrece la posibilidad de reunir diferentes épocas, diferentes aspectos de la realidad y lograr que coexistan en una misma personalidad diferentes fases. Esto mismo es Bestiario íntimo. Me recordó la región de Abrigo Santa Elina donde existen muros de piedra caliza con más de mil dibujos rupestres. Hoy en día aún prevalece esa necesidad de materializar nuestro entorno y por supuesto, nuestro interior. Lo dijo Antonio Gamoneda, la poesía no ignora la realidad exterior. Neftalí Coria sustrae de la poesía un mapa calizo con las formas que determinaron sus nuevos dibujos rupestres; fue más allá del desprendimiento común y fijó otros modelos a su devoción por escribir. El resultado fue una antología de bestias que resume lo mejor y peor de nuestra animalidad. En ella el autor dio cuerpo a su infancia y a las distintas fases de la madurez —esa otra bestia que devora los años—. La habita un ritmo mesurado y una imaginación desbordándose ante cada verso. Pienso en mis bestiarios íntimos, en esta incitación por rememorar el vacío en torno a los seres que nos han acompañado. Recuerdo las palabras de Christian Peña, escribir es un acto de agradecimiento a lo que lees. Así mismo la escritura también es el acto de reconocer a quienes han estado a tu lado. Aquí la esencia de Bestiario íntimo. Abrevar de él es un viaje sin regreso a cualquier interior.

2.

Antonio Gamoneda dijo que la poesía existe porque sabemos que vamos a morir y la poesía es, ha de ser, sobre todo ahora mismo, un lenguaje desesperado. Con la misma desesperación frente a los seres que no están, Neftalí Coria usó dos materiales para curtir este libro, su templanza y la paciencia, equilibrando el ritmo presuroso de los días con las piezas de este almanaque. En fin, el recorrido es largo, este Bestiario íntimo invita a que cada lector alumbre su interior en busca de sus “animales” queridos y por qué no hasta indeseados, como esos sueños que pican con su dura ponzoña. Cada quien hallará su cartografía. Las coordenadas que Neftalí Coria descifró fueron extraídas de las embarcaciones que han sido quemadas: al naufragio le hurtó los muertos que cada quien sabrá traducir, al amor le robó los fracasos que exasperadamente nos reviven. Este Bestiario entrega un mosaico visible para comprender la singularidad de lo íntimo.

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