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martes, 23 abril, 2024
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Desayuno en Tiffany’s mon ku Con la pata quebrada

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Por: ÉVELYNE COUTEL •

La Gualdra 228/Cine

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Con parte del cervantino refrán “La mujer casada y honesta, con la pata quebrada y en casa” tituló Diego Galán su documental de compilación que incorpora unos 180 extractos de películas rodadas desde los años 30 hasta los albores del siglo XXI. Películas que hablaron de la mujer y que muchas veces transmitieron los puntos de vista más machistas y retrógrados a su respecto.

Para acompañar al espectador en esta retrospectiva cinemática, una voz en off pone de manifiesto los avances logrados bajo la Segunda República, la vuelta al hogar impuesta por el franquismo y el difícil paso a la Transición Democrática, un proceso durante el cual perduraron los prejuicios más anticuados sobre las mujeres a la vez que se perfilaron nuevas fórmulas.

Además de los fotogramas exhumados también se insertan imágenes de documentales basados en la vida real, mostrando cómo el cine se constituye como reflejo de su época y atestigua el retroceso o la evolución de las mentalidades.

La iniciativa de Galán, ex director del Festival de Cine de San Sebastián y crítico de El País, también pudo apreciarse más allá de los Pirineos (fue llevado a las pantallas francesas) donde al margen de algunas excepciones como Buñuel, Saura o, por supuesto, Almodóvar el cine español es poco conocido.

Al contrario de lo que se podría pensar, el franquismo no representó a la mujer de manera monolítica; los públicos también pudieron ver mujeres soberanas, fuertes y guerreras como Agustina de Aragón, un hecho difícil de valorar positivamente ya que estos modelos femeninos cabían dentro del propósito de legitimar al nuevo régimen vinculándolo con etapas gloriosas de la historia de España.

También se ha podido decir que la aparición de semejantes mujeres correspondía a la necesidad de operar una castración metafórica sobre el público masculino para domesticar sus impulsos de rebeldía en unos tiempos en que los ciudadanos, hombres como mujeres, habían perdido el derecho al voto.

Sea como sea, el documental da a entender que al cine le costó mucho superar una representación binaria y maniquea de la mujer, o bien vista como buen ángel del hogar, o bien como destructora del mismo. Tal lo subrayó muchas veces la prensa cinematográfica publicada entre los años 20 y 50 por lo menos, la cinta muestra que los papeles femeninos eran de “buenas” o “malas” mujeres, ingenuas o vampiresas, dos categorías que podían declinarse de muchas maneras pero que siempre resultaban fácilmente identificables a través de una serie de códigos recurrentes y de una semiótica propia.

Al contemplar el desfile de trozos de celuloide tampoco puede pasar desapercibida la representación habitual de la mujer como espectáculo visual, en particular en los años 60-70 cuando la censura se ablandó y se pudieron alargar los escotes y enseñar unas espléndidas piernas. Entonces abundaron las películas que se podrían llamar “de cabaret” donde unas mujeres medio desnudas y abobadas cantaban con tono insinuante para solaz de un público masculino que se regocijaba frente a ellas y que al mismo tiempo aparecía como víctima de la tentación. Esa tendencia, que se vincula a un contexto de liberación sexual, no fue propia del cine español y aunque contrastaba con la imagen de la mujer santa o ama de casa, hay que recalcar que en un caso u otro la mujer quedaba cosificada e instrumentalizaba para satisfacer las comodidades y las fantasías de los hombres.

El espectador actual no puede dejar de preguntarse cómo el de antaño recibió unas películas que aunque hoy en día parecen inverosímiles y hasta mueven a risa, sí evidencian lo problemático que pudo ser el estatuto de la mujer y las oposiciones férreas que obstaculizaron su evolución. Desde la distancia es posible pensar que aun cuando quiso ser su oponente, el cine fue sin duda el mejor adyuvante del feminismo y no cabe duda de que en su forma más hostil al progreso consiguió provocar reacciones de desacuerdo e invitó al público progresista a protestar contra las representaciones degradantes de la mujer que se le ofrecían.

http://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-228

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