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jueves, 28 marzo, 2024
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Recortes del gobierno: estulticia sin estrategia económica

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Para entender las medidas francamente mentecatas de Gobierno Federal, en torno a la disminución del gasto público y el despido de personal de las dependencias federales para contener la crisis que vivimos, debemos entender la resurrección de Keynes en el mundo de la economía a partir de 2008.

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Para el economista del Estado de Bienestar y rival del neoliberalismo económico, la variable determinante de una economía es la llamada Demanda Global, que se compone del consumo que las familias, las inversiones de los empresarios, el gasto público del gobierno y las ventas al extranjero (exportaciones). Y lo que dice Keynes es que los dos fenómenos más importantes para conducir una economía, la inflación (nivel de precios) y el desempleo, dependen de esa Demanda Global. Una baja demanda genera desempleo, y una alta demanda provoca aumento de precios (inflación). Hasta la mitad de los años setenta las “recetas” keynesianas fueron un éxito contundente. Pero vino su debacle: ¿qué pasa cuando hay desempleo con inflación al mismo tiempo? Es decir, cuando se dijo que eran contrarios: uno se debía a poca demanda y otro a mucha demanda. Lo que pasó es que en los 70 ocurrió aumento de precios (inflación) pero no por causa del aumento de la demanda, sino del incremento de los costos de producción de las mercancías efecto de la subida de los precios de petróleo de esos años (de 2 a 37 dólares de un golpe). Por ello, Keynes era inútil para enfrentar este problema.

Pues bien, ahora la cosa es diferente. Después de la crisis mundial de 2008, volvemos a la combinación de desempleo con poca inflación. Y “desempleo” se puede entender no sólo como paro, sino como mediocridad en el mundo del trabajo: bajos salarios, sin seguridad social o trabajo en la informalidad (60 por ciento en México). Por ello, se actualizan ahora mismo las políticas keynesianas: la necesidad de estimular el consumo, bajar los impuestos, bajar las tasas de interés para aumentar el crédito para inversión, y expandir el gasto público. ¿Y qué hace el gobierno? Pues trata de disminuir el gasto público, y con ello, disminuir la demanda agregada; es decir, quieren resolver la crisis reduciendo las posibilidades de crecimiento económico. ¡pufff!

Y otra cosa, podíamos decir que siguen el dogma neoliberal: pero ni eso. Están en la peor de las estulticias: el dogma dice que la inflación por causas de aumento de costos de producción se resuelve aumentando la productividad (y bajando salarios). Lo que a su vez implica una fuerte inversión en el factor más importante de la productividad: la aplicación de la ciencia vía la educación superior. Pero no hacen nada de eso. La conclusión, es que ejercen un manejo de la economía sin rumbo y de acuerdo no a estrategias, sino de necesidades políticas de corto plazo del grupo gobernante. Esto se refuerza cuando vemos que los aumentos del gasto público los realizan con deuda no destinada a inversión productiva, sino a obras cosméticas o al sostenimiento de clientelas vía nómina. El peor escenario posible. En suma; tenemos un Gobierno Federal creador de rezago.

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