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jueves, 28 marzo, 2024
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Adán y Eva (todavía), de Iván Ávila

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Por: ÉVELYNE COUTEL • Admin •

Una cinta titulada Adán y Eva (todavía) no podía dejar de levantar susceptibilidades, aunque sea sólo por su parentesco con el mito que, por supuesto, es objeto de reinterpretación y reescritura, como lo evidencia la presencia del adverbio en el mismo título. De todos es conocido que después de comer del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, la pareja creada por Dios fue expulsada del Edén para proteger el camino hacia el otro árbol prohibido: el de la vida. Sin embargo, en la película del director zacatecano Iván Ávila, la versión del Genésis sufre un ligero cambio ya que antes de salir Adán y Eva probaron también el árbol de la vida, se hicieron inmortales y ahora viven en la urbe de México con apatía y hastío. Huelga decir que esta reinterpretación irreverente origina no pocas escenas eróticas que no pueden ser muy del gusto de los sectores conservadores.

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Ahora, la blasfemia no es el único motivo de la polémica que ha levantado no sólo dicha cinta sino también la producción cinematográfica global de Iván Ávila. El carácter netamente experimental, independiente y por así decirlo vanguardista de su cine explica tanto el entusiasmo de los unos como las diatribas de los otros. En Adán y Eva, por ejemplo, hay que esperar hasta el minuto 18 para que los personajes empiecen a hablar; las escenas que preceden siguen el propósito de recordar la esencia del cine como arte visual (fotografía, vestuario, maquillaje) que llega al espectador a través de los sentidos. Y en efecto, las siete nominaciones que recibió la cinta se debieron en parte a lo esmerado del contenido visual.

Está claro que el cine de Iván Ávila destaca por su dimensión inusual que perturba al espectador común, es decir, el que está acostumbrado a que se le cuente una historia con recursos que le resulten más familiares. De hecho la polémica que desencadenó su obra se vincula a la manera de concebir el cine y al sempiterno dilema entre arte de minorías o arte de masas. Cuando se estrenó Adán y Eva (con tan solo tres copias) el director afirmó : “Yo pensaba salir con una copia, pues no se trata de una cinta para masas”. Por declaraciones como ésas Ávila fue tachado de “pedante” y “pretencioso” por parte de críticos que perciben su cine como un intento de apropiarse el séptimo arte y arrancarle de sus raíces más populares, en definitiva como una manera de decirle al público algo así como “el cine es un arte y mis películas lo demuestran”.

Evidentemente, otros elogian su capacidad para crear un lenguaje visual que se aparta de lo común buscando diferentes formas de filmar y manejando todo tipo de material (por ejemplo en La vida sin memoria para dulce se utilizan filmes antiguos que el director recopiló). Sea como sea, y para quienes estén interesados en estas cuestiones y quieran hacerles preguntas al director, Iván Ávila estará presente el 4 de marzo en la Cineteca de Zacatecas con ocasión del Coloquio que organiza la Universidad Autónoma de Zacatecas en asociación con la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Sorbona de París.

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