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jueves, 25 abril, 2024
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Pocos pelos pero bien peinados

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Por: Jael Alvarado •

Jael Alvarado es una universitaria que ha mostrado su impulso creativo desde diversas disciplinas, desde la plástica y desde el guión radiofónico, ambas actividades se han visto enlazadas y retroalimentadas mutuamente. Su trazo fino y exhaustivo se une a su sensible creatividad dando como resultado obras bellas que procuran deleite visual y ensoñamiento surrealista.

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Los tejidos capilares, urdimbre de esta exposición, conducen desde el insondable hipotálamo hasta la mente sorprendida del espectador, mundos mágicos, evocaciones poéticas, ansias liberadoras, fauna trenzada, trapecios pilosos de aves, nidos de moluscos, señoras encopetadas de huracanes.

 

 

El cabello que une

¿Cómo sabemos que existe el viento si no es por el cabello? El mundo, la mayoría del tiempo, es transparente como una red de cristal. Sólo podemos apreciarlo mediante las formas que atraviesan nuestro propio cuerpo. El paisaje no existe. La tierra es nada. Sin el cuerpo, desaparecen los elementos y, al mismo tiempo, desaparece ese cuerpo: ojos, cara, manos, corazón. Por fortuna vivimos y tenemos un cuerpo a imagen y semejanza del mundo circundante. Y por fortuna tenemos un cabello que emula el constante movimiento del viento. Pero en este punto hay un error genérico. Debiera decir: sólo el cabello femenino evidencia la existencia del viento. O debiera decir más exactamente: sólo en el cabello de una mujer se hacen posibles las formas del mundo.

El cabello de un hombre es duro e inflexible, de corto alcance; sin embargo, el de una mujer emula las espirales del tiempo. La cabellera femenina es un espejo de la vida, unificador, con toda su sencillez y complejidad alternativas. ¿Qué dice entonces el viento en las cabelleras que dibuja Jael Alvarado? Las manos de la artista dan imagen a una sinfonía múltiple de formas. Sus mujeres se encuentran siempre soñando, con los ojos bien abiertos o entrecerrados, concibiendo las figuras de su cabeza y de su alrededor.

La mujer de los caracoles; la que se une con otra más allá del derecho y del revés; la mujer del mar; la de los tentáculos; la anciana del desierto; la del perro, el gato y las flores. Todas ellas ostentan sobre su cabeza el artificio del viento; quiero decir, los moldes que la vida misma dibuja en los corazones. Los dibujos de Jael Alvarado son la expresión de la ilimitada plasticidad del alma femenina, y más, del alma humana. Las cabelleras de Jael representan la conexión que existe entre la humanidad y la naturaleza; entre las manos y los caracoles; entre los pies y los árboles; entre los ojos y los calamares; entre las trenzas y los años. En esta serie de dibujos la artista nos devela que todo va de la mano siempre −o en este caso, del cabello−, que hay otro más allá de nuestro narcisismo y de nuestras limitaciones.

David Castañeda Álvarez

 

 

*En exhibición actualmente en Galería EME (Salida posterior del Teatro Calderón)

 

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